miércoles, 30 de diciembre de 2009

Oración de Fin de Año

Al terminar el año, siempre se tiende a hacer un “balance” de todo lo ocurrido… Se hace un balance contable, ver las pérdidas y ganancias… Un balance político, un balance… Con ello, a fin de cuentas, queremos ver si ha sido un año bueno o un año malo…

La Iglesia Católica, en el último día del año, tiene una hermosa liturgia denominada “Te Deum”, en alusión a las primeras palabras de un himno compuesto en latín que empieza diciendo: “A Ti, Señor…” Este hermoso cántico es, sobre todo, un himno de Acción de Gracias… Con ello se nos invita a terminar el año no mirándonos a nosotros mismos, lo que hemos hecho o dejado de hacer, lo que nos ha ido bien, mal o regular, sino mirando a Dios, de quien procede todo bien… Se nos invita a ver el año que está a punto de terminar con unos ojos y un corazón agradecidos… A pesar de todos los pesares, Dios siempre nos ha bendecido con su amor, con su gracia, con su presencia… La bendición de Dios no es la ausencia de calamidades; éstas forman parte de la vida. Su bendición es su compañía amorosa que nos permite caminar por la vida de manera confiada y segura, en medio de las dificultades y sufrimientos… Su bendición son tantos beneficios, pequeños y grandes, con los que rodea nuestra existencia, la salud, los amigos, el trabajo, la fe… Su bendición es su vida que nos habita, su amor que nos envuelve, su misericordia que nos acoge como somos, en nuestras debilidades y pecados…

Por eso, os invito a terminar esta año haciendo una oración de acción de gracias… Podéis uniros a alguna que ya esté organizada en vuestras parroquias (en muchos lugares se tienen vísperas o eucaristías dedicadas a este fin). Pero también os invito a hacer vuestra propia oración de fin de año. Podéis hacerla de manera individual o podéis hacerlo en familia o con amigos que deseen unirse a esta intención.

Su estructura es muy sencilla.

  1. Nos ponemos en la presencia del Señor. Podemos encender una vela, hacer la señal de la cruz…
  2. Dedicamos unos minutos a pensar en todo lo vivido durante el año que estamos a punto de terminar y cada uno intenta destacar al menos tres cosas por las que le daría gracias a Dios… Después de un momento de silencio, las podemos compartir en voz alta, diciendo: Te doy gracias, Señor por…
  3. A continuación, dedicamos también unos minutos a pedir perdón por aquello que nos gustaría haber hecho de otro modo… Por no haber amado lo suficiente, por… Dejamos unos minutos en silencio y, luego, lo podemos compartir, o en voz alta, o podemos sencillamente escribirlo en un papel y depositarlo en un recipiente para, al terminar, quemarlos, como señal de que el Señor perdona todas nuestras faltas y recoge nuestros buenos deseos.
  4. Podemos terminar la oración presentándole al Señor nuestros deseos, peticiones e intenciones para el año que está a punto de comenzar… Esto también sería bueno hacerlo en voz alta… (os puede ayudar la oración que os propuse el año pasado).
  5. Terminamos rezando un Padrenuestro, un Ave María y un Gloria.

Que terminemos el año con el corazón agradecido y con el deseo de que el año que estamos a punto de estrenar, lo vivamos en la presencia del Señor, con el deseo de amarlo y servirlo mejor en todos aquellos que nos rodean.

domingo, 27 de diciembre de 2009

Fiesta de la Sagrada Familia (2009)

El primer domingo después de la Navidad, la Iglesia celebra la fiesta de la Sagrada Familia. Ésta es también una buena oportunidad para la reflexión…

En muchos países, el tema de la familia se ha convertido en un argumento de contenido ideológico… Pretenden presentar la familia, tal como se ha entendido toda la vida, como algo anacrónico, asociando la comprensión de la familia compuesta sencillamente por el padre, la madre y los hijos, como una concepción “tradicional” y “conservadora” (en el peor de los sentidos), defendida por la Iglesia Católica. En cambio, intentan “vendernos”, ¿o imponernos?, otros “modelos de familia”, como si éstas fueran posturas más “progresistas” y abiertas…

Plantear este tema como algo ideológico, lo único que hace es enturbiar el debate…

La familia no es algo ideológico… Si hay algo “natural”, entendido como algo sencillamente espontáneo, es la familia… ¿O acaso no es lo más natural del mundo que un niño crezca rodeado del amor de aquellos que lo han concebido y lo han traído al mundo, y que están dispuestos a dar su vida por él, por su bienestar?

