Hay un refrán que dice: "En comunidad no muestres tu habilidad". Con ello se expresa que no siempre es conveniente que se conozca lo que hacemos bien para así evitar que nos requieran continuamente para hacer eso que sabemos. Otros, esconden también sus cualidades o sus éxitos, por temor a ser considerados pretenciosos. Y, no pocas veces, cuando nos reconocen un trabajo bien hecho, una cualidad, hasta un bonito vestido, nos cuesta recibir el cumplido y decir sencillamente "gracias".
Hoy Jesús nos dice: "Nadie enciende un candil -o una vela- y lo tapa con una vasija o lo mete debajo de la cama, si no que lo pone en el candelero para que los que entran tengan luz."
Nuestros dones y habilidades son para desplegarse, para desarrollarlos, para ponerlos al servicio de los demás, no para permanecer ocultas...
No tengamos reparo en mostrar lo que sabemos o lo que hacemos bien... Los "talentos" recibidos son para hacerlos fructificar, la luz que nos ha sido regalada, para iluminar.
¿Cuál es esa luz que te ha sido regalada y que deberías poner en el candelero para iluminar a los demás?
Y, cuando te alaben por algo que has hecho bien, por algún don personal o por lo que sea, da sencillamente las gracias...
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