miércoles, 31 de marzo de 2010

"Estamos en plena cuaresma..." (Colaboración)

Estamos en plena cuaresma, a un paso de comenzar el Triduo Pascual. Una vez más volvemos a recordar hasta donde llegó la comunión de Jesús con la humanidad. Su muerte nos sigue resonando como un canto a la libertad, a la vida, al amor sin límites….

Nada ni nadie pudo endurecer su corazón. Hoy más que nunca debemos celebrar la Pascua optando por el proyecto de Jesús en nuestro mundo, en nuestras vidas, en el día a día, convirtiendo nuestro corazón en un corazón que sintoniza con el sufrimiento, un corazón fuerte y bondadoso donde quepan todos los hermanos.

"Si hubiera estado allí" (Video)

Impresionante canción sobre la muerte de Jesús y nuestra actitud ante ella... Puede ayudarnos a vivir con más conciencia el Triduo Pascual...

domingo, 28 de marzo de 2010

La Pasión de Jesús según san Lucas (Ciclo C)

En la eucaristía del Domingo de Ramos del Ciclo C, se lee el relato de la Pasión según san Lucas. Os comparto un comentario que aparece en el Misal de Ediciones Dehonianas de Boloña, que nos puede ayudar a contemplarlo mejor.

"Lucas es el evangelista del amor y de la misericordia de Dios, y es desde esta óptica que nos narra la pasión. No está interesado en presentar responsabilidades, ni en los judíos ni en los discípulos… ¿Qué sentido tiene buscar culpables si la sangre de Jesús ha perdonado todos los pecados?

Por eso no cuenta que los discípulos se durmieron y huyeron, no recoge los insultos del Sumo Sacerdote ni las burlas de los soldados. No pone ante nosotros a un Jesús solo y abandonado en la cruz sino que nos lo presenta rodeado de amigos que comparten sus sufrimientos.

La pasión según san Lucas nos presenta a Jesús perdonando, reconciliando. En este evangelio Pilato aparece más inocente en la condena a muerte de Jesús que en los otros evangelios; el soldado a quien se le hirió una oreja en el prendimiento de Jesús es curado; Jesús dirige una mirada a Pedro, que lo ha traicionado; en la cruz tiene palabras de perdón para el buen ladrón, para los judíos que lo escarnecen, para el centurión. Incluso dos enemigos, Herodes y Pilato, se estrechan la mano…

El amor del Padre se manifiesta en el ángel que envía a Jesús durante su agonía en Getsemaní para confortarlo.

En resumidas cuentas, aún cuando el relato de la pasión es estremecedor, la prueba a la que Jesús es sometido es signo de la presencia de Dios e instrumento de su amor y de su perdón".

Sí… Como me dijo una vez una amiga: "En la cruz hay amor, mucho amor…" Que descubramos en la pasión no sólo la maldad, el complot de los poderes poderosos, la traición; sino, sobre todo, la entrega amorosa de Jesús que nos ama, nos ama siempre, pase lo que pase, hagamos lo que hagamos… Y tengamos un corazón agradecido…

sábado, 27 de marzo de 2010

Domingo de Ramos (Ciclo C): "¡Bendito el rey que viene en nombre del Señor!"

El Domingo de Ramos sigue siendo una de las fiestas religiosas más populares. Sin embargo, hay que tener cuidado de no convertirla sin más en una representación folklórica de Jesús entrando en Jerusalén o en una especie de acto "mágico" (¡nadie queremos quedarnos sin el ramito bendecido!).

El Domingo de Ramos es el pórtico de la Semana Santa... Con esta celebración da inicio la "Semana trágica" de Jesús que, al mismo tiempo, ha sido "la hora" tantas veces esperada...

El evangelista Lucas, que es el que hemos estado leyendo en este Ciclo C, a excepción del domingo V que hemos leído el episodio de la adúltera que, en realidad, muchos atribuyen a Lucas y no a Juan, nos ha presentado a Jesús en camino hacia Jerusalén... Jerusalén es la meta... Ningún profeta muere fuera de Jerusalén...