Hay demasiados estudios que demuestran que el ámbito más sano en el que un ser humano puede crecer y desarrollarse es precisamente un ámbito en el que el amor sea la atmósfera natural. Y, sin duda, este ámbito, normalmente, es la familia… Estos mismos estudian que donde falta estabilidad familiar y el amor de los padres ha estado ausente, queda seriamente comprometida la maduración de la persona… Y eso, como veréis, no tiene nada que ver con la religión católica… Si la Iglesia Católica –y no sólo– defiende este planteamiento, no es por razones “dogmáticas”, sino porque su único interés es la defensa y el bienestar de los más pequeños, los más indefensos, en este caso, los niños…

Para colmo, el debate se plantea dentro de la defensa de los derechos individuales… ¡Cada uno puede vivir como quiere y con quien quiera…! Y, sí, sin duda… Pero el tema no es ese, sino lo que está en juego es el bienestar de terceros, de niños a los que se les quiere hurtar el derecho a crecer rodeados de sus progenitores, de un padre, de una madre y, ojalá, de hermanos… No se trata de defender mis derechos individuales, sino de defender el derecho de los más débiles y los más pequeños…

En este contexto, celebrar la Fiesta de la Sagrada Familia, tiene particular importancia…

El día de Navidad celebrábamos esa increíble decisión de Dios de hacerse uno de nosotros, de compartir nuestra suerte… Y hoy celebramos que el ámbito en el que quiso crecer y desarrollarse fue el de una familia sencilla, trabajadora…

No vino ya adulto, formado, “terminado”… sino que se fue “haciendo” y, para ello, necesitó de una madre y de un padre que lo acompañara en este “irse haciendo hombre”.

No caigamos en la provocación de politizar el debate… Defendamos la familia no por ideología, sino por convicción… Y si esto es ser “conservadores”, ¡seámoslo!... Definitivamente hay cosas que hay que conservar si queremos ayudar a construir una sociedad más sana y deseamos a nuestros niños un futuro rodeado del cariño de sus padres…

lunes, 21 de diciembre de 2009

Una Navidad diferente (Colaboración)

Te invito a celebrar una Navidad distinta, con algo más de conciencia en que en Navidad, Jesús es quien cumple años y lógicamente todos queremos homenajear al Cumpleañero, pero lo cierto es que siendo el Cumpleaños de Jesús, nos regalamos entre nosotros solamente. Hoy quiero que junto a esta experiencia, vivas el Evangelio y te diré cómo hacerlo.

Cuando salgas de compras para esos regalos que irán debajo del árbol, dispondrás de unas monedas más, para comprar un regalo extra, ese regalo también irá debajo del árbol pero la etiqueta o tarjeta dirá, “Para Jesús que vive en Ti”, solo eso dirá, no importa lo que contenga el regalo.

Si tu economía es buena, comprarás o un juguete o una prenda de vestir nueva, si tu economía es pequeña, comprarás unos dulces solamente, no importa el valor de lo que hay en el interior, el valor estará en la etiqueta o tarjeta que pondrás externamente.

Cuando tengas ese paquetito listo, lo pondrás debajo del árbol navideño, y el día 25, cuando se repartan los regalos a todos, el único que deberá quedar debajo del árbol será el de Jesús, porque es para Él. A partir del día 26 llevarás en tu bolso o maletín ese regalo contigo o lo dejarás en tu casa, esperando a que Jesús lo venga a retirar, eso lo eliges tú.

Seguramente en esos días, alguien, algún pequeño, alguna persona con carencias, alguien que necesita, te dirá que le ayudes, ese es Jesús que viene a buscar su regalo, dáselo pero sobretodo que la tarjeta o etiqueta esté en el presente, entonces esa persona leerá lo que tú has escrito, "Para Jesús que vive en Ti".

Te puedo asegurar que te emocionarás, y esa persona que Dios ha puesto en tu camino, jamás olvidará lo que allí leerá y por siempre le quedará en su alma, entonces allí se habrá cumplido el Evangelio "Todo lo que hagas al más pequeño, a Mí me lo haces".

