miércoles, 22 de junio de 2011

Un toque de vida

La verdadera ciencia de la vida consiste en aprovechar al máximo el día presente, el día de hoy, olvidando el pasado y dejando en paz el futuro.
Hay personas que cargan sobre sus débiles hombros tres sacos a la vez: un saco pequeño, fácil de llevar: es el saco de penas, trabajos y alegrías de un solo día, el día de hoy.
Un segundo saco pesado, abrumador, el del pasado: son esas gentes que vuelven y vuelven a recordar las penas pasadas, los fracasos que tuvieron, las heridas que sufrieron. Se empeñan en rascar las heridas y así siempre están sangrando y nunca se curan.
Y todavía se empeñan en llevar un tercer saco muy pesado, el del futuro.  Son los que miran al mañana con miedo, esperando siempre lo peor.
Llevar hoy la carga de mañana unida a la de ayer, hace vacilar y tambalearse al más fuerte, pero nadie nos manda vivir así. Nadie nos manda llevar al mismo tiempo los tres sacos.
El Señor de la vida hizo las cosas más sencillas y nos dijo: "Bástale a  cada día su afán". El creó el día para trabajar, luchar y esforzarnos y creó la noche para dormir, descansar y olvidar.
Así en realidad la vida consta de un solo día. Cada noche podríamos decir que nos morimos por unas horas cuando dormimos, para resucitar nuevamente al despertar por la mañana.
¿Porqué no vivir un solo día por vez? El pasado ya pasó, no volverá; déjalo en paz. Si puedo sacar de mi pasado alguna buena lección, está bien, la saco, pero si no, lo dejo, lo olvido. Nada gano recordando mis problemas y amarguras de ayer.
El futuro, por otra parte, aún no llega, y no sé si llegará, entonces, ¿por qué me preocupo?
Lo único que tengo, lo único de lo que soy dueño, es de este día de hoy, por tanto lo voy a vivir y disfrutar como si fuera el único día que voy a tener. Un día es una vida entera en miniatura.
Tenía razón aquel poeta cuando decía: “Mira a este día porque es la vida, la mismísima vida de la vida.”
En su breve curso están todas las verdades y realidades de tu existencia: la bendición del desarrollo, la gloria de la acción, el esplendor de las realizaciones.
Porque el ayer es solo un sueño y el mañana solo una visión, pero el hoy bien vivido hace de todo ayer un sueño de felicidad y de cada mañana una visión de esperanza, mira pues bien a este día.
Ante una ardua tarea solemos pensar en toda la vida. ¿Por qué no conformarnos con llevar nuestra carga de un día?
Todo el mundo puede soportar su carga, por pesada que sea, hasta la noche; todo el mundo puede realizar su trabajo, por duro que sea, durante un día.
Todos pueden vivir, pacientemente, de modo amable y sano hasta que el sol se ponga y esto es realmente lo que la vida significa.
Tengo un día de vida y nada más. Con él puedo hacer maravillas o destruirlo. Lo que no puedo es vivir una semana, un mes, un año a la vez. Se vive HOY.
No corras por la vida tan rápido que olvides, no solamente donde has estado sino hacia dónde vas.
Libertad es salir al mundo a buscar lo que creo que necesito, en lugar de vivir esperando que los demás me den el permiso para conseguirlo...
Si no puedes encontrar la verdad en el lugar donde estás, ¿dónde más esperas encontrarla?
Si las semillas sembradas en la tierra negra pueden llegar a convertirse en rosas tan bellas, ¿qué no puede  llegar a ser el corazón del hombre en su largo camino hacia las estrellas?...
El amor, es el eje que mueve el mundo... es la razón de la cordura, y el hilo que te ata a la locura... Si has de perderlo o ganarlo “TODO” que sea por AMOR.
Y recuerda siempre, "La vida no se mide por los descansos que tomamos sino por los momentos que te roban el aliento".

