- 5,1-2: Ambientación-
- 5,3-16: Las Bienaventuranzas.
- 5,17-48: Nueva interpretación de la Ley.
- 6,1-18: Nueva interpretación de las prácticas de piedad.
- 6,19-7,12: Nueva ética cristiana.
- 7,13-27: Conclusión: los dos caminos.
- 7,28-29: Reacciones de los oyentes.
sábado, 26 de febrero de 2011
Jesús Maestro de Sabiduría (Mt 5, 1-16)
miércoles, 23 de febrero de 2011
Felicitación de cumpleaños
suprime toda la infelicidad que puedas.
Cada día te dará oportunidad de añadir algo al bienestar de los demás
o de mitigar en algo sus dolores.
Y cada grano de felicidad que siembres en pecho ajeno
germinará en tu propio pecho,
mientra que cada dolor que arranques
de los pensamientos y los sentimientos de tus semejantes
quedará sustituido por la paz y la alegría
más hermosas en el santuario de tu alma.
(Citado en "La Ética Cristiana", de José Mª Castillo, p. 149).
sábado, 19 de febrero de 2011
Resumen de la misión de Jesús (Mt 4, 23-25)
miércoles, 16 de febrero de 2011
Oración para aprender a amar
Cuando tenga sed, dame alguien que precise agua;
Cuando sienta frío, dame alguien que necesite calor.
Cuando sufra, dame alguien que necesita consuelo;
Cuando mi cruz parezca pesada, déjame compartir la cruz del otro;
Cuando me vea pobre, pon a mi lado algún necesitado.
Cuando no tenga tiempo, dame alguien que precise de mis minutos;
Cuando sufra humillación, dame ocasión para elogiar a alguien;
Cuando esté desanimado, dame alguien para darle nuevos ánimos.
Cuando quiera que los otros me comprendan, dame alguien que necesite de mi comprensión;
Cuando sienta necesidad de que cuiden de mí, dame alguien a quien pueda atender;
Cuando piense en mí mismo, vuelve mi atención hacia otra persona.
Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros hermanos;
Dales, a través de nuestras manos, no sólo el pan de cada día,
también nuestro amor misericordioso, imagen del tuyo.
sábado, 12 de febrero de 2011
“Venid conmigo y os haré pescadores de hombres” (Mt 4,18-22)
miércoles, 9 de febrero de 2011
¿Tú sabes amar?
Cuando huyen del ideal que tengo para ellas.
Cuando me hieren con palabras
o acciones impensadas.
y no como yo deseo que sean.
Es difícil, muy difícil, pero estoy aprendiendo...
estoy aprendiendo a escuchar,
escuchar con los ojos y oídos, escuchar con el alma.
lo que dicen los hombros caídos,
los ojos, las manos inquietas.
entre las palabras superficiales
Descubrir la angustia disfrazada,
la inseguridad enmascarada,
la soledad encubierta.
la alegría simulada,
la vanagloria exagerada.
Descubrir el dolor de cada corazón.
Estoy aprendiendo a perdonar.
Porque el amor perdona,
lanza fuera las tristezas,
y cura las cicatrices que la incomprensión
y la insensibilidad grabaron en el corazón herido.
no cultiva ofensas con lástimas y autocompasión.
El amor perdona, olvida,
extingue todos los trazos de dolor en el corazón.
estoy aprendiendo a descubrir el valor
que se encuentra dentro de cada vida,
de todas las vidas.
su alma y las posibilidades que Dios les da.
Estoy aprendiendo pero,
¡qué lento es el aprendizaje!
cometiendo errores,
estoy aprendiendo…
SE APRENDE AMAR EN LOS MILES DE DETALLES DE CADA DÍA
¡SÉ FELIZ!
sábado, 5 de febrero de 2011
"Seguidores" (Mt 4,12-23)
Así comienza el movimiento de seguidores de Jesús. Aquí está el germen humilde de lo que un día será su Iglesia. Aquí se nos manifiesta por vez primera la relación que ha de mantenerse siempre viva entre Jesús y quienes creen en él. El cristianismo es, antes que nada, seguimiento a Jesucristo.