Juntos hagamos que esta Navidad, nos deje una enseñanza en el alma, sé que todos tienen problemas económicos, al menos la gran mayoría, pero un dulce... no hará más pobre a ninguno de nosotros y les aseguro que será el dulce más dulce del mundo.

domingo, 20 de diciembre de 2009

IV Domingo de Adviento (Ciclo C): "Rasgos de María"

Durante este Adviento he preferido compartir con vosotros los comentarios de J. A. Pagola a los textos de la liturgia. Una semana más, aquí lo tenéis.

La visita de María a Isabel le permite al evangelista Lucas poner en contacto al Bautista y a Jesús antes incluso de haber nacido. La escena está cargada de una atmósfera muy especial. Las dos van a ser madres. Las dos han sido llamadas a colaborar en el plan de Dios. No hay varones. Zacarías ha quedado mudo. José está sorprendentemente ausente. Las dos mujeres ocupan toda la escena.

María que ha llegado aprisa desde Nazaret se convierte en la figura central. Todo gira en torno a ella y a su Hijo. Su imagen brilla con unos rasgos más genuinos que muchos otros que le han sido añadidos posteriormente a partir de advocaciones y títulos más alejados del clima de los evangelios.

María, «la madre de mi Señor». Así lo proclama Isabel a gritos y llena del Espíritu Santo. Es cierto: para los seguidores de Jesús, María es, antes que nada, la Madre de nuestro Señor. Éste es el punto de partida de toda su grandeza. Los primeros cristianos nunca separan a María de Jesús. Son inseparables. «Bendecida por Dios entre todas las mujeres», ella nos ofrece a Jesús, «fruto bendito de su vientre».

María, la creyente. Isabel la declara dichosa porque «ha creído». María es grande no simplemente por su maternidad biológica, sino por haber acogido con fe la llamada de Dios a ser Madre del Salvador. Ha sabido escuchar a Dios; ha guardado su Palabra dentro de su corazón; la ha meditado; la ha puesto en práctica cumpliendo fielmente su vocación. María es Madre creyente.

María, la evangelizadora. María ofrece a todos la salvación de Dios que ha acogido en su propio Hijo. Ésa es su gran misión y su servicio. Según el relato, María evangeliza no sólo con sus gestos y palabras, sino porque allá a donde va lleva consigo la persona de Jesús y su Espíritu. Esto es lo esencial del acto evangelizador.

María, portadora de alegría. El saludo de María contagia la alegría que brota de su Hijo Jesús. Ella ha sido la primera en escuchar la invitación de Dios: «Alégrate...el Señor está contigo». Ahora, desde una actitud de servicio y de ayuda a quienes la necesitan, María irradia la Buena Noticia de Jesús, el Cristo, al que siempre lleva consigo. Ella es para la Iglesia el mejor modelo de una evangelización gozosa.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Cuento: Ángeles de los caminos

Os comparto este lindo cuento del P. Manuel Pablo Maza Miquel, S.J. que puede ambientarnos para vivir estos últimos días del Tiempo de Adviento para prepararnos a la venida del Señor.