sábado, 18 de junio de 2011

Fiesta de la Santísima Trinidad

Este domingo celebramos la Fiesta de la Santísima Trinidad, una de las realidades más hermosas que nos ha dado a conocer Jesús… Sin embargo, si a ti te preguntaran, ¿qué es eso de la Trinidad?… ¿qué responderías…?
Lamentablemente para muchos cristianos, la Trinidad se asocia a un problema de álgebra o sencillamente a una especie de axioma que sólo se puede aceptar, aunque no se entienda… Eso de que tres son uno o de que uno son tres sencillamente nos deja perplejos y hemos optado por prescindir del tema… Y todo sencillamente porque no siempre se ha conseguido explicarnos qué hay detrás de esa presentación de Dios como Uno y Trino…
Hace ya algunos años -¡más de 10!-, cayó en mis manos un libro de Leonardo Boff: “La Santísima Trinidad, la mejor comunidad”. Reconozco que su lectura marcó mi modo de entender y de vivir mi fe… pues, definitivamente, según entendamos las cosas, así las vivimos.
Os compartiré sencillamente aquellos “hallazgos” que hice y que habitan en mí como en un pozo.
En resumidas cuentas venía a decir que, según fuera nuestra imagen de Dios, así sería no sólo nuestra práctica religiosa sino nuestra convivencia civil… Y, esto, porque al ser imágenes de Dios, en nuestra vida reproduciríamos aquella imagen que tuviéramos interiorizada… Me explico…
Aquellas personas –o sociedades– que tengan la idea de que Dios es alguien solitario, que vive en las alturas, lejos de nosotros, sus criaturas, justificará un modo de ser individualista y descomprometido… Quien, en cambio, haya descubierto que Dios es familia, es comunidad (y eso es la Santísima Trinidad), adoptará un modelo que propicie la convivencia, la pluralidad, la participación…
Cuando decimos que Dios es Uno y Trino, lo que estamos diciendo es que el ideal de convivencia, el modelo de persona, es aquella en la que se acepta como bueno la diversidad… En el mismo seno de Dios habita la diversidad… por eso son tres, y tres diferentes… Y, al mismo tiempo, la diversidad no tiene por qué ser fuente de conflicto ni de competitividad, sino de enriquecimiento mutuo… La Trinidad nos dice que el ideal es la unidad en la diversidad… El modelo no es la uniformidad ni el individualismo anárquico… ¡No! El modelo es aquel en el que todos podamos ser nosotros mismos, con lo que tenemos de únicos e irrepetibles y, al mismo tiempo, es precisamente esa diversidad la que se convierte en fuente de enriquecimiento mutuo… Por eso Pablo utiliza la imagen del cuerpo, formado por muchos miembros diversos y, sin embargo, uno… O podemos utilizar la imagen de la orquesta, donde es posible interpretar una hermosa sinfonía porque hay instrumentos diversos que tocan en perfecta armonía…
Por eso, celebrar esta fiesta es celebrar la grandiosa creatividad de Dios que nos hace diversos, distintos, únicos, pero que nos invita a formar una única familia humana, donde todos pongamos en común lo que somos y tenemos… 
En estos momentos históricos, donde la interculturalidad es una realidad, seamos nosotros, los cristianos, artífices de unión y de convivencia fraterna entre todos los pueblos, personas y culturas…

miércoles, 15 de junio de 2011

"Quédate conmigo"

Señor, quédate conmigo durante este día,
y guía mis pensamientos y deseos,
mis acciones y mis proyectos.

Guía mis pasos
para que caminen ligeros
al encuentro de los cansados y desanimados.

Guía mis manos
para que acompañen
 a aquéllos que  se perdieron en el camino.

Abre mis brazos,
para que pueda abrazar
a los que se sienten solos y sin esperanza.

Ilumina mis ojos
y vuelve atentos mis oídos
al clamor de mis hermanos.

Ofréceme un corazón tierno,
capaz de amar sin distinción.

Padre nuestro,
deposito en tu protección mi descanso
y el de todos mis amigos y seres queridos.

Coloco en tus manos nuestra tierra,
nuestras ciudades,
nuestro mundo tan azotado por la violencia,
por las catástrofes, por las guerras y por las injusticias...

Ilumina, Señor, la mente y el corazón
de los poderosos de la tierra.

Que siempre pueda, por tu gracia,
abrir las manos para compartir
lo que soy y lo que tengo
y con tu ayuda pueda ver aparecer la aurora de un mundo nuevo.

