domingo, 27 de septiembre de 2009

Jesús "El Misionero" (Mt 11,1)

Este primer versículo del capítulo 11 del evangelio de Mateo sirve de conclusión al discurso misionero de Jesús dirigido a los Doce, así como de transición hacia la sección siguiente, que empezaremos a comentar la próxima semana.

Jesús ha dirigido unas palabras a los Doce como preparación para enviarlos en misión si bien, como hemos dicho, son instrucciones dirigidas a cada uno de nosotros, pues todos estamos llamados a ser misioneros, portadores de una buena noticia…

Pero una cosa llama la atención. Al concluir estas palabras, en vez de ver a los discípulos que parten para predicar, siguiendo las indicaciones de Jesús, el evangelista nos dice: "Partió de allí para enseñar..." (Mt 11,1). De este modo se nos indica que el Misionero por excelencia es Jesús y que cuando nosotros estamos en misión, es Él quien misiona a través de cada uno…

El Señor llega a nosotros a través de múltiples mediaciones… Personas que nos dan una palabra de aliento, que nos consuelan; incluso personas que nos reprenden con el deseo de ayudarnos a volver al “buen camino”, a la senda del seguimiento a Jesús…

Nuestra vida está llena de “misioneros” que han sido para nosotros portadores de buenas noticias, pero es importante que caigamos en la cuenta de que era Jesús mismo el que se acercaba a nosotros, a través de ellos, con el deseo de alcanzarnos y convertirnos, también a nosotros, en continuadores de su misión, en instrumentos para que otros puedan encontrarse con Él…

Hoy os invito a dar gracias por esos “misioneros”, a recordar sus nombres… Y os animo a que nuestra vida sea buena noticia para quienes Dios pone en vuestro camino, pues es a ellos a quienes somos enviados…

jueves, 24 de septiembre de 2009

Fiesta de la Virgen de la Merced

Hoy 24 de septiembre, la Iglesia celebra la Fiesta de la Virgen de la Merced.

Se cuenta que el 1 de agosto de 1218, Pedro Nolasco, tuvo una visita de la Santísima Virgen, dándose a conocer como La Merced, que lo exhortaba a fundar una Orden religiosa con el fin principal de redimir a los cristianos cautivos. En ese momento, la península Ibérica estaba dominada por los musulmanes, y los piratas sarracenos asolaban las costas del Mediterráneo, haciendo miles de cautivos a quienes llevaban al norte de África.

Fundada en 1218, se tienen testimonios de este nombre desde mediados del siglo XIII. En las primeras Constituciones de la Orden, en 1272, la Orden recibe ya el título de "Orden de la Virgen de la Merced de la Redención de los cristianos cautivos de Santa Eulalia de Barcelona".

Se calcula que fueron alrededor de trescientos mil los redimidos por los frailes mercedarios del cautiverio de los musulmanes. Unos tres mil son los religiosos que se consideran mártires por morir en cumplimiento de su voto.

En el año 1265 aparecieron las primeras monjas de la Merced, iniciadas por la santa María de Cervellón.

La devoción a la Virgen de la Merced se difundió muy pronto por Cataluña y por toda España, por Francia y por Italia, a partir del siglo XIII con la labor de redención de estos religiosos y sus cofrades. Con la Evangelización de América, en la que la Orden de la Merced participó desde sus mismos inicios, la devoción se extendió y arraigó profundamente en todo el territorio americano.

La iconografía usada para representar a esta Virgen de la Merced, es aquella cuya vestimenta es su manto (a partir del siglo XVI, con el hábito de la orden de la Merced), mientras ora o cobija bajo él a un grupo de presos cautivos, pero también a santos, o personas de todas las clases sociales.

Con esta advocación, enraizada en la piedad popular, queremos expresar uno de los atributos o cualidades de la Virgen María.

Merced deriva del latín “merx”, que significa mercadería, merces, paga, recompensa, así como acto de benevolencia, beneficios graciosos. Por tanto, con esta advocación invocamos a María como protectora y, sobre todo, como Madre de Misericordia, portadora de todo bien…

Que la Virgen María, bajo la advocación de la Merced, nos conceda del Señor todas las gracias que necesitamos y que ella mejor que nadie conoce.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Palabras de Jesús a los misioneros VI: No os desaniméis… (Mt 10, 16-25)

Este discurso de Jesús a los misioneros que estamos comentando, trae palabras cargadas de ánimo y fortaleza…

