sábado, 26 de febrero de 2011

Jesús Maestro de Sabiduría (Mt 5, 1-16)

En los cc. 5-7, san Mateo nos presenta el Sermón del Monte, donde aparece Jesús como el Maestro exponiéndonos sus enseñanzas. Estos dos capítulos los podemos dividir de la siguiente manera:
  • 5,1-2: Ambientación-
  • 5,3-16: Las Bienaventuranzas.
  • 5,17-48: Nueva interpretación de la Ley.
  • 6,1-18: Nueva interpretación de las prácticas de piedad.
  • 6,19-7,12: Nueva ética cristiana.
  • 7,13-27: Conclusión: los dos caminos.
  • 7,28-29: Reacciones de los oyentes.
Lo primero que Jesús nos presenta son las conocidas como "Bienaventuranzas"... Para seguir con nuestra lectura continuada del Evangelio según san Mateo, os sugiero releer los comentarios que en su día hice a estos textos:
  1. Jesús Maestro de la Felicidad I
  2. Jesús Maestro de Felicidad II
  3. Jesús Maestro de Felicidad III
  4. Seamos sal y luz...

miércoles, 23 de febrero de 2011

Felicitación de cumpleaños

Crea toda la felicidad que puedas,
suprime toda la infelicidad que puedas.
Cada día te dará oportunidad de añadir algo al bienestar de los demás
o de mitigar en algo sus dolores.
Y cada grano de felicidad que siembres en pecho ajeno
germinará en tu propio pecho,
mientra que cada dolor que arranques
de los pensamientos y los sentimientos de tus semejantes
quedará sustituido por la paz y la alegría
más hermosas en el santuario de tu alma.

(Citado en "La Ética Cristiana", de José Mª Castillo, p. 149).

sábado, 19 de febrero de 2011

Resumen de la misión de Jesús (Mt 4, 23-25)

El c. 4 del evangelio según san Mateo termina con lo que se conoce como “sumario”, que viene a ser un resumen de aspectos importantes de lo que se está narrando. En este caso, se nos presenta un resumen de lo que se expondrá a continuación: la misión de Jesús.
En esa apretada síntesis, Mateo nos dice que Jesús “enseñaba en sus sinagogas, proclamaba la Buena Noticia y sanaba todo tipo de enfermedad y dolencia”… Qué manera más breve, hermosa y profunda de presentar a Jesús…
El núcleo de la actividad de Jesús, aquello a lo que dedica todo su tiempo y energías es a proclamar la Buena Noticia, a gritar a los cuatro vientos, a todo aquel que lo quiera oír, que Dios está cerca y que nos ama… Y es ésta proclamación la que hace extensiva en la sinagoga… Jesús acude al lugar de reunión de los judíos, comparte con ellos la palabra (como buen judío) y le da su verdadero sentido, precisamente iluminando esa palabra con el contenido de su proclamación… Y, al mismo tiempo, Jesús cura... Jesús tiene poder sobre el mal, sobre todo aquello que oprime a las personas… y lo que conocemos como sus “milagros” son manifestaciones de que lo que dice es verdad, que ese poder está actuando porque Dios está cerca y quiere al hombre sano, por dentro y por fuera…
Como sabéis, Mateo escribe fundamentalmente para cristianos provenientes del judaísmo. Al poner el acento en ese Jesús que enseña y cura, es un modo de decir que Jesús es el verdadero Maestro de la Ley y el auténtico Liberador del hombre; es decir, es el nuevo Moisés, con todo lo que esto representa. Por eso, a continuación, la estructura de su evangelio responderá a esta presentación inicial: Los capítulos 5-7 nos presentarán a Jesús Maestro, exponiendo su Sermón del Monte, y los capítulos 8-9 nos presentarán a Jesús Sanador, haciendo una recopilación de una serie de milagros…
Mateo insiste, además, en la repercusión de la actividad de Jesús… Si bien él centra su actuación en Galilea, su fama traspasa las fronteras incluso de Palestina… ¡Tiene un alcance universal…!
Un último elemento que va a poner de manifiesto es que a Jesús lo acompañará siempre un grupo de discípulos y una muchedumbre… Los discípulos representan un grupo más pequeño de personas que le están cerca y lo acompañan de manera continuada; en cambio l “gente” representa a un gran número de personas que se le acercan de manera más esporádica y, en cierto modo, por interés… Buscan a Jesús para que les resuelva sus problemas y están con Él mientras responde a sus expectativas… Esto me lleva a plantearnos una pregunta… Y, nosotros, ¿a qué grupo pertenecemos…? ¿Somos de aquel grupo que lo acompaña, lo escucha, lo sigue, con el deseo de vivir con él y como Él? ¿O somos de aquellos que estamos con Él mientras responda a nuestras expectativas…?