Como bien recordaréis, la liturgia de hoy tiene dos partes bien definidas. Ambas partes, reflejan muy bien las "dos caras" del Misterio Pascual. Por una parte, tenemos la entrada triunfante de Jesús, aclamado por el pueblo... Esto prefigura la entrada triunfante de Jesús en la casa del Padre, después de su vida de fidelidad hasta la muerte. Y, por otro, en la misa del domingo se hace una lectura continuada de la Pasión, para ponernos por delante, de una manera global, lo que vamos a revivir a lo largo de toda la Semana Santa... Es el "triunfo", pero no sin "pasión"; la vida, pero no sin la muerte...

En este comentario, quiero centrarme en un pequeño detalle del evangelio. Me ha llamado especialmente la atención que la gente, a quien aclama, es a un hombre que entra montando un burrito... Y, es curioso, en el evangelio de Lucas queda claro que lo aclaman como Rey... Pero, ¿es que acaso un rey entraría en sus dominios montado en un burro? De este modo el evangelista ilustra de una manera tremendamente gráfica la total ceguedad del pueblo y la nuestra... Jesús no nos engaña... Sí, Él es rey, Él tiene la pretensión de reinar en nuestra vida, en nuestro mundo, pero no como los jefes y mandatarios que todos conocemos, que lo hacen desde la prepotencia y aprovechándose de su poder... No, desde el principio nos deja claro que Él es el Rey de la paz y del servicio, y que nunca usará su poder para obligarnos ni siquiera a hacer el bien... Por eso, hoy sería bueno preguntarnos, ¿a qué Jesús seguimos?

miércoles, 24 de marzo de 2010

"Padre, vuelvo a casa" (Video)

Os invito a escuchar esta hermosa canción de Cristóbal Fones (jesuita), y a contemplar las imágenes... Ilustra maravillosamente bien lo que deseamos vivir en esta Cuaresma...

sábado, 20 de marzo de 2010

V Domingo de Cuaresma (Ciclo C): “Vete y no peques más…” (Jn 8, 1-11 ).

Estamos ya en el V Domingo de Cuaresma. El evangelio que se nos propone para este día vuelve a insistir en algunos aspectos del evangelio del domingo pasado…

El texto que tenemos delante es conmovedor, más digno de ser contemplado que de ser reflexionado para extraer de él conclusiones. O, mejor, el modo más adecuado para entender verdaderamente su mensaje es contemplarlo; es decir, ver con detenimiento los personajes que intervienen, quiénes son, lo que dicen y lo que hacen…

Jesús está ya en Jerusalén. Como todos los días, ha acudido al Templo a enseñar a la gente. De hecho, está sentado, en la postura propia del Maestro. Entonces, un grupo de escribas y fariseos le llevan una mujer que ha sido sorprendida en adulterio, supuestamente con el fin de que Jesús diga, claramente, lo que hay que hacer en esos casos… En realidad, una vez más, lo que intentan es tenderle una trampa. No buscan la verdad, lo que Dios quiere… Sólo quieren ponerlo en aprietos, tener de qué acusarlo… ¡Qué terrible…!

La trampa consiste en situarlo ante una disyuntiva que en realidad lo coloca ante una situación insoluble… Si acepta como válido lo que había establecido Moisés, estaría validando la pena de muerte para la mujer, cosa impensable para quien ha hecho una clara apuesta por la misericordia, por la recuperación de las personas; pero, si llama al desacato de la Ley, entonces se convierte en un infractor y, al hacerlo, está prácticamente firmando su sentencia de muerte… Por tanto, no es algo inocente y sin consecuencias… Lo que él decida, no afectará sólo a la suerte de la mujer sino a su misma vida… Si la salva, él se condena; si la condena, él se salva, pero echa al garete toda su misión…