Fue el Sábado siguiente a su primera comunión. Montábamos el nacimiento. Íbamos liberando una a una las figuras de su prisión de papel periódico. Las desenvolvíamos con un respeto especial. Por primera vez en mi vida, no era Mamá quien ponía el nacimiento. Isabel y yo habíamos tomado su lugar.
Isabel agarró mis manos entre las suyas: -- Papá, prométeme que vamos a comulgar juntos en la misa de la noche de Navidad.— Yo sabía que mi fiscal adorada, me llevaría ante su corte por haberme quedado en el banco, la mañana de su primera comunión. Desde hacía años, mi fe estaba entre paréntesis, arrumbada entre los recuerdos de los lejanos días del Colegio. Para distraerla, le dije:
- Maneja con cuidado esos angelitos. ¿Dónde los vas a poner?
- Este año, los voy a poner en el camino que lleva a la cueva de Belén. Hacen falta ángeles en la tierra y sobre todo en el camino. Papá, ¡que Jesús te dé ojos para ver los ángeles de tus caminos!
¿Sería la sonrisa encantadora de mi hija? Me asaltó una paz nueva y dulce que me liberaba de mi cinismo de adulto instalado en el egoísmo y la trampa. Desde adentro me invitaban a creer en el bien. Mi celular vibraba. Me llamaban del “Reid Cabral”. Cuando instalé el aparato para ponerles oxígeno a los niños, le dejé mi celular a una de las monjas. Me puse en camino. Logré cruzar las marañas de los conchos, voladoras y estudiantes de la UASD. Casi daban las doce del día. La calle quemaba y reverberaba como un sartén sin aceite. En medio del tapón de la Correa y Cidrón con Lincoln, con su semáforo apagado, me quedé boquiabierto al ver a mi primer ángel. Tenía la piel tostada por el sol. Cojeaba decidido entre los carros, en la derecha un cubo pesado y en la izquierda dos botellitas de agua chorreando frío. Iba voceando: --¡Agua! ¡Agua, con hielito!-- A veces los conchos les acariciaban sus alas enormes, ni él ni nadie parecía verlas. --¡Agua!-- Siempre sonriente, dejó que una doña, con un niño en brazos envuelto en una toalla, metiera la mano en el cubo con hielo para luego pasársela por la cara al niño, y luego, por su propia cara. Después pensé que irían para el hospital. En el “Angelita” vi dos ángeles más. En la sala donde estaba el oxígeno, una muchacha de rostro sereno y amable se iba inclinando de camita en camita, para conversar con cada niño. -- ¿Y cómo te va hoy José? ¡Las águilas ganaron anoche!-- Sus alas eran hermosísimas, color dorado. Resplandecieron todavía más cuando empezó a hablar por el celular: -- Doña Rosa Emilia, yo sé que no hay cuartos, pero a este niño hay que llevárselo hoy mismo para el Oncológico. Ya veremos qué inventamos…-- Por el pasillo, pasó otro ángel con bata blanca, caminaba solemne y serio, llevando dos radiografías en la mano derecha. — Las gentes que se encontraban con él en el pasillo atravesaban sus alas. ¿Acaso era yo el único que las veía?
De regreso a casa, todavía me topé en la calle con otro ángel. Iba en chancletas en el centro de una trulla de niños y niñas en uniforme escolar todos agarrados de manos. La Doña ángel relojeaba en la acera con su tropa. A su voz de mando, todos cruzaron en carrera la Lincoln hacia Matahambre, entre risas y gritos. Las alas inmensas del ángel en chancletas cobijaban a todos los niños a derecha e izquierda. La sorpresa mayor me aguardaba en casa. Me asomé a la cocina de donde salía un murmullito. Un lápiz le dirigía la mano a Santa, que penosamente escribía: “ala, alondra, álamo…”. Mi Isabel le sonreía: -- Santa, ánimo también se escribe con a— ¡Arriba, adelante!--. ¡Mi Isabel también mecía en su espalda dos alas preciosas! Ahora en la misa del gallo, no me atrevo a mirar para el nacimiento. Con los ojos cerrados, estrecho las manos de mis dos Isabeles, mientras aguardo el encuentro que deseo y temo.

martes, 15 de diciembre de 2009

"Una voz se oye" (Colaboración)

Una voz se oye y dice que en el silencio de lo más pequeño, de lo más sencillo, de lo más humilde está la Luz que necesito para mi camino.
Una voz se oye y dice que me pare, que entre y descanse, que no deje mi pesado equipaje fuera, que pase con él, pues con este Rescoldo, la carga será más llevadera.
Una voz se oye y dice que me deje inundar de esa LUZ, de ese Calor, que esta Fuente de Energía es inagotable, limpia y gratis para todos, que cualquiera puede acceder a ella.
Una voz se oye y dice, susurrando, sin gritos, pero de forma constante e insistente: "Alegraos, no hay nada perdido, la Esperanza sigue viva".
Pero yo estoy muy triste y muy cansada. Quiero descansar en ese Silencio, quiero alegrarme en ese Calor, quiero que esa Luz me llene. Sé lo que tengo que hacer: ENTRAR y, solamente, ESTAR, pero es tan difícil...
FELIZ NAVIDAD

domingo, 13 de diciembre de 2009

III Domingo de Adviento (Ciclo C): "Repartir con el que no tiene"

Este tercer domingo de Adviento es el llamado Domingo "laetare", es decir, el domingo dedicado a la alegría. Hoy os invito, con palabras de San Pablo, a "estar siempre alegres en el Señor" y, ¿por qué?, ¿porque todo nos va bien o porque no hay dificultades? No, sino porque el Señor esta cerca, el Señor se ha querido hacer uno de nosotros y camina a nuestro lado.
Os recuerdo que este tercer domingo tenéis que encender la vela rosada.

