martes, 28 de febrero de 2017

Tiempo de Cuaresma. ¿Sabías que...?

Este miércoles empezamos el Tiempo de Cuaresma.
Como recordaréis, el Año Litúrgico no coincide con el año civil, sino que se estructura en torno a los dos acontecimientos centrales del cristianismo: el Nacimiento y la Resurrección de Jesús. El Nacimiento va precedido de un tiempo de preparación, el Adviento, y de un periodo de celebración, el llamado Tiempo de Navidad. Así mismo, nos preparamos a la Pascua del Señor, recorriendo un camino que dura 40 días (Tiempo de Cuaresma) y lo celebramos durante un periodo aún más largo, el Tiempo Pascual, que se prolonga 50 días.
Por tanto, la Cuaresma es el tiempo de preparación a la celebración y actualización del Misterio Pascual, que es el acontecimiento central del cristianismo: ¡Si Cristo no hubiera Resucitado, nuestra fe no tendría ningún sentido!
La Cuaresma comienza el Miércoles de ceniza y concluye con la Vigilia Pascual. Dentro de ella, tiene particular importancia la Semana Santa y, más aún, el Triduo Pascual, que inicia con la misa vespertina de la Cena del Señor, el Jueves Santo. Todo este periodo tiene una profunda unidad, si bien podemos distinguir diversos momentos:
  • El Miércoles de ceniza y los tres días posteriores.
  • Las cinco semanas de preparación. La última de ellas que empieza el V Domingo de Cuaresma (antiguamente llamado Domingo de Pasión) era antes la Semana de Pasión, pero desde la reforma litúrgica posterior al Concilio Vaticano II, se habla simplemente de la V Semana de Cuaresma. 
  • La Semana Santa, del Domingo de Ramos al Sábado Santo.
La Cuaresma, como todos sabéis, alude a su duración: 40 días dedicados al ayuno y la penitencia como preparación a la Pascua. Estos 40 días se contabilizan desde el Miércoles de Ceniza al Sábado Santo, excluyendo los domingos, pues estos no son días penitenciales... Al mismo tiempo, litúrgicamente, el Jueves Santo por la tarde da comienzo el Triduo Pascual, como tiempo de preparación más intenso e inmediato a la Resurrección del Señor. 
Os invito a ir preparando el corazón para recorrer el camino que se nos propondrá a lo largo de las próximas semanas y a participar en la Liturgia del Miércoles de Ceniza. Por este motivo, suspenderemos el comentario al evangelio de Mateo para dedicar este espacio a nuestra preparación a la Pascua.

sábado, 11 de febrero de 2017

El cristianismo busca transformar el corazón. (Mt 5, 17-37)

Un evangelio de vértigo. ¿Cómo puede ser eso? También María le hizo esa pregunta al ángel aquel día, pero luego dijo: "hágase tu voluntad, modélame, como arcilla blanda entre tus manos, transfórmame el corazón". Y dio a luz a Dios. También nosotros podemos, como ella, llevar a Dios al mundo, dar a luz amor.
"Habéis oído que se dijo... pero yo os digo". Jesús no contrapone a la moral antigua una súper moral mejor, sino que revela el alma secreta de la ley: “su evangelio no es una moral sino una profunda liberación" (G. Vanucci). Jesús no es ni laxista ni rigorista, no es más rígido o más condescendiente que los escribas, Él hace otra cosa, toma una norma y la lleva más allá, la abre como una flor, en dos direcciones: la línea del corazón y la línea de la persona.
Jesús lleva la ley a su plenitud y nace la religión de la interioridad. "Se dijo: no matarás; pero yo os digo: quien se irrita con su hermano; es decir, quien alimenta odios y rencores, en su corazón ya es un homicida”. Jesús va a la raíz: va al corazón para sanarlo, solo así se podrán curar los gestos. Vuelve al corazón y cuídalo porque es la fuente de de la vida. 
"No juréis. Vuestra palabra sea sí, sí; no, no". No se prohíbe solo jurar, lo que se prohíbe es la mentira. Di siempre la verdad y así no hará falta jurar.
Jesús lleva a plenitud la ley mirando a la persona. "Si miras a una mujer deseándola para ti, eres ya un adúltero". No dice: si tú, hombre, deseas una mujer o si tú, mujer, deseas un hombre. El deseo forma parte de la vida. Dice: si miras deseando; es decir, si te acercas a una persona para seducirla o poseerla, si la reduces a un objeto, tú pecas contra la esencia de esa persona.
Cometes adulterio en el sentido originario del término adulterar: tú alteras, falsificas, manipulas, humillas la persona. Le robas el sueño de Dios, la imagen de Dios. Pecas no contra la moral, sino contra la persona, contra la nobleza y profundidad de la persona.
Entonces, ¿qué es la ley moral? Escucha a Jesús y comprenderás que la norma está hecha para proteger la vida, es garante de aquello que nos hace crecer en humanidad, porque Jesús solo habla en defensa de la humanidad del ser humano, con las palabras propias de la vida.
Es así como el Evangelio se convierte en algo fácil, humanísimo, incluso cuando dice palabras que dan vértigo. Porque no añade más carga a la carga, no convoca a héroes puros y duros, no se dirige a santos, sino a personas auténticas, simplemente a hombres y mujeres sinceras de corazón.
(Ermes Ronchi - www.retesicomoro.it - traducido del italiano)