Como ya hemos dicho, Jesús no nos engaña… Quien vive de acuerdo a los valores del Evangelio, será perseguido… ¿Por qué? Porque pone en peligro el statu quo, porque deja en evidencia algunos comportamientos incorrectos o pone en peligro muchos intereses ocultos. Y, repito, quien vive de acuerdo a los valores del Evangelio… Es decir, incluso personas que no se confiesan cristianas, tendrán dificultades cuando intenten construir un mundo más justo, luchar contra la corrupción, rescatar a jóvenes de los prostíbulos o a niños la calle… Creo que no es necesario demostrar esta afirmación pues es evidente a lo largo de la historia, incluido los tiempos actuales… De hecho, los grandes defensores de los Derechos Humanos suelen estar perseguidos y no pocos terminan asesinados… Pero, sin ir más lejos, hace poco llegó a mis manos el libro “Sonrisas de Bombay”, que narra el testimonio de un chico catalán que lo ha dejado todo para dedicarse a rescatar de la calle, de la pobreza y de las mafias, a niños de la India… y, actualmente, tiene que ir con escolta porque a la policía le consta que está en la lista de las mafias locales…

Esto, siendo una realidad, no nos debe llevar al desánimo… La gran tentación ante las dificultades es tirar la toalla, pensar que no hay nada que hacer, o sencillamente mandar a todo el mundo a la porra… Pero, no, Jesús non invita a perseverar, a mantenernos firmes y fieles hasta el final (v. 22). El mal no puede ganar la batalla… y la gana cuando nosotros dejamos de hacer el bien, el poco o mucho bien que podemos…

Más aún, Jesús nos invita a “sacudirnos el polvo de los pies”; es decir, si en un lugar no somos bien acogidos, tampoco es cuestión de ir por la vida de “mártires”, sino que tenemos que continuar nuestro camino… (v. 23).

Una vez más, no lo olvidemos, a lo que se nos invita es a ser como Jesús, que se mantuvo fiel a su misión, fiel en su compromiso con los débiles y oprimidos de nuestro mundo, fiel en anunciar que Dios es Padre, aunque en ello le fuera la vida… Por eso, la mayor recompensa es ésta: Ser discípulos que llegan a ser como su Maestro (v. 25).

domingo, 13 de septiembre de 2009

Palabras de Jesús a los misioneros V: “Cuando os persigan, no os preocupéis” (Mt 10, 16-25)

Como veréis, este texto que hemos oído un millón de veces no deja de sugerirnos cosas muy importantes… Aunque hago la intención de pasar a los versículos siguientes, al releerlo veo que quedan muchas cosas por decir… Realmente el Evangelio es inagotable.

Jesús dice: “Cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué vais a decir…” (v. 19). Es un modo de decirnos: Cuando te ataquen injustamente, no pienses rápidamente en cómo defenderte… ¡Qué difícil es esto…! Tendemos enseguida a las justificaciones o sencillamente a defendernos de lo que nos parece injusto… Y el Señor nos dice: “No os preocupéis…” Pero, con ello no nos dice que estemos impávidos ante lo que sucede a nuestro alrededor. Poco antes nos ha dicho: “por mi causa seréis entregados... para que deis testimonio de mí” (v. 19). Es decir, Jesús nos llama a aprovechar esa ocasión para dar testimonio del Evangelio, para vivir las circunstancias adversas con la confianza puesta en Él. Por eso también, acto seguido, añade: “Lo que tengáis que decir se os comunicará en aquel momento. Porque no seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros…” (v. 20)

Jesús no nos deja abandonados a nuestra suerte, ni pide que callemos estoicamente ante las injusticias que nos infringen, lo que nos pide es no vivir centrados en nosotros mismos, obsesionados con nuestra autodefensa, sino abandonados en sus manos, confiando en que Él mismo saldrá por nosotros diciéndonos qué es lo que tenemos que decir para que no sean palabras nuestras, las que brotan de nuestros miedos o justificaciones, sino palabras suyas, palabras cargadas de amor, de verdad, de vida, aunque sean palabras de denuncia…

Una vez más, Jesús nos invita a la confianza, a no tener miedo a los conflictos, a sobrellevar las dificultades y contrariedades de la vida, intentándolas vivir desde los valores del Evangelio… No una confianza “bobalicona”, sino la de quien sabe que Dios viene a nuestro lado, no para evitarnos los conflictos, sino para ayudarnos a vivirlos de manera que no nos dañen internamente ni dañemos a los demás, sino que, incluso, sean ocasión de dar a conocer al amor y misericordia del Padre.

Continúa...

jueves, 10 de septiembre de 2009

El Placer de Servir (Colaboración)

Toda la Naturaleza es un anhelo de servicio.
Sirve la nube, sirve el aire, sirve el surco.

Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú;
donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú;
donde haya un esfuerzo que todos esquiven, aceptalo tú.

Sé el que apartó la molesta piedra del camino;
sé el que apartó el odio de entre los corazones
y las dificultades del problema.
Existe la alegría de ser sano y la de ser justo;
pero hay, sobre todo, la hermosa, la inmensa alegría de servir.

¡Qué triste sería el mundo si todo en él estuviera hecho,
si no hubiera un rosal que plantar, una empresa que acometer!
Que no te llamen solamente los trabajos fáciles,
¡es tan bello hacer lo que otros esquivan!