Los escribas y fariseos buscan en él un juez… Tal vez porque es ésa su imagen de Dios, su imagen de la religión… No buscan un Maestro… Pero Jesús no entra en el juego… Renuncia totalmente a actuar como juez… No indaga, no verifica los hechos, no toma declaraciones, no argumenta… (¿no os recuerda al padre del hijo pródigo?), sino que va a aprovechar la ocasión para ir a lo profundo del corazón humano… Jesús no busca culpables; Dios no busca culpables… Él viene a salvar, a mostrar el camino del Padre, a llamar a la conversión, a reorientar nuestra vida en la dirección correcta… Por eso, sencillamente dice: “Quién no tenga pecado, que tire la primera piedra”. Con ello, sin acusar a nadie, en realidad nos enfrenta a nuestra verdad más profunda… ¿Acaso alguien puede considerarse libre de pecado? Por tanto, ¿por qué nos empeñamos en juzgar a los demás? Si nos convertimos en jueces, todos terminaremos condenados… Poner delante nuestra condición de pecadores es el camino para comprender la fragilidad humana… Se trata de reconocer que, en el fondo, todos necesitamos de la compasión, de la misericordia… Tanto es así, que uno a uno, todos, se fueron marchando… Su intervención ha surtido efecto… No sólo no se condena a la mujer sino que todos han reconocido el pecado que levan dentro… aunque la pena es que, en vez de acogerse al amor misericordioso de Dios, manifestado en Jesús, se marchan… Sólo la mujer se queda… Y es entonces cuando Jesús le dirige esas hermosas palabras: “Mujer, nadie te ha condenado… yo tampoco te condeno… vete y no vuelvas a pecar”… ¿Os podéis imaginar los sentimientos de aquella mujer…? No sólo ha sido salvada de una muerte segura, sino que ha sido invitada a rehacer su vida, a volver a la casa del Padre, como el hijo pródigo…

Y, sí, la Cuaresma es esto, una oportunidad de reconocer nuestra condición de pecadores, de ver aquello que no nos permite vivir desde el amor y el servicio a Dios y a los hermanos… Es una llamada a no juzgar sino a tener la actitud de Jesús, que viene a salvar… Una llamada a acogernos al amor misericordioso de Dios…

Tengamos presente que los textos que nos ha ido proponiendo la liturgia dominical nos van conduciendo poco a poco en este itinerario de conversión que estamos intentando recorrer a lo largo de este Tiempo de Cuaresma:

  • I domingo: Llamada a reconocer y aprender a rechazar las tentaciones.
  • II domingo: Llamada a escuchar a Jesús, a seguirlo en ese camino que lo conduce a Jerusalén, a dar la vida.
  • III domingo: Llamada a dar los frutos (obras) que el Señor espera de nosotros.
  • IV domingo: Llamada a volver a la casa del Padre y a no excluir a nadie de ella.
  • V domingo: Llamada a reconocer nuestro pecado y a acoger la misericordia de Dios.

Que el Señor nos dé la gracia de volver a Él con sincero corazón…

miércoles, 17 de marzo de 2010

El Ayuno que Dios quiere (Oración)

Señor, Tú no quieres que mortifiquemos nuestro cuerpo
sino todo aquello que nos aleja y nos separa de Ti
y de nuestros hermanos.

No quieres que ayunemos de carne
sino de las "obras de la carne".

Tú quieres que ayunemos de envidias y discordias,
de críticas y murmuraciones,
de pesimismo y desesperanza.