GRACIAS, SEÑOR.
AMÉN.

sábado, 11 de junio de 2011

Fiesta de Pentecostés

“Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar.
De pronto vino del cielo un ruido, como el de una violenta ráfaga de viento, que llenó toda la casa donde estaban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego, las que, separándose, se fueron posando sobre cada uno de ellos; y quedaron llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar idiomas distintos, en los cuales el Espíritu les concedía expresarse”
 (Hch 2, 1-4).
De este modo nos narra el libro de los Hechos de los Apóstoles lo que conocemos como la venida del Espíritu Santo sobre la primera comunidad cristiana; es decir, sobre la Iglesia.
La palabra Pentecostés viene del griego y significa el día quincuagésimo. El origen de la fiesta es judío. A los 50 días de la Pascua, los israelitas celebraban la fiesta de las siete semanas (Ex 34,22). Esta fiesta en un principio fue agrícola, pero se convirtió después en recuerdo de la Alianza del Sinaí. Al principio los cristianos no celebraban esta fiesta. Con el tiempo se le fue dando mayor importancia a este día, teniendo presente el acontecimiento histórico de la venida del Espíritu Santo sobre María y los Apóstoles (cf. Hch 2). Gradualmente, se fue formando una fiesta, para la que se preparaban con una vigilia solemne, algo parecido a la Pascua, tradición que aún se conserva hoy. Litúrgicamente se utiliza el color rojo para el altar y las vestiduras del sacerdote para simbolizar el fuego del Espíritu Santo.
Los cincuenta días del Tiempo Pascual y las fiestas de la Ascensión y Pentecostés, forman una unidad. En realidad, nos presentan distintos aspectos de un único misterio. El Tiempo de Pascua, hasta la Ascensión, es la etapa en la que Jesús se deja ver por sus discípulos; es el tiempo de la experiencia personal y, de algún modo, sensible. Desde entonces, los discípulos se preparan para un “nuevo tipo de presencia”, una presencia más “espiritual”. Esto viene representado por los nueve días (una novena) entre la Ascensión y Pentecostés.
Pentecostés es fiesta pascual y fiesta del Espíritu Santo. La Iglesia sabe que nace en la Resurrección de Cristo, pero se confirma con la venida del Espíritu Santo. Es hasta entonces, que los Apóstoles acaban de comprender para qué fueron convocados por Jesús; para qué fueron preparados durante esos tres años de convivencia íntima con Él. Por eso, la Fiesta de Pentecostés es como el "aniversario" de la Iglesia. El Espíritu Santo desciende sobre aquella comunidad naciente y temerosa, infundiendo sobre ella sus siete dones, dándoles el valor necesario para anunciar la Buena Nueva de Jesús; para preservarlos en la verdad, como Jesús lo había prometido (Jn 14.15); para disponerlos a ser sus testigos; para ir, bautizar y enseñar a todas las naciones. 
Este Espíritu es el mismo que guió a Jesús durante su vida histórica y es el mismo que, desde hace dos mil años hasta ahora, sigue descendiendo sobre quienes creemos que Cristo vino, murió y resucitó por nosotros; sobre quienes sabemos que somos parte y continuación de aquella pequeña comunidad ahora extendida por tantos lugares; sobre quienes sabemos que somos responsables de seguir extendiendo su Reino de Amor, Justicia, Verdad y Paz entre los hombres.
Los cristianos hemos recibido el Espíritu en el Bautismo, Espíritu que nos hace hijos; y en la Confirmación hemos recibido su fuerza que nos constituye en testigos.
Los cristianos somos templos del Espíritu Santo; por eso, somos llamados a vivir una vida “espiritual”, que no quiere decir vivir en “otro mundo”, sino vivir dejándonos guiar por el Espíritu de Jesús, siguiendo sus inspiraciones, para vivir al estilo de Jesús.
Que esta Fiesta renueve en nosotros la experiencia de estar habitados por el Espíritu y nos haga dóciles a sus inspiraciones.