Como en los dos domingos anteriores, os comparto el comentario de José Antonio Pagola a las lecturas de la liturgia del día. Él nos acompañará a lo largo de este camino de Adviento, para prepararnos al nacimiento de Jesús.

La Palabra del Bautista desde el desierto tocó el corazón de las gentes. Su llamada a la conversión y al inicio de una vida más fiel a Dios despertó en muchos de ellos una pregunta concreta: ¿Qué debemos hacer? Es la pregunta que brota siempre en nosotros cuando escuchamos una llamada radical y no sabemos cómo concretar nuestra respuesta.

El Bautista no les propone ritos religiosos ni tampoco normas ni preceptos. No se trata propiamente de hacer cosas ni de asumir deberes, sino de ser de otra manera, vivir de forma más humana, desplegar algo que está ya en nuestro corazón: el deseo de una vida más justa, digna y fraterna.

Lo más decisivo y realista es abrir nuestro corazón a Dios mirando atentamente a las necesidades de los que sufren. El Bautista sabe resumirles su respuesta con una fórmula genial por su simplicidad y verdad: «El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo». Así de simple y claro.

¿Qué podemos decir ante estas palabras quienes vivimos en un mundo donde más de un tercio de la humanidad vive en la miseria luchando cada día por sobrevivir, mientras nosotros seguimos llenando nuestros armarios con toda clase de túnicas y tenemos nuestros frigoríficos repletos de comida?

Y ¿qué podemos decir los cristianos ante esta llamada tan sencilla y tan humana? ¿No hemos de empezar a abrir los ojos de nuestro corazón para tomar conciencia más viva de esa insensibilidad y esclavitud que nos mantiene sometidos a un bienestar que nos impide ser más humanos?

Mientras nosotros seguimos preocupados, y con razón, de muchos aspectos del momento actual del cristianismo, no nos damos cuenta de que vivimos "cautivos de una religión burguesa". El cristianismo, tal como nosotros lo vivimos, no parece tener fuerza para transformar la sociedad del bienestar. Al contrario, es ésta la que está desvirtuando lo mejor de la religión de Jesús, vaciando nuestro seguimiento a Cristo de valores tan genuinos como la solidaridad, la defensa de los pobres, la compasión y la justicia.

Por eso, hemos valorar y agradecer mucho más el esfuerzo de tantas personas que se rebelan contra este "cautiverio", comprometiéndose en gestos concretos de solidaridad y cultivando un estilo de vida más sencillo, austero y humano.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Adviento (Colaboración)

Tercer domingo de Adviento… paso a paso una vez más se acerca la hora de celebrar el nacimiento de Jesús. Las calles ya están llenas de luces, los ruidos han aumentado para llamar nuestra atención. Una vez más se nos invita con insistencia a que busquemos la felicidad fuera de nosotros mismos.

Una vez más, Dios se nos hace presente en ese niño que esperamos que nazca, para que cada uno de nosotros buceemos en nuestro interior y encontremos la parte de Dios mismo que llevamos dentro, la que nos ha sido “dada” para hallar la felicidad.

Demos armonía a nuestras vidas contemplando la Humanidad que derrocha ese niño que va a nacer, hagamos como José y María en el portal de Belén, contemplaban a Jesús.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Simbolismo de la Corona de Adviento

La Corona de Adviento está cargada de significado… Vamos a detenernos en el sentido que tiene su forma circular y las cuatro velas en ella colocadas.

