Hoy se habla con frecuencia de la importancia de estar conectados. No me refiero a tener acceso a Internet o a tener cobertura en el móvil o el celular. Me refiero a la importancia de estar conectados interiormente, de estar conectados a nosotros mismos.
Hay muchos artículos que hablan de este tema y se nos proponen técnicas y ejercicios para recuperar o fortalecer esta conexión. Y sí, sin duda es importante estar conectados con nosotros mismos, ser conscientes de lo que nos pasa, de lo que pensamos, de lo que sentimos, de lo que nos mueve internamente... Acceder a la riqueza de nuestro mundo interior, a ese lugar sagrado en el que encontramos paz, sosiego, plenitud...
Jesús también nos habla de la necesidad de estar conectados, pero no se refiere solo a esa conexión con nosotros mismos, sin duda importante, sino a estar conectados a Él, a vivir unidos a Él y para ello usa el verbo "permanecer". Es decir, nos invita a mantener esta conexión de manera estable, permanente...
Necesitamos vivir conectados a nosotros mismos. Y esa conexión nos ayudará a descubrir una conexión más profunda... Somos seres espirituales, en profunda conexión con Dios...
Hay muchas imágenes que nos ayudan a vislumbrar en qué consiste esta conexión. Una imagen muy bonita es la de la fuente... Vivir conectados es haber accedido a la fuente de donde fluye el amor, la vida... Vivir conectados es dejar que ese amor y esa vida fluyan a través de mí. Vivir conectados es ser conscientes de que yo no soy el origen del amor y de la vida, sino experimentar el gozo de ser ese canal a través del cual Dios fluye. Vivir conectados es sentirnos seres habitados... Y es esa conexión la que hace que nuestra vida sea fecunda, que a nuestro alrededor florezca la vida... Hay una canción de Marcela Gándara que expresa muy bien esta experiencia: "Fluye en mí".
Fortalezcamos esta conexión... Para ello, en primer lugar, hagámonos conscientes de esa presencia, de que somos seres habitados, seres espirituales. Visualicémonos conectados a esa fuente que está en nuestro interior, que es Dios mismo y dejémosla fluir dentro de nosotros... Amar cansa cuando no estamos conectados a la fuente..., la vida cansa cuando no nos alimentamos de ella... Nuestra vida será más plena, tendremos más paz, andaremos por el mundo más centrados, más gozosos, más fecundos... Dolores Sopeña decía: Seamos canales por los que pasa la gracia divina hacia aquellos que lo necesitan... Llevemos a Dios con nuestra vida, con nuestra sonrisa, con nuestros pequeños o grandes gestos de amor...
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