Señor, que el ayuno de las "obras de la carne"
nos disponga mejor a vivir de acuerdo a los impulsos de tu Espíritu.
Que seamos dóciles a sus inspiraciones
para vivir en el amor y en el servicio.
Amén.

sábado, 13 de marzo de 2010

IV Domingo de Cuaresma (Ciclo C): Convertirse es volver a casa… (Lc 15, 1-3.11-32)

En este cuarto domingo de Cuaresma, la liturgia nos presenta la normalmente conocida como “Parábola del Hijo Pródigo”, si bien cada vez más comentaristas coinciden en señalar que el nombre más apropiado tendría que apuntar más al Padre, que es el verdadero protagonista del relato. Por eso algunos la titulan: “Parábola del Padre bueno”.

Dado que lo que la Cuaresma pretende es ayudarnos a recorrer un camino de conversión, ahora nos fijaremos sólo en aquellos detalles que nos ayuden a vivir mejor este itinerario.

El contexto de la parábola es claro. Jesús es criticado por los hombres piadosos de su tiempo por su actitud de cercanía hacia los pecadores. Ya desde el comienzo del cap. 15 de san Lucas aparece una paradoja: son los pecadores y publicanos quienes se acercan a Jesús para escucharlo, mientras los escribas y fariseos se mantienen en la distancia, observando y murmurando… Es la paradoja de que podemos ser personas “religiosas” y, sin embargo, no tener una actitud de escucha al Señor y mantener una actitud de juicio permanente hacia los demás, precisamente porque nos consideramos en la verdad y sin nada de qué reprocharnos…

Con esta parábola, Jesús va a intentar explicar el porqué de su actuación, remitiéndose ni más ni menos que al modo de actuar de Dios que, por encima de todo, es Padre… Por tanto, lo que está en juego, una vez más, es la verdadera imagen de Dios… ¿Quién es Dios realmente? ¿El Dios Todopoderoso que premia a los justos y castiga a los pecadores? ¿El Dios que está al acecho de quienes se desvían de sus caminos para aniquilarlos? ¿O el Dios amoroso que ama a sus criaturas porque son sus hijos?

Fijaros que no se trata de decir: ¡Ah, entonces, da igual hacer el bien que hacer el mal, total, Dios siempre perdona! ¡Qué más da cómo nos comportemos, Dios dará a todos lo mismo!… Pensar esto es seguir en el camino equivocado… ¡Qué verdad tan grande es que el modo de pensar y actuar de Dios, su lógica, es muy distinta a la nuestra…! A Dios no le es indiferente el comportamiento de sus hijos… Sólo que no se enfada, sino que sufre… Cuando uno quiere a alguien, y este alguien hace algo malo y se hace daño, no nos enfadamos con él sino que nos duele y haríamos cualquier cosa para que saliera de esa situación… Por eso, a Dios sólo lo puede entender quien ama… o quien se ha sentido amado sin merecerlo, incondicionalmente… Porque el amor no tiene más lógica que amar y buscar el bien del otro… Ésta es la clave de lectura de la parábola y del modo de comportarse de Jesús…

Los dos hijos representan dos actitudes que suelen anidar dentro de nosotros… El menor es aquel que busca, por encima de todo, vivir autónomamente, sin dependencias ni de Dios ni de nadie; aquel que se cree con derecho a todo, que se apropia de todo (sus dones, sus cualidades…), sin recordar que todo lo que tiene ha sido recibido sin haber hecho nada para merecerlo (reclama la herencia, como si tuviera algún derecho sobre ella, y ni siquiera es capaz de agradecer lo recibido).

Y no sólo se apropia de todo lo que es y tiene, sino que no lo sabe usar bien, lo usa en su beneficio o irresponsablemente (daba grandes fiestas seguramente para ser considerado alguien importante entre aquellos extranjeros que no lo conocían de nada)… Hasta que llega un punto en que todo empieza a perder sentido… Y quien empezó sintiéndose “alguien” dada su “fortuna”, termina dándose cuenta de que al final no tiene nada y que ha terminado viviendo “como un cerdo”… ¡Cuántas veces sentimos que lo que hacemos ya no tiene sentido, que somos máquinas que van y vienen, con un profundo vacío interior! Pero, he aquí, que este hijo, al tocar fondo, “entra dentro de sí” y se mira como realmente es, llama a las cosas por su nombre, descubre su hambre, su radical necesidad e indigencia… Y esto, en lugar de hundirlo, le lleva a recordar la casa de su Padre… a añorarla… Como cuando nosotros añoramos a Dios, añoramos una relación más profunda… Es entonces cuando vuelve… Pero, ¡de qué distinta manera…!