La forma circular

El círculo, desde la antigüedad, significa la eternidad y la unidad, puesto que no tiene ni principio ni fin; representa también el sol y su ciclo anual, ese continuo repetirse sin agotarse jamás; precisamente por eso representa a Cristo… Cristo es Alfa y Omega (como bien celebramos en la Pascua), Principio y Fin… Suyos son el tiempo y la eternidad; suya es nuestra vida; por eso la historia está segura, la Historia (con mayúscula) y nuestra pequeña historia, pues en su origen y en su término está siempre el Señor… De Él venimos y hacia Él se orienta nuestra existencia…
Al igual que el anillo (concretamente una alianza), que es también un círculo sin interrupción, la corona es también signo de fidelidad, la fidelidad de Dios a sus promesas…
Precisamente por eso, la corona tiene que tener una forma circular… No basta que sea un arreglo florar decorado con 4 velas…
Por otra parte, la corona es signo de realeza y de victoria. En la antigua Roma, los vencedores en los juegos o en alguna batalla, eran coronados con una corona de laurel. Así, la corona de Adviento anuncia que aquel Niño al que esperamos es el rey que quiere implantar un mundo donde reine el amor, la justicia y la paz.
A su vez, la corona está hecha con ramas verdes de abeto o de pino… El color verde es signo de vida, de esperanza… Con ello ponemos de manifiesto que Jesús ha vencido la muerte, está vivo en medio de nosotros y, por ello, es fuente de Vida. Hay quien también relaciona estas ramas con la entrada de Jesús en Jerusalén el Domingo de Ramos… Acogiéndole de este modo, lo reconocían como Mesías, el Esperado… Hoy también nosotros queremos acogerlo en nuestra vida…
Ahora entenderéis por qué la Corona de Adviento auténtica no debería ser un simple adorno de arcilla, porcelana o cualquier otro material “inerte”… ¡La Corona debe estar formada por ramas vivas!

Las velas

Las cuatro velas representan las cuatro semanas del tiempo de Adviento…
El irlas encendiendo poco a poco, una cada semana, nos ayuda a caer en la cuenta de cómo poco a poco nos vamos acercando a la Navidad, a la celebración del nacimiento de Jesús…
Pero, ¿por qué unas velas? ¿No podría ser otro objeto…?
¡Pues no…! El ir encendiendo las velas, pone de manifiesto la victoria de la luz sobre las tinieblas…
Jesús es la Luz del mundo, es el que vence todas las sombras y tinieblas que nos rodean o que enturbian nuestro interior… Es la Luz que nos ayuda a conocer el Padre; la Luz que nos permite caminar por el camino correcto… Por eso, para destacar este significado, se recomienda que las velas se enciendan por la noche; y si no puede hacerse a esa hora, que al menos se intente crear un ambiente oscuro.
Recordemos que originariamente las velas eran tres de color violeta y una de color rosa. El violeta significa nuestra actitud de conversión y penitencia para prepararnos a acoger el nacimiento de Jesús; en cambio, la rosa, es signo de alegría… Por eso, esta tercera vela que vais a encender este domingo es precisamente la rosada, puesto que el Tercer domingo de Adviento es el que conocemos como Domingo “Gaudete”, pues toda la liturgia está llena de alegría al acercarse el nacimiento del Salvador… Incluso antiguamente, el sacerdote llevaba una casulla de ese color…
Hoy, sin embargo, esta tradición se vive de modos diversos. Así, por ejemplo, en Suecia todas las velas son de color blanco y en Austria son de colores: violeta, rojo, rosa y blanco… En todo caso, siempre mantienen el mismo significado: Celebramos la luz que vence las tinieblas, a Cristo Luz del mundo, y vamos preparando el corazón para la gran fiesta que se aproxima…

domingo, 6 de diciembre de 2009

II Domingo de Adviento (Ciclo C): "En el marco del desierto"

Os comparto el comentario de José Antonio Pagola a las lecturas de este segundo domingo de Adviento.

Lucas tiene interés en precisar con detalle los nombres de los personajes que controlan en aquel momento las diferentes esferas del poder político y religioso. Ellos son quienes lo planifican y dirigen todo. Sin embargo, el acontecimiento decisivo de Jesucristo se prepara y acontece fuera de su ámbito de influencia y poder, sin que ellos se enteren ni decidan nada.

Así aparece siempre lo esencial en el mundo y en nuestras vidas. Así penetra en la historia humana la gracia y la salvación de Dios. Lo esencial no está en manos de los poderosos. Lucas dice escuetamente que «la Palabra de Dios vino sobre Juan en el desierto», no en la Roma imperial ni en el recinto sagrado del Templo de Jerusalén.

En ninguna parte se puede escuchar mejor que en el desierto la llamada de Dios a cambiar el mundo. El desierto es el territorio de la verdad. El lugar donde se vive de lo esencial. No hay sitio para lo superfluo. No se puede vivir acumulando cosas sin necesidad. No es posible el lujo ni la ostentación. Lo decisivo es buscar el camino acertado para orientar la vida.