miércoles, 16 de febrero de 2011

Oración para aprender a amar

Señor, cuando tenga hambre, dame alguien que necesite comida;
Cuando tenga sed, dame alguien que precise agua;
Cuando sienta frío, dame alguien que necesite calor.
Cuando sufra, dame alguien que necesita consuelo;
Cuando mi cruz parezca pesada, déjame compartir la cruz del otro;
Cuando me vea pobre, pon a mi lado algún necesitado.
Cuando no tenga tiempo, dame alguien que precise de mis minutos;
Cuando sufra humillación, dame ocasión para elogiar a alguien; 
Cuando esté desanimado, dame alguien para darle nuevos ánimos.
Cuando quiera que los otros me comprendan, dame alguien que necesite de mi comprensión;
Cuando sienta necesidad de que cuiden de mí, dame alguien a quien pueda atender;
Cuando piense en mí mismo, vuelve mi atención hacia otra persona.
Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros hermanos;
Dales, a través de nuestras manos, no sólo el pan de cada día,
también nuestro amor misericordioso, imagen del tuyo.
Madre Teresa de Calcuta M.C.

sábado, 12 de febrero de 2011

“Venid conmigo y os haré pescadores de hombres” (Mt 4,18-22)

Ésta que conocemos como la llamada a los primeros discípulos forma parte de las acciones iniciales de la vida pública de Jesús; de hecho, los capítulos 3 y 4 (los dos primeros están dedicados a la infancia de Jesús) nos hacen una presentación global de aquello que luego será toda su misión.  Jesús ha sido presentado “oficialmente” por su Padre como su Hijo; por tanto, no estamos ante cualquiera (el Bautismo). A lo largo de su misión, Jesús será “tentado”…, experimentará dificultades, contradicciones, como cualquiera de nosotros, pero saldrá vencedor, pues su punto de referencia fue siempre Dios, las Escrituras (las tentaciones en el desierto). A continuación, empieza a proclamar el Evangelio, que lo resume en una expresión sencilla y llena de significado: ¡Dios está entre nosotros, se ha acercado! Así mismo, es consciente de que ésta misión no debe realizarla en solitario, sino que, si Dios es Padre y, por tanto, todos somos hermanos, el modo de hacer “visible” ese ser “familia de Dios” es constituyendo una comunidad de seguidores… Y, por eso, empieza llamando a unos pescadores a ser sus compañeros, sus colaboradores en esta misión…

La llamada a estas dos parejas de hermanos: Santiago y Juan, Pedro y Andrés, es muy conocida… Pero fijémonos en algunos detalles…
En un comentario anterior habíamos dicho que Jesús que el contenido de la predicación de  Jesús era igual que la de Juan, como un modo de poner de manifiesto una cierta continuidad entre ambos. Pero, en realidad, el planteamiento de Jesús difería mucho del de Juan… Si os acordáis, Juan era un ermitaño que vivía en el desierto y al que tenían que acudir quienes deseaban oír hablar de Dios y cambiar de vida… Jesús, en cambio, no va al desierto; Jesús va a la ciudad, a Cafarnaum… Jesús va en busca de la gente, no espera que sean ellos quienes vengan a buscar… Y sí, así es Dios… Es Él quien sale a nuestro encuentro, Él quien viene a buscarnos allí donde se desenvuelve nuestra vida cotidiana…
Y, ¿a quiénes llama? A unos pescadores, a personas que tienen un oficio, una profesión, ¡no a gente que no tiene nada que hacer…! Jesús busca “trabajadores”, pero que dediquen sus energías, su tiempo y sus personas a otra “profesión”, a la de Jesús… Por eso les dirá que los llama a ser “pescadores”, pero de otro tipo… Actualmente a lo mejor nos diría que nos llama a ser “ingenieros”, pero de personas, para ayudar a “construirlas”; o médicos, pero no del cuerpo sino del alma, etc… ¿Qué crees que te diría a ti…?
Jesús nos llama a ejercer nuestras profesiones, nuestros oficios, poniéndolo al servicio de la vida de las personas… ¡qué hermoso…!  Y, así mismo, llama también a algunas personas a dejarlo todo y a seguirlo… Sí, a seguirlo… Lo primero que Jesús desea son amigos, personas que quieran compartir su vida para, así, poder compartir su misión… Hoy siguen existiendo personas que escuchan esa llamada y lo dejan todo para seguirlo: familia (sus propias raíces), profesión (seguridad)… y se lanzan a la aventura de ir allí donde hayan personas necesitadas del pan del cuerpo y del espíritu…