Pero no caigas en el error de que sólo se hace mérito
con los grandes trabajos;
hay pequeños servicios que son buenos servicios:
adornar una mesa, ordenar unos libros, peinar una niña.
Aquel es el que critica, éste el que destruye, sé tú el que sirve.

El servir no es faena de inferiores.
Dios, que dá el fruto y la luz, sirve.
Pudiera llamársele así, el que sirve.
Tiene sus ojos fijos en nuestras manos y nos pregunta cada día:
¿serviste hoy? ¿a quién? ¿al árbol, a tu amigo?

Gabriela Mistral

domingo, 6 de septiembre de 2009

Palabras de Jesús a los misioneros IV: Algunas advertencias II (Mt 10, 16-25)

La semana pasada, al comentar este pasaje, nos centramos en su mensaje central: la advertencia de Jesús a sus seguidores de que serán perseguidos. Por tanto, que nadie se sorprenda… Sin embargo, no pudimos comentar algunas de las imágenes que aparecen en el texto y que son muy ricas.

En primer lugar, Jesús dice: “Os envío como ovejas en medio de lobos”. La oveja suele ser símbolo de mansedumbre, pues es considerado un animal inofensivo, manso, incluso estúpido. El lobo, en cambio, es símbolo de agresividad. Con estas dos imágenes se nos viene a decir que el Señor sabe que somos enviados a un mundo que muchas veces se nos presentará hostil, y que en ese mundo, si vivimos de acuerdo a los valores del Evangelio, en no pocas ocasiones seremos considerados ingenuos, incluso estúpidos… ¿No recordamos, acaso, expresiones tales como: no seas tonto/a, defiéndete? O, mira que eres tonto, haber desaprovechado la oportunidad de pagarle con la misma moneda… Mira que eres tonto, haber ayudado a ése que ha hablado mal de ti…, etc., etc… Pero, ¡ojo!, una cosa es que nos consideren tontos y, otra, que lo seamos realmente… Vivir de acuerdo a los valores del Evangelio no es una tontería, es la manera más verdaderamente humana de realizarnos como personas… ¿O acaso es más listo el que vive con odio y rencor en el corazón, pisando a los demás, o simplemente viviendo con indiferencia ante quienes lo rodean? ¿Es acaso más feliz? Pues no… Puede que quien vive el evangelio se “complique” la vida, pero os aseguro que es más feliz pues vive siguiendo esas llamadas profundas que habitan en su corazón… ¿O acaso no lo habéis experimentado alguna vez? Responder con la misma moneda puede que nos ocasione un placer momentáneo, incluso hasta nos puede granjear alabanzas: “¡bien hecho!”, pero, en el fondo, no nos deja bien, pues sabemos que no hemos actuado correctamente…

Junto a esta imagen de oveja-lobo, Jesús nos propone otra imagen. Nos dice: “Sed pues prudentes como las serpientes y sencillos como las palomas”. Nuevamente, la imagen de dos animales.

Habitualmente los comentaristas se centran en la figura de la paloma y nos hablan de ser sencillos… Sí, eso está bien… Para “defendernos” de los lobos, de los “ataques”, no podemos luchar con sus mismas armas, buscando argucias, sino que tenemos que mantenernos auténticos, siendo lo que somos realmente, eso es la sencillez. Pero, ¿qué significa ese ser prudentes como serpientes?

Es significativo que Jesús aplique a la serpiente la cualidad de prudente y no de astuta. En eso refuerza la idea anterior, la astucia, entendida como doblez, como engaño, no es un valor evangélico; lo que se nos pide es prudencia. Con esto se matiza la imagen de la oveja. Ser inocentes, ser auténticos, ser sencillos, no quiere decir ser tontos. Sabernos entre lobos nos exige cautela, prudencia. De hecho, la serpiente, sobre todo la de campo, no anda buscando pleito ni va por allí mordiendo sin más… Su postura es la de esconderse de quien puede hacerle daño, de hacer lo que tiene que hacer pero pasando desapercibida, precisamente para no ser atacada. Más aún, cuando está en peligro, se enrolla sobre sí para protegerse… Por tanto, sencillez y prudencia, saber movernos en un mundo hostil sin exponernos innecesariamente; sin huir del peligro, pero sin buscarlo temerariamente… Es decir, ser como Jesús… Él no tuvo reparo de enfrentarse con los judíos cuando fue necesario, pero sabía muy bien evitarlos… Por eso prefería andar por Galilea y no por Judea aunque, llegado el momento, hizo lo que tenía que hacer, y subió a Jerusalén… No iba buscando pleito… pero, si era preciso decir una palabra de verdad, defender a los débiles, denunciar una injustica, lo hacía… pero no con agresividad, sino con verdad…

Ser cristianos no es ser tontos, pero tampoco ir por la vida de listos… Se nos recomienda sensatez y equilibrio, prudencia y valentía… Una vez más, lo que se nos pide es ser como Jesús…

Continúa...