martes, 7 de junio de 2011

Dones del Espíritu Santo

Este domingo celebraremos la Fiesta de Pentecostés. En ella hay una tradición muy bonita de repartir los "dones del Espíritu Santo". El significado de estos dones es:
Sabiduría: Es el más comentado y testificado en la Escritura. En pocas palabras podríamos decir que es el don que nos proporciona el gusto por lo espiritual.
Mediante este don, el Espíritu nos permite sintonizar con la sabiduría de Dios de forma que somos capaces de reconocer como sabiduría la sabiduría manifestada en Jesús y valorar las cosas con los ojos de Dios.
La sabiduría no es un mero conocimiento intelectual sino que se funda en el amor y desemboca en el amor.
Inteligencia o entendimiento: Es una gracia del Espíritu Santo que nos permite comprender con la mente y con el corazón la Palabra de Dios y profundizar en los contenidos y en el sentido de nuestra fe cristiana.
Consejo: Este don nos capacita para oír la voz de Dios en las opciones que la vida diaria nos impone, iluminando así nuestra conciencia para encontrar la decisión más acertada, pronunciar la palabra justa y obrar rectamente. Este don nos ayuda a decidir con acierto, aconsejar a los otros fácilmente y en el momento necesario conforme a la voluntad de Dios.
Fortaleza: Por medio de este don, el Espíritu Santo nos ayuda a hacer lo que Dios quiere de nosotros con perseverancia, superando todas las dificultades, y a sobrellevar las contrariedades de la vida. El don de fortaleza nos da fuerza para resistir y vencer nuestras debilidades y resistencia internas, así como las presiones del ambiente. Nos ayuda a superar la timidez y la agresividad. Proporciona tal valor, que hace que el hombre se mantenga en las mayores dificultades y horrores y que esté incluso dispuesto a dar su vida por Dios y por sus hermanos (martirio).
Ciencia: Este don nos capacita para ver las cosas en su relación a Dios, de manera que tengamos la visión auténtica de ellas, de modo que reconozcamos en ellas su valor “relativo”, reconociendo que Dios es su fundamento y que todas las demás cosas son medios que Dios nos da para le amemos y sirvamos a Él y a nuestros hermanos. Implica el don del discernimiento de espíritus.
Piedad: Con el don de piedad, el Espíritu Santo sana nuestro corazón de todo tipo de dureza y lo abre a la ternura para con Dios, llamándolo en nuestro corazón ¡Abba, Padre! Gracias a este don nos es posible amar y respetar a Dios como padre, incluso en los dolores y tribulaciones que nos trae la vida, con la confianza firme en su amor. A la vez, hace que abarquemos con nuestro amor a nuestros prójimos, que veamos en ellos hermanos y hermanas y que superemos rápidamente cualquier aversión a nuestros semejantes.
Temor de Dios: El Temor de Dios es el don más incomprendido pues se asocia el temor al miedo. Sin embargo, este don es el que nos capacita para vivir en actitud de respeto, es decir, en la actitud del amor temeroso y del temor amoroso a Dios. Lo que el hombre teme en este don no es tanto a Dios, en quien ha puesto su esperanza, cuanto su propia debilidad. De allí la petición en la conocida oración “Anima Christi” que dice: “No permitas que me separe de Ti”… ¡Esto es lo único que realmente debemos temer”.
Preparémonos para acogerlos en nuestro corazón...