Esto significa que la fe cristiana no es sólo adhesión doctrinal, sino conducta y vida marcada por nuestra vinculación a Jesús. Creer en Jesucristo es vivir su estilo de vida, animados por su Espíritu, colaborando en su proyecto del reino de Dios y cargando con su cruz para compartir su resurrección.
Nuestra tentación es siempre querer ser cristianos sin seguir a Jesús, reduciendo nuestra fe a una afirmación dogmática o a un culto a Jesús como Señor e Hijo de Dios. Sin embargo, el criterio para verificar si creemos en Jesús como Hijo encarnado de Dios es comprobar si le seguimos sólo a él.
La adhesión a Jesús no consiste sólo en admirarlo como hombre ni en adorarlo como Dios. Quien lo admira o lo adora, quedándose personalmente fuera, sin descubrir en él la exigencia a seguirle de cerca, no vive la fe cristiana de manera integral. Sólo el que sigue a Jesús se coloca en la verdadera perspectiva para entender y vivir la experiencia cristiana de forma auténtica.
En el cristianismo actual vivimos una situación paradójica. A la Iglesia no sólo pertenecen los que siguen o intentan seguir a Jesús, sino, además, los que no se preocupan en absoluto de caminar tras sus pasos. Basta estar bautizado y no romper la comunión con la institución, para pertenecer oficialmente a la Iglesia de Jesús, aunque jamás se haya propuesto seguirle.
Lo primero que hemos de escuchar de Jesús en esta Iglesia es su llamada a seguirle sin reservas, liberándonos de ataduras, cobardías y desviaciones que nos impiden caminar tras él. Estos tiempos de crisis pueden ser la mejor oportunidad para corregir el cristianismo y mover a la Iglesia en dirección hacia Jesús.
Hemos de aprender a vivir en nuestras comunidades y grupos cristianos de manera dinámica, con los ojos fijos en él, siguiendo sus pasos y colaborando con él en humanizar la vida. Disfrutaremos de nuestra fe de manera nueva.
miércoles, 2 de febrero de 2011
Bendíceme, Señor
Señor, bendice mis manos
para que sepan acariciar sin aprisionar;
para que sepan recibir sin poseer,
dar sin calcular
y sostener sin condicionar.
Bendice mis ojos
para que vean detrás de la superficie;
para que no se cierren por el miedo,
pero nunca miren con ira;
para que todos se sientan seguros
por mi modo de mirarles.
Bendice mis ojos para que miren y vean.
Señor, bendice mis oídos
para que sepan oír tu voz
y perciban claramente el grito de los afligidos;
que sepan cerrarse al ruido inútil de la palabrería,
y escuchen sin cansancio el silencio de los enmudecidos;
Bendice mis oídos
para que siempre estén abiertos
al que necesita publicar
su memoria, su alegría o su dolor
Señor, bendice mi boca
para que dé testimonio de Ti
y no diga nada que hiera o destruya;
que sólo pronuncie palabras que siembren y alivien,
y no calle nunca los nombres heridos.
Bendice mi boca
para que siempre bendiga
y nunca traicione mi propia verdad.
Señor, bendice mi corazón
para que sea templo vivo de tu Espíritu;
que sepa dar calor y refugio;
que sea generoso en perdonar,
alegre en compartir,
pronto en comprender,
y compasivo.
Llénalo de nombres de personas queridas,
de personas sin nombre
y también de otros nombres.
Bendice, Señor, mis pies
para que busquen la Paz y corran tras ella.
Que construyan caminos para anunciarte,
y eviten los senderos tortuosos
que desembocan en la ostentación y la injusticia.
Que reconozcan tus pisadas
en el caminar de los humildes
y respeten las huellas de todo caminante
Bendice mis pies para que me los deje lavar
y tener parte contigo.
Bendíceme, Dios mío, para que puedas disponer de mí
con todo lo que soy,
con todo lo que tengo,
con todo lo que de Ti he recibido.
Bendíceme, Señor,
en toda tu gente
y en todos mis amigos.
Amén