domingo, 29 de noviembre de 2009

I Domingo de Adviento (Ciclo C) "Estad siempre despiertos"

Os comparto este comentario de José A. Pagola para las lecturas de este primer domingo de Adviento.

Los discursos apocalípticos recogidos en los evangelios reflejan los miedos y la incertidumbre de aquellas primeras comunidades cristianas, frágiles y vulnerables, que vivían en medio del vasto Imperio romano, entre conflictos y persecuciones, con un futuro incierto, sin saber cuándo llegaría Jesús, su amado Señor.

También las exhortaciones de esos discursos representan, en buena parte, las exhortaciones que se hacían unos a otros aquellos cristianos recordando el mensaje de Jesús. Esa llamada a vivir despiertos cuidando la oración y la confianza son un rasgo original y característico de su Evangelio y de su oración.

Por eso, las palabras que escuchamos hoy, después de muchos siglos, no están dirigidas a otros destinatarios. Son llamadas que hemos de escuchar los que vivimos ahora en la Iglesia de Jesús en medio de las dificultades e incertidumbres de estos tiempos.

La Iglesia actual marcha a veces como una anciana "encorvada" por el peso de los siglos, las luchas y trabajos del pasado. "Con la cabeza baja", consciente de sus errores y pecados, sin poder mostrar con orgullo la gloria y el poder de otros tiempos.

Es el momento de escuchar la llamada que Jesús nos hace a todos.

«Levantaos» , animaos unos a otros. «Alzad la cabeza» con confianza. No miréis al futuro solo desde vuestros cálculos y previsiones. « Se acerca vuestra liberación». Un día ya no viviréis encorvados, oprimidos ni tentados por el desaliento. Jesucristo es vuestro Liberador.

Pero hay maneras de vivir que impiden a muchos caminar con la cabeza levantada confiando en esa liberación definitiva. Por eso, «tened cuidado de que no se os embote la mente». No os acostumbréis a vivir con un corazón insensible y endurecido, buscando llenar vuestra vida de bienestar y placer, de espaldas al Padre del Cielo y a sus hijos que sufren en la tierra. Ese estilo de vida os hará cada vez menos humanos.

«Estad siempre despiertos». Despertad la fe en vuestras comunidades. Estad más atentos a mi Evangelio. Cuidad mejor mi presencia en medio de vosotros. No seáis comunidades dormidas. Vivid «pidiendo fuerza». ¿Cómo seguiremos los pasos de Jesús si el Padre no nos sostiene? ¿Cómo podremos « mantenernos en pie ante el Hijo del Hombre»?

jueves, 26 de noviembre de 2009

Comienza el Tiempo de Adviento: Vivamos con esperanza

El próximo domingo daremos inicio a un nuevo Año Litúrgico y empezaremos el Tiempo de Adviento.
Como dice una canción: El Tiempo de Adviento es un "tiempo de espera, tiempo de esperanza". En los tiempos que corren, donde sólo se escucha hablar de crisis y catástrofes, donde parece que no existe más esperanza que vivir el presente bajo el lema: "comamos y bebamos que mañana moriremos", este tiempo nos invita a descubrir y a celebrar, una vez más, que nuestra vida tiene futuro, un futuro que no es sin más fruto de nuestro esfuerzo, sino un futuro que es esperanzador porque de Dios venimos, en él vivimos y hacia él se dirige nuestra existencia.
Sí, amigos... El Señor un día quiso poner su morada entre nosotros y, desde entonces, vive para siempre a nuestro lado, animándonos en nuestro camino hacia la casa del Padre e invitándonos a vivir con sentido... comprometiéndonos en el presente con un compromiso generoso en el servicio a los demás, pero sin perder de vista nuestra meta: Jesús.
Preparémonos con ilusión... No dejemos que la publicidad navideña que sólo nos invita al consumo nos robe el verdadero sentido de lo que estamos celebrando.
Y así como todo lo bueno necesita que vayamos preparando el corazón para acogerlo y celebrarlo, os recomiendo que también este año vivamos esa hermosa tradición que es la Corona de Adviento que explicamos con detalle el año pasado.
Y sí, en medio de situaciones muchas veces difíciles, digamos al mundo que es posible vivir con esperanza.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo (Ciclo C)