Hoy Jesús sigue llamando… Te llama a ti, me llama a mí… ¿A qué te invita…? ¿A qué te llama…? No tenas miedo a escuchar su voz y a seguirlo… ¡Es el mejor modo de dar sentido a la propia vida…!

miércoles, 9 de febrero de 2011

¿Tú sabes amar?

Yo estoy aprendiendo…
Estoy aprendiendo a aceptar a las personas aun cuando éstas me decepcionen.
Cuando huyen del ideal que tengo para ellas.
Cuando me hieren con palabras
o acciones impensadas.
Es difícil aceptar a las personas como son
y no como yo deseo que sean.
Es difícil, muy difícil, pero estoy aprendiendo...
Estoy aprendiendo a amar,
estoy aprendiendo a escuchar,
escuchar con los ojos y oídos, escuchar con el alma.
Escuchar lo que dice el corazón,
lo que dicen los hombros caídos,
los ojos, las manos inquietas.
Escuchar el mensaje que se esconde
entre las palabras superficiales
Descubrir la angustia disfrazada,
la inseguridad enmascarada,
la soledad encubierta.
Penetrar la sonrisa fingida,
la alegría simulada,
la vanagloria exagerada.
Descubrir el dolor de cada corazón.
Poco a poco, estoy aprendiendo a amar.
Estoy aprendiendo a perdonar.
Porque el amor perdona,
lanza fuera las tristezas,
y cura las cicatrices que la incomprensión
y la insensibilidad grabaron en el corazón herido.
El amor no alimenta heridas con pensamientos dolorosos,
no cultiva ofensas con lástimas y autocompasión.
El amor perdona, olvida,
extingue todos los trazos de dolor en el corazón.
Paso a paso, estoy aprendiendo a perdonar, a amar,
estoy aprendiendo a descubrir el valor
que se encuentra dentro de cada vida,
de todas las vidas.
Estoy aprendiendo a ver en las personas
su alma y las posibilidades que Dios les da.
Estoy aprendiendo pero,
¡qué lento es el aprendizaje!
¡Qué difícil es amar incondicionalmente!
Todavía tropezando,
cometiendo errores,
estoy aprendiendo…
Y NO OLVIDES:
SE APRENDE AMAR EN LOS MILES DE DETALLES DE CADA DÍA
¡SÉ FELIZ!
¡SONRÍELE A LA VIDA!

sábado, 5 de febrero de 2011

"Seguidores" (Mt 4,12-23)

Os comparto el comentario de J.A. Pagola al texto del evangelio de Mt 4,12-23, que también nosotros estamos comentando...

Cuando Jesús se entera de que el Bautista ha sido encarcelado, abandona su aldea de Nazaret y marcha a la ribera del lago de Galilea para comenzar su misión. Su primera intervención no tiene nada de espectacular. No realiza un prodigio. Sencillamente, llama a unos pescadores que responden inmediatamente a su voz: "Seguidme".

