Si bien no hay recetas para la felicidad, sí que hay caminos en los que varios autores coinciden:
- Descubrir todo lo bueno que tenemos.
- Asumir serenamente nuestras partes negativas o defectos.
- Vivir abiertos hacia el prójimo.
- Tener un gran ideal que centre nuestra existencia y dirigirnos hacia él pese a los tropiezos.
- Creer en el bien y saber esperar.
- Preocuparse más en amar que en ser amados.
- Tratar de realizar un trabajo que nos guste.
- Revisar constantemente nuestra escala de valores de modo que no nos movamos por valores superficiales.
- Descubrir que Dios es alegre.
- Procurar sonreír siempre, aunque no tenga ganas.
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