Hoy culmina el Año Litúrgico con la Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo. Como hemos dicho en ocasiones anteriores, las fiestas litúrgicas intentan poner de relieve aspectos importantes de la fe cristiana y destacar rasgos relevantes de Jesús, de la Virgen, entre otras cosas.
La Solemnidad que hoy celebramos la comenté el año pasado, por lo que en esta ocasión querría tan sólo señalar un aspecto clave de la misma: la presentación de Jesús como centro, fundamento, principio y fin de todo lo que existe... Él es "Rey", porque es el único de quien verdaderamente depende nuestra vida, Él único por quien merece la pena darlo todo...
Por eso, he pensado más bien dedicaros este vídeo que lo que viene a decir es que: Dado que todo lo hemos recibido del Señor, por nuestra parte lo que corresponde es ofrecerle a Él toda nuestra existencia...

jueves, 19 de noviembre de 2009

El camino hacia la felicidad

Si bien no hay recetas para la felicidad, sí que hay caminos en los que varios autores coinciden:
  1. Descubrir todo lo bueno que tenemos.
  2. Asumir serenamente nuestras partes negativas o defectos.
  3. Vivir abiertos hacia el prójimo.
  4. Tener un gran ideal que centre nuestra existencia y dirigirnos hacia él pese a los tropiezos.
  5. Creer en el bien y saber esperar.
  6. Preocuparse más en amar que en ser amados.
  7. Tratar de realizar un trabajo que nos guste.
  8. Revisar constantemente nuestra escala de valores de modo que no nos movamos por valores superficiales.
  9. Descubrir que Dios es alegre.
  10. Procurar sonreír siempre, aunque no tenga ganas.

domingo, 15 de noviembre de 2009

“Yo te bendigo, Padre…” (Mt 11, 25-30)

Recordemos que nos encontramos comentado la sección del evangelio de Mateo dedicada a presentar el rechazo del que fue objeto Jesús entre sus contemporáneos (cc. 11-13)… Primero nos ha dicho la dificultad de Juan Bautista en aceptar el mesianismo “amable” de Jesús (Mt 11,2-6; Mt 11,7-15)… Luego nos ha hablado de la cerrazón de muchos que siempre ponen excusas con tal de no abrirse realmente a Dios (Mt 11,16-19; Mt 11, 20-24)… Mateo va a cerrar esta primera parte, con un texto hermoso, muy conocido por todos: “Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios e inteligentes y se las has revelado a los pequeños… Sí, Padre, así te ha parecido bien”.

Después de haberse lamentado por la poco acogida de su mensaje, Jesús eleva una oración agradecida, exultante… Jesús aparece conmovido al ver una paradoja: Resulta que los sabios e inteligentes, aquellos que estarían supuestamente mejor preparados para acogerlo, no entienden su mensaje. En cambio, aquellos que son despreciados por los doctores de la ley, por los entendidos en las Escrituras, por los observantes de todos los preceptos religiosos, resulta que son los que realmente entienden a Jesús, captan su mensaje y se abren a su acción… ¡Qué cosas!

En realidad, es una triste paradoja… Es como si muchas veces el “saber” demasiado, no nos permitiera abrirnos realmente a Dios… ¿Será porque tenemos demasiada ideas preconcebidas dentro, porque estamos “llenos”? ¿O acaso nos creemos en tal posesión de la verdad que somos incapaces de ver las cosas como realmente son y abrirnos a la novedad del Evangelio? No lo sé, sólo sé que la gente sencilla parece más preparada y mejor dispuesta para entender el mensaje de Jesús… Y no porque sean “mejores”… Sino sencillamente porque parecen tener menos pre-juicios… O porque no le dan tanta vueltas a la cabeza buscándole más patas al gato, sino que escuchan con claridad y nitidez el mensaje de Jesús…

Que el Señor nos dé un corazón sencillo para escuchar con claridad su evangelio y, como decía San Francisco de Asís, vivirlo “sin glosa”… Pues no se trata de saber muchas cosas sino de acoger a Dios en nuestra vida y de vivir de acuerdo a lo que Él pone en nuestro corazón…

jueves, 12 de noviembre de 2009

Y Dios dijo...

