La parábola del sembrador es una de las más conocidas. Su intención primera es explicar por qué el mundo, nosotros, no terminamos de ser "como Dios quiere"...
Y la explicación es muy sencilla... Todo depende de nuestra disposición interior...
Al contemplar este texto, hoy podemos centrarnos en la persona del sembrador pues, en realidad, representa a Dios y explica el modo de actuar de Jesús...
Esta parábola bien podría llamarse la parábola de la generosidad de Dios. Sí, Dios es espléndido repartiendo sus dones... Y no se da nunca por vencido... Todas las mañanas sale a sembrar... No está sentado en su trono real, inmóvil... Dios sale a nuestro encuentro y deposita en nuestro corazón su semilla... No distingue entre buenos y malos, entre justos e injustos... Él se da generosamente a todos...
Caigamos en la cuenta de esas semillas que hoy sembrará en mi corazón... Semillas de generosidad, de pensamientos positivos, de deseos de ayudar... Ese darme cuenta cuando alguien necesita de mí, cuando puedo hacer un pequeño servicio... Acojamos esa semilla y dejemos que fructifique...
Seamos como Jesús... Sembremos con generosidad, sin medida...
Si queréis conocer un poco más sobre esta parábola, podéis seguir este enlace: "Salió el sembrador a sembrar..."
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