Es verdad que la motivación inicial es un tanto egoísta… Lo que realmente busca es saciar su hambre… Pero el camino recorrido ha producido en él un cambio de actitud, al menos ahora sabe que ya no merece llamarse hijo suyo… Supone cambiar de la actitud de quien se cree con derecho a todo, a la de quien se sabe que no tiene derecho realmente a nada… y es que, ¿acaso alguno de nosotros merecemos algo de Dios? Por tanto, en este caso la conversión supone reconocer sinceramente que los caminos que hemos recorrido hasta ahora nos han ido alejando de la casa del Padre, que hemos vivido en una actitud de apropiación, y tener la valentía de entrar dentro de nosotros mismos, y buscar aquello que nos falta, ¡volver a la casa del Padre, que es nuestra casa!

Pero he aquí que el Padre tenía también otro hijo… Éste nunca se había alejado de casa, siempre había estado al servicio del Padre pero, lo dramático, es que nunca se había sentido en casa y estaba lejos del corazón del Padre… Y, sí, podemos ser personas religiosas, devotas, cumplidoras, en el mejor de los sentidos, pero vivirlo como una carga, como una exigencia o como algo que nos pone por encima de los demás, pero que nos lleva a vivir de manera resentida con Dios (todo lo que hago por ti y me viene esta enfermedad, me quitas a un hijo…) y en una actitud de enfado permanente con quienes nos rodean… Por eso, también éste necesita convertirse… No basta estar en la casa del Padre, se trata de vivir como hijo y como hermanos…

Que el Señor nos conceda la gracia de descubrir aquello de lo que necesitamos convertirnos esta Cuaresma.

jueves, 11 de marzo de 2010

Decálogo de Cuaresma (Colaboración)

  1. La conversión es recordar que el Señor nos hizo para sí y que todos los anhelos, expectativas, búsquedas y hasta frenesíes de nuestra vida, sólo descansarán, sólo llegarán a plenitud cuando volvamos a Él.
  2. La conversión es la llamada insistente a que asumamos, reconozcamos y purifiquemos nuestras debilidades.
  3. La conversión es ponernos en el camino, con la ternura, la humildad y la sinceridad del hijo pródigo, de rectificar los pequeños o grandes errores y defectos de nuestra vida.
  4. La conversión es entrar en uno mismo y tamizar la propia existencia a la luz del Señor, de su Palabra y de su Iglesia y descubrir todo lo que hay en nosotros de vana ambición, de presunción innecesaria, de limitación y egoísmo.
  5. La conversión es cambiar nuestra mentalidad, llena de eslóganes mundanos, lejana al Evangelio, y transformarla por una visión cristiana y sobrenatural de la vida.
  6. La conversión es cortar nuestros caminos de pecado, de materialismo, paganismo, consumismo, sensualismo, secularismo e insolidaridad, y emprender el verdadero camino de los hijos de Dios, ligeros de equipaje.
  7. La conversión es examinarnos de amor y encontrar nuestro corazón y nuestras manos más o menos vacías.
  8. La conversión es renunciar a nuestro viejo y acendrado egoísmo, que cierra las puertas a Dios y al prójimo.
  9. La conversión es mirar a Jesucristo –como hizo Teresa de Jesús a su Cristo muy llagado- y contemplar su cuerpo desnudo, sus manos rotas, sus pies atados, su Corazón traspasado, sentir la necesidad de responder con amor al Amor que no es amado.
  10. Y así, de este modo, la conversión, siempre obra de la misericordia y de la gracia de Dios, y del esfuerzo del hombre, será encuentro gozoso, sanante y transformador con Jesucristo.

domingo, 7 de marzo de 2010

III Domingo de Cuaresma (Ciclo C): Hay que dar fruto (Lc 13, 1-9).