viernes, 3 de junio de 2011

Novena al Espíritu Santo

La novena del Espíritu Santo es de suma importancia para todo cristiano ya que fue la primera que celebraron los Apóstoles con la Virgen María en el Cenáculo. Allí aguardaron con recogimiento y oración su venida y recibieron sus abundantes y maravillosos dones.
Por si os animáis a hacer la Novena al Espíritu Santo como preparación a la Fiesta de Pentecostés, os propongo la siguiente:
Oraciones para todos los días
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego sagrado de tu amor. Envía, Señor, tu Espíritu y serán creados, y renovarás la faz de la tierra. Oh, Dios, que has instruido los corazones de tus fieles con las luces de tu Santo Espíritu, danos el saber rectamente, según el mismo Espíritu, y gozar siempre de sus consuelos. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
Día 1º: Ven, Espíritu Santo, llena nuestros corazones con tu amor y con tu presencia, y enséñanos a llamar a Dios, con ternura filial: ¡Abbá, Padre!
Día 2º: Ven, Espíritu Santo, por tu don Sabiduría, concédenos la gracia de apreciar y estimar los bienes espirituales y muéstranos los medios para alcanzarlos. Gloria...
Día 3º: Ven, Espíritu Santo, por tu don de Entendimiento, ilumina nuestras mentes y nuestro corazón para entender tu Palabra y los misterios de nuestra fe, para vivirlos plenamente. Gloria...
Día 4º: Ven, Espíritu Santo, por tu don de Consejo, ilumina nuestra conciencia con tu luz para actuar con rectitud y justicia para beneficio de nosotros mismos y de nuestros semejantes. Gloria...
Día 5º: Ven, Espíritu Santo, por tu don de Fortaleza, danos la perseverancia suficiente para cumplir tu voluntad y vencer todas las dificultades del camino. Gloria...
Día 6º: Ven, Espíritu Santo, por tu don de Ciencia, enséñanos a ver las cosas como dones tuyos y a ponerlos a tu servicio y al de nuestros hermanos. Gloria…
Día 7º: Ven, Espíritu Santo, por tu don de Piedad, aumenta en nosotros la confianza de saber que nuestra vida está en manos del Padre y a sentirnos realmente como sus hijos. Gloria...
Día 8º: Ven, Espíritu Santo, por tu don de Temor de Dios, graba en nosotros que lo único que debemos temer en esta vida es alejarnos de Ti. Gloria...
Día 9º: Ven, Espíritu Santo, y concédenos tus frutos: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza, para que redunden en nuestro propio bien y en el de nuestros hermanos. Gloria…
Oración final: Te suplicamos, Oh Padre, que tu Santo Espíritu encienda en nuestros corazones esa llama que Cristo trajo a la tierra y deseó ardientemente fuera encendida y que, según la promesa de tu Hijo, el Espíritu Santo nos lleve al conocimiento pleno de toda la verdad que nos ha sido revelada en Jesús.
Inflama nuestros corazones con el fuego de tu Espíritu para que te sirvamos con todo el corazón. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.

miércoles, 1 de junio de 2011

Fiesta de la Ascensión del Señor

Aunque parezca mentira, han pasado ya 40 días desde que celebramos la resurrección de Jesús, el Domingo de Pascua... Por eso, este jueves correspondería celebrar litúrgicamente la Fiesta de la Ascención, si bien en la mayoría de lugares esta celebración se ha trasladado al domingo para facilitar la participación de los cristianos en la eucaristía.
En el libro de los Hechos de los Apóstoles, san Lucas nos dice que, después de su muerte, Jesús se dejó ver a sus discípulos durante 4o días, dándoles pruebas de que estaba vivo; y les habló una vez más del Reino de Dios y les dio instrucciones (cf. Hech 1, 1-11). Todos sabemos que en la Biblia el número 40 tiene un sentido simbólico. "40" representa un periodo prolongado de tiempo, una etapa... Al usar el número "40", san Lucas lo que quiere trasmitir no es una cronología (de hecho ninguno de los evangelistas habla de 40 días ni señalan el tiempo preciso de duración de las apariciones); lo que nos quiere decir es que la experiencia de las "apariciones" no fueron pasajeras sino que Jesús se dejo ver a ellos durante bastante tiempo, el necesario para afianzar en cada uno la conviccioón de que estaba vivo, en medio de ellos, acompañándolos y enviándolos a prolongar su misión.
El sentido de esta fiesta lo podemos encontrar en la Oración Colecta de la misa que dice así: "Llena, Señor, nuestro corazón de gratitud y de alegría por la gloriosa ascención de tu Hijo, ya que su triunfo es también nuestra victoria, pues a donde llegó Él, nuestra Cabeza, tenemos la esperanza cierta de llegar nosotros, que somos su cuerpo."
La ascensión es presentada como "victoria", como llegada a la meta... Sí, Jesús, después de haberse mantenido fiel al Padre y a sus hermanos, regresa a casa del Padre, ya no sólo como Dios sino también como hombre y, con él, nos lleva a todos. Por eso se nos dice que, donde Él llegó, llegaremos también nosotros...
Y, sí, esa es nuestra esperanza... la fidelidad al Padre y a los hermanos en esta vida, nos conducirá a gozar eternamente en la casa del Padre... Por eso, hoy también se nos dice a nosotros: "Qué hacéis mirando al cielo..." No se trata de mirar hacia "arriba" sino de comprometernos con este mundo de aquí "abajo" para hacerlo "como Dios quiere"... un mundo de hijos y de hermanos, donde reine el amor, la paz y la justicia...
A partir de mañana también da inicio la novena al Espiritu Santo pues, dentro de 9 días, celebraremos la Fiesta de Pentecostés.