La lucha entre el bien y el mal ha sido siempre un argumento recurrente en las películas, series, incluso en los cuentos infantiles. Y, en esa lucha, después de muchas batallas, al final vence el bien.
Recuerdo que uno de mis sobrinos, cuando tenía unos siete años, me decía que él quería ser bueno, como los de los cuentos. Cuando le pregunté el porqué, me contestó: porque al final siempre ganan... Me sorprendió... Había captado perfectamente que, aunque los buenos lo pasaban mal, al final eran los que salían vencedores y, claro, él lo que realmente quería era salir triunfador...
Esta convicción profunda de que el bien, al final, es más poderoso que el mal, está también presente en la Biblia; la resurrección de Jesús es la prueba más elocuente.
El evangelio de hoy nos habla de esta lucha, muchas veces silenciosa. En la explicación de la parábola del trigo y la cizaña, Jesús nos viene a decir que en la vida no solo conviven el bien y el mal, sino que conviven "entremezclados"; es decir, que no siempre es fácil distinguirlos y que, en no pocas ocasiones, nos equivocamos y elegimos el mal, creyendo que es un bien... Por eso es tan importante aprender a discernir, a distinguir entre lo bueno y lo malo, no en un sentido "moralista", sino en un sentido espiritual, donde "bueno" es lo que está alineado con los valores del evangelio (el perdón, el servicio, la entrega...) y, malo, todo lo que rompe la fraternidad... Éste es un buen criterio de discernimiento... No se trata de decir, "y esto, qué tiene de malo", sino de aprender a preguntarnos si "eso", nos ayuda a vivir el evangelio, a construir fraternidad, a acercar posturas, crear puentes...
La vida no es fácil. Siempre habrá una lucha entre el bien y el mal a distintos niveles, desde el ámbito internacional, ideológico... hasta nuestros entornos más cercanos, en nuestros trabajos, familia, dentro de nosotros mismos...
La invitación es a no claudicar de hacer el bien, aunque a veces parezca que no merece la pena... Seamos trigo en medio de la cizaña, seamos seres de luz, seamos portadores de amor, paz, bondad...
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