Si nadie te ama, mi alegría es amarte.
Si lloras, estoy deseando consolarte.
Si eres débil, te daré mi fuerza y mi alegría.
Si nadie te necesita, yo te busco.
Si eres inútil, yo no puedo prescindir de ti.
Si estás vacío, mi ternura te colmará.
Si tienes miedo, te llevo en mis brazos.
Si quieres caminar, iré contigo.
Si me llamas, vengo siempre.
Si te pierdes, no duermo hasta encontrarte.
Si estás cansado, soy tu descanso.
Si pecas, soy tu perdón.
Si me hablas, trátame de tú.
Si me pides, soy don para ti.
Si me necesitas, te digo: estoy aquí dentro de ti.
Si te resistes, no quiero que hagas nada a la fuerza.
Si estás a oscuras, soy lámpara para tus pasos.
Si tienes hambre, soy pan de vida para ti.
Si eres infiel, yo soy fiel contigo.
Si quieres hablar, yo te escucho siempre.
Si me miras, verás la verdad en tu corazón.
Si estás en prisión , te voy a visitar y liberar.
Si te marchas, no quiero que guardes las apariencias.
Si piensas que soy tu rival, no quiero quedar por encima de ti.
Si quieres ver mi rostro, mira una flor, una fuente un niño.
Si estás excluido, yo soy afiliado.
Si todos te olvidan, mis entrañas se estremecen recordándote.
Si no tienes a nadie, me tienes a mi.
Si eres silencio, mi palabra habitará en tu corazón.

domingo, 8 de noviembre de 2009

No hay manera de daros gusto… (Mt 11, 16-19)

Seguramente todos vosotros habéis conocido personas a las que no hay manera de dar gusto… Hagas lo que hagas, les parecerá mal… Si les preguntas cómo están, te metes donde no te llaman; y si no les dices nada, resulta que no te preocupas por ellos… En fin… Pues ésta fue la experiencia de Jesús con sus contemporáneos… Y parece ser que es ésta la experiencia de Dios con nosotros…

Jesús acaba de elogiar a Juan Bautista, aunque siempre ha dejado claro que con él se cierra una etapa, la de la espera…

El evangelista Mateo aprovecha esta ocasión para transmitir otra de las tradiciones que circulaban sobre Juan, la que lo había catalogado como endemoniado dado su estilo de vida extremadamente austero. Jesús alude a esta crítica para hacer caer en la cuenta de que en realidad los dirigentes judíos no están en disposición de acoger a ningún mensajero de Dios… Dicen no aceptar a Juan porque es un endemoniado, pero resulta que tampoco aceptan a Jesús, pues lo catalogan de “comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores” (v. 19)… Parece ser que en el fondo la actitud es la de poner siempre excusas para no seguir el camino del Señor sino para seguir nuestro propio camino, nuestra manera de ver las cosas…

Este episodio también refleja el hecho de que Jesús fue causa de escándalo por su comportamiento… Comer con publicanos y pecadores resultaba provocador… ¿Cómo podía ser mensajero de Dios alguien que se acercaba a aquellos que vivían de espaldas a Dios, que no cumplían la Torá, que incluso explotaban a sus hermanos?

Sí, amigos, Jesús es desconcertante… No se ajusta sin más a nuestros esquemas mentales, a nuestra obsesión de dividir el mundo en buenos y malos, en creyentes e increyentes, etc. Para él, todos somos hijos de Dios… Y Dios no es un Dios triste… Dios es el Dios de la fiesta, de la comunión, del compartir… Por eso, cabría preguntarnos, ¿a qué Dios seguimos?