Por eso, algunos profetas añoraban tanto el desierto, símbolo de una vida más sencilla y mejor enraizada en lo esencial, una vida todavía sin distorsionar por tantas infidelidades a Dios y tantas injusticias con el pueblo. En este marco del desierto, el Bautista anuncia el símbolo grandioso del «Bautismo», punto de partida de conversión, purificación, perdón e inicio de vida nueva.

¿Cómo responder hoy a esta llamada? El Bautista lo resume en una imagen tomada de Isaías:«Preparad el camino del Señor». Nuestras vidas están sembradas de obstáculos y resistencias que impiden o dificultan la llegada de Dios a nuestros corazones y comunidades, a nuestra Iglesia y a nuestro mundo. Dios está siempre cerca. Somos nosotros los que hemos de abrir caminos para acogerlo encarnado en Jesús.

Las imágenes de Isaías invitan a compromisos muy básicos y fundamentales: cuidar mejor lo esencial sin distraernos en lo secundario; rectificar lo que hemos ido deformando entre todos; enderezar caminos torcidos; afrontar la verdad real de nuestras vidas para recuperar un talante de conversión. Hemos de cuidar bien los bautizos de nuestros niños, pero lo que necesitamos todos es un «bautismo de conversión».

jueves, 3 de diciembre de 2009

Liturgia de la Corona de Adviento

Un año más, os propongo recuperar la tradición de La Corona de Adviento
Hacerla es muy sencillo. Con unas ramas preferiblemente de pino se elabora una corona. Entre sus ramas, a igual distancia, se colocan tres velas moradas y una rosada. Si no tienes en este color, usa velas blancas y colócales un listón morado y rosado. Hay quien utiliza velas de colores, dándoles a cada una un significado: verde (esperanza), blanca (paz), amarilla (alegría), roja (amor). El simbolismo consiste en encender una vela cada semana y hacer una sencilla oración en familia o con unos amigos. El encender progresivamente las velas, semana tras semana, indica la Luz del Padre, que es Cristo, que está por venir y a quién nos acercamos progresivamente. Es también recomendable que la corona esté en un lugar visible, como en medio de la mesa familiar.

Oración para el primer domingo:

Encendemos, Señor, esta luz,como aquel que enciende su lámpara para salir en la noche,al encuentro del amigo que ya viene.
En esta primera semana del Advientoqueremos levantarnos para esperarte preparados,para recibirte con alegría.

Muchas cosas no nos permiten verte.Muchas situaciones nos adormecen.Queremos estar despiertos y vigilantes,porque tú nos traes la luz más clara,la paz más profunda,y la alegría más verdadera.

¡Ven, Señor Jesús! ¡Ven, Señor Jesús!

Oración para el segundo domingo:

Los profetas mantenían encendidala esperanza de Israel.
Nosotros, como un símbolo,encendemos estas dos velas.

El viejo tronco está rebrotando,florece el desierto...
La humanidad entera se estremeceporque Dios se ha sembrado en nuestra carne.

Que cada uno de nosotros, Señor,te abra su vida para que brotes, para que florezcas, para que nazcas,y mantengas en nuestro corazónencendida la esperanza.

Ven pronto, Señor! ¡Ven, Salvador!

Oración para el tercer domingo:

En las tinieblas se encendió una luz,en el desierto clamó una voz.
¡Alegraos! ¡El Señor va a llegar!
Preparad sus caminos, porque ya se acerca.

Adornad vuestro corazón como una novia que se engalana el día de su boda.
¡Ya está cerca…!
Como Juan el Bautista, el mensajero…
Él no es la luz, sino el que nos anuncia la luz
que ya despunta en el horizonte.

Cuando encendemos estas tres velascada uno de nosotros quiere serantorcha tuya para que brilles,llama para que calientes.

¡Ven, Señor, a salvarnos,envuélvenos con tu luz, caliéntanos en tu amor.

Oración para el cuarto domingo:

Al encender estas cuatro velas, en el último domingo,pensamos en Ella, la Virgen,tu madre y nuestra madre.
Nadie te esperó con más ansia,con más ternura, con más amor.
Nadie te recibió con más alegría.

Te sembraste en Ella,como el grano de trigo se siembra en el surco.
Y en sus brazos encontraste la cuna más hermosa.
También nosotros queremos prepararnos así:
en la fe, en el amor y en el trabajo de cada día.

¡Ven pronto, Señor! ¡Ven a salvarnos!