El primer domingo de Cuaresma se nos invitaba a reconocer y vencer las tentaciones que encontramos en nuestro camino de seguimiento de Jesús, dejándonos guiar por una atenta lectura de la Escritura. El segundo domingo se focalizaba aún más nuestra atención en la persona de Jesús… No se trata sin más de una lectura atenta de la Palabra de Dios, sino que se trata de escuchar a Jesús… Él es el camino que nos conduce al Padre; es Él quien nos indica la verdadera meta de nuestra existencia, una vida vivida en fidelidad al proyecto de Dios, que hallará su plena realización en la entrega de la propia vida, sabiendo que el verdadero punto de llegada es la casa del Padre…

Este tercer domingo de Cuaresma nos invita a dar un paso más… El Señor nos llama a la conversión… Esta palabra está tan gastada que ha perdido su verdadero sentido… La conversión no es una cuestión moral… La conversión es una actitud religiosa… No se trata de dejar de hacer cosas malas y de hacer cosas buenas, sin más; la conversión nos invita, sobre todo, a volver a Dios… Y es esta vuelta a Dios, la que cambia nuestra vida, pues nos ayuda a ver las cosas en su verdadera dimensión, nos descentra de nosotros mismos y nos vuelve a Dios y a los hermanos…

El evangelio que se nos propone este domingo (Lc 13, 1-9) presenta dos episodios aparentemente inconexos. La primera parte parece una crónica de sucesos… La gente comenta con Jesús una noticia estremecedora: Unos galileos han sido ejecutados por Pilato… Recordemos que Jesús era de Galilea… La noticia no debió dejarlo indiferente… ¿Acaso podría ser el presagio de su próxima muerte? Pero Jesús no se queda en el hecho en sí sino que hace una llamada a la conversión… ¡Cuántas veces también nosotros nos quedamos en la superficie de las cosas!, nos dejamos impactar por noticias terribles: terremotos, tsunamis, actos terroristas… Y sí, está bien, al menos tenemos sensibilidad hacia el sufrimiento ajeno… Pero se nos olvida que la verdadera tragedia humana es vivir de espaldas a Dios. Lo terrible no es el terremoto en sí; lo terrible es la insolidaridad, la falta de ética que lleva a construir edificios en zonas peligrosas, con materiales inadecuados, que hace que todos aquellos inmuebles sean más vulnerables ante las catástrofes… Lo terrible son los males ocasionados por nosotros mismos, aquellos que sí podrían evitarse… El asesinato de aquellos galileos podría haberse evitado si Pilato hubiese sido de otro modo… Muchas cosas podrían evitarse si nosotros fuéramos de otro modo… Por eso, la llamada a la conversión no es una llamada catastrofista, como la que hacen algunos aún en nuestros días, que nos intentan mover desde el miedo al castigo… No, la llamada a la conversión que hace Jesús no es una amenaza sino que expresa la profunda esperanza en el ser humano, en cada uno de nosotros… Y es aquí donde está el punto de conexión con la segunda parte del evangelio…

Hay una higuera, probablemente frondosa…Jesús se acerca esperando encontrar higos, pero no encontró nada… El símil es evidente… El Señor se acerca a nosotros, que muchas veces guardamos una buena apariencia externa (no robamos, no matamos, cumplimos con nuestros deberes religiosos…), pero no encuentra fruto…

Muchos le sugieren cortar la higuera… ¡No da lo que cabría esperar de ella! Como cuando nosotros decimos, refiriéndonos a muchas personas: “Con ésta, con éste, no hay nada que hacer… Déjalo estar”… Y lo damos por perdido…

El Señor no da a nadie por perdido… El Señor siempre espera en nuestra capacidad de cambio…

La Cuaresma es esto, un tiempo que el Señor nos regala dedicado a ver nuestra vida a los ojos de Dios… Preguntémonos sinceramente: ¿Estoy dando el fruto que el Señor espera de mí? ¿Qué me impide responder como el Señor desea? ¿En qué debe consistir mi “conversión” esta Cuaresma?