Ojalá nuestro ser cristianos nos lleve a experimentar también internamente la alegría que sentía Jesús y, sobre todo, nos lleve a acercarnos a todos sin exclusiones, con el deseo de hacerles experimentar, también, que Dios es Dios de todos, sin excluir a nadie… Éste sería el mejor modo de “hablar bien” de Dios… Y esto sí que sería una buena noticia…

Y ojalá no seamos como aquellos niños de la plaza a quien no hay cómo complacer… Cuántas veces no hacemos más que quejarnos de Dios, de la Iglesia… Dejemos de recriminar tanto y sigamos el camino que Jesús nos propone…

domingo, 1 de noviembre de 2009

Fiesta de Todos los Santos

Hoy la Iglesia nos invita a celebrar la Fiesta de Todos los Santos.
Como hemos dicho en ocasiones anteriores, estas celebraciones litúrgicas pretenden poner de relieve aspectos muy importantes de nuestra fe y estimularnos a vivir de manera más consciente y comprometida nuestro seguimiento a Jesús.
La fiesta de Todos los Santos suele ser muy celebrada en todos los lugares, aunque suele asociarse a lo que conocemos como el Día de los Difuntos, que en realidad se celebra el día siguiente, 2 de noviembre. Sin embargo, ambas fiestas son claramente distintas.
El hacer presentes a “Todos los Santos”, pretende, básicamente, dos cosas. Por una parte, recordarnos que son muchos los hombres y mujeres que a lo largo de la historia han seguido a Jesús muy de cerca y se han identificado con él, aunque no estén ahora mismo en los altares… Son muchos más los “santos” que no han sido canonizados, que los que aparecen en el Santoral… Es decir, el camino de la santidad no es para unos pocos, sino que ha sido recorrido por muchas personas, la mayoría de ellas, anónimas… Por eso, el segundo mensaje es precisamente éste: Todos los cristianos estamos llamados a la santidad…
Esta expresión a día de hoy suena bastante “rara”… Y es una pena… Pues ésta es nuestra gran vocación, aquí se juega nuestra plena realización personal… Sólo si somos santos llegaremos a ser aquello a lo que estamos llamados a ser… ¡Ésa es nuestra meta!
Esto nos lleva a reflexionar, entonces, sobre qué es la santidad, qué significa ser santos.
Lamentablemente muchos creen que ser santos es ser “perfectos”, entendido esto como el no cometer fallos ni tener debilidades… Y, claro, esto es humanamente imposible… Entonces, ¿qué es ser santos? Jesús nos los dice en el evangelio: Sed santos como vuestro Padre celestial es santo… Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto… Y, añade, sed perfectos como vuestro Padre que hace salir el sol sobre buenos y malos, sobre justos e injustos; es decir, es bueno con todos… La expresión “externa” –si podemos hablar así– consiste en ser bondadosos, en amar con ese amor incondicional que proviene de Dios y que, gracias a nosotros, puede llegar a quienes nos rodean… Pero eso no es resultado de un mero voluntarismo, no… El verdadero origen de la santidad es nuestra unión con Dios… Cuando estamos cerca del Señor, cuando nos alimentamos de su Palabra, de su Cuerpo y de su Sangre, cuando acogemos su perdón, su amor, su misericordia, nosotros nos convertimos también en canal de ese mismo amor, bondad, ternura y misericordia… Ser santos es ser canales por los que Dios pasa… Ser santos, es estar tan unidos, tan identificados con Jesús, que Él puede obrar y actuar a través de cada uno de nosotros… Ser santos, es dejar que esas llamadas internas a hacer el bien, a ayudar, a perdonar, sean acogidas en nuestro corazón y llevadas por obra… Ser santos, es actuar como sentimos que el Señor espera de nosotros…
No se trata de hacer cosas “extrañas”, ni de tener experiencias místicas extraordinarias, ni de realizar milagros… No… Se trata de amar, de amar como Jesús, de dejar que Jesús ame en nosotros… En pequeños gestos, en pequeños detalles…
Sí, amigos, estamos llamados a la santidad… A dejar que el Señor inunde nuestro ser de su amor y de su vida para que ese amor y esa vida inunden nuestro pequeño mundo y llegue a todos aquellos que nos rodean…
Celebremos, por tanto, a todos aquellos que ya han recorrido este camino, personas que seguramente hemos conocido… Encomendémonos a nuestros amigos, los santos, para que nos ayuden en el seguimiento a Jesús… Y estimulémonos a recorrer ese camino, contando con la ayuda del Señor y con nuestro deseo de seguirle y amar como nosotros mismos somos amados…