Así comienza el movimiento de seguidores de Jesús. Aquí está el germen humilde de lo que un día será su Iglesia. Aquí se nos manifiesta por vez primera la relación que ha de mantenerse siempre viva entre Jesús y quienes creen en él. El cristianismo es, antes que nada, seguimiento a Jesucristo.

Esto significa que la fe cristiana no es sólo adhesión doctrinal, sino conducta y vida marcada por nuestra vinculación a Jesús. Creer en Jesucristo es vivir su estilo de vida, animados por su Espíritu, colaborando en su proyecto del reino de Dios y cargando con su cruz para compartir su resurrección.

Nuestra tentación es siempre querer ser cristianos sin seguir a Jesús, reduciendo nuestra fe a una afirmación dogmática o a un culto a Jesús como Señor e Hijo de Dios. Sin embargo, el criterio para verificar si creemos en Jesús como Hijo encarnado de Dios es comprobar si le seguimos sólo a él.

La adhesión a Jesús no consiste sólo en admirarlo como hombre ni en adorarlo como Dios. Quien lo admira o lo adora, quedándose personalmente fuera, sin descubrir en él la exigencia a seguirle de cerca, no vive la fe cristiana de manera integral. Sólo el que sigue a Jesús se coloca en la verdadera perspectiva para entender y vivir la experiencia cristiana de forma auténtica.

En el cristianismo actual vivimos una situación paradójica. A la Iglesia no sólo pertenecen los que siguen o intentan seguir a Jesús, sino, además, los que no se preocupan en absoluto de caminar tras sus pasos. Basta estar bautizado y no romper la comunión con la institución, para pertenecer oficialmente a la Iglesia de Jesús, aunque jamás se haya propuesto seguirle.

Lo primero que hemos de escuchar de Jesús en esta Iglesia es su llamada a seguirle sin reservas, liberándonos de ataduras, cobardías y desviaciones que nos impiden caminar tras él. Estos tiempos de crisis pueden ser la mejor oportunidad para corregir el cristianismo y mover a la Iglesia en dirección hacia Jesús.

Hemos de aprender a vivir en nuestras comunidades y grupos cristianos de manera dinámica, con los ojos fijos en él, siguiendo sus pasos y colaborando con él en humanizar la vida. Disfrutaremos de nuestra fe de manera nueva.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Bendíceme, Señor

Señor, bendice mis manos
para que sepan acariciar sin aprisionar;
para que sepan recibir sin poseer,
dar sin calcular
y sostener sin condicionar.

Bendice mis ojos
para que vean detrás de la superficie;
para que no se cierren por el miedo,
pero nunca miren con ira;
para que todos se sientan seguros
por mi modo de mirarles.
Bendice mis ojos para que miren y vean.

Señor, bendice mis oídos
para que sepan oír tu voz
y perciban claramente el grito de los afligidos;
que sepan cerrarse al ruido inútil de la palabrería,
y escuchen sin cansancio el silencio de los enmudecidos;
Bendice mis oídos
para que siempre estén abiertos
al que necesita publicar
su memoria, su alegría o su dolor

Señor, bendice mi boca
para que dé testimonio de Ti
y no diga nada que hiera o destruya;
que sólo pronuncie palabras que siembren y alivien,
y no calle nunca los nombres heridos.
Bendice mi boca
para que siempre bendiga
y nunca traicione mi propia verdad.

Señor, bendice mi corazón
para que sea templo vivo de tu Espíritu;
que sepa dar calor y refugio;
que sea generoso en perdonar,
alegre en compartir,
pronto en comprender,
y compasivo.
Llénalo de nombres de personas queridas,
de personas sin nombre
y también de otros nombres.

Bendice, Señor, mis pies
para que busquen la Paz y corran tras ella.
Que construyan caminos para anunciarte,
y eviten los senderos tortuosos
que desembocan en la ostentación y la injusticia.
Que reconozcan tus pisadas
en el caminar de los humildes
y respeten las huellas de todo caminante
Bendice mis pies para que me los deje lavar
y tener parte contigo.

Bendíceme, Dios mío, para que puedas disponer de mí
con todo lo que soy,
con todo lo que tengo,
con todo lo que de Ti he recibido.

Bendíceme, Señor,
en toda tu gente
y en todos mis amigos.

Amén