Recordemos que el Señor sigue esperando, mirándonos con cariño… Sigue cuidando nuestra higuera, echándole abono con su gracia… Aprovechemos este tiempo para quitar de nosotros todo aquello que nos impide entregarnos de verdad a Dios y a nuestros hermanos…

jueves, 4 de marzo de 2010

Manifiesto de la Marcha por la Vida - 7 de marzo

Bajo el lema España Vida Sí, la Marcha por la Vida llevará a Europa y el resto de continentes el clamor de los españoles contra la ley del aborto. A esta Marcha por la Vida se le unirán 100 concentraciones en todo el mundo. Si quieres unirte a ellos, encontrarás más información en http://marchavida.derechoavivir.org/

Ese día se leerá el siguiente Manifiesto:

España Vida Sí

MANIFIESTO

7 de marzo de 2010

A día de hoy existe la evidencia científica de que desde el momento de la fecundación aparece una nueva vida humana. Así lo ha ratificado el Manifiesto de Madrid, presentado en marzo de 2009 y firmado por más de 3.000 científicos españoles.

Ante esta certeza se puede afirmar que el aborto supone la muerte violenta de un ser humano y un terrible drama para la mujer que lo sufre.

El número de abortos practicados en España supera ya el millón, y sin embargo sigue sin ofrecerse ninguna información ni ayudas sociales a las mujeres embarazadas en situaciones difíciles, mientras que sí existe financiación para que vayan a abortar.

Ahora el Gobierno pretende aprobar una ley de plazos que deja completamente desprotegido al nuevo ser y abandona a la mujer ante sus problemas, empujándola al aborto. Por otra parte, considera a los enfermos y discapacitados como seres humanos de segunda categoría, permitiendo que puedan ser eliminados antes de nacer.

El proyecto de ley contempla también que las menores puedan abortar sin el consentimiento paterno, dejándolas solas e impidiendo a los padres ayudar a sus propias hijas ante la situación de un embarazo inesperado.

Asimismo la nueva ley pretende imponer un determinado tipo de educación sexual en los colegios, vulnerando así el derecho de los padres a educar a sus hijos según sus propias normas morales.

Con el aborto libre, el número de niños muertos aumentaría hasta casi el doble, así como el de mujeres que sufrirían los ya conocidos daños físicos y psicológicos que el aborto provoca en ellas.

La respuesta de la sociedad española ante este anuncio ha sido contundente: marchas, concentraciones y manifestaciones masivas a favor del derecho a la vida, encuestas claramente contrarias a la ley y diversos manifiestos firmados por millares de españoles que exigen la puesta en práctica de políticas favorables a la vida y a la maternidad.

Sin embargo, el Gobierno hace oídos sordos a este clamor social, y pretende seguir adelante con una ley que España no quiere.

Por todo ello,

EXIGIMOS

  1. Que el Gobierno escuche a la sociedad española y retire el proyecto de ley del aborto que pretende aprobar.
  2. Que nuestros políticos promuevan leyes que protejan el derecho a vivir y el derecho a ser madre, amparando la vida en todo momento y ayudando a las mujeres embarazadas a superar cualquier problema que un embarazo imprevisto puede generarles.
  3. Que se respete el derecho de los padres a formar a sus hijos en materia de educación sexual según sus propias convicciones.
  4. Que se respete el derecho a la objeción de conciencia del personal sanitario para que pueda cumplir su compromiso de defender y cuidar la vida y la salud desde el mismo instante de la concepción.