Una vez escuché que sabio es aquel que vive de acuerdo a lo que sabe... Es decir, lo que lo distingue de otras personas que seguramente saben tanto o más que él, es que el sabio no se limita a almacenar conocimientos, sino que los practica.
Del ser humano sorprende que sigamos haciendo lo que sabemos no nos ayuda y que no hagamos lo que nos beneficia y nos conviene... Sabemos que no debemos fumar y fumamos, sabemos que no nos conviene el azúcar y la comemos, sabemos que deberíamos hacer ejercicio pero nunca sacamos tiempo... Sé que tendría que llamar a esa persona a la que estoy deseando ver pero... Y, así, una lista interminable...
Esto nos puede ayudar a entender el evangelio de hoy. San Lucas, termina el equivalente al Sermón del Monte de Mateo (Lucas sitúa a Jesús en una llanura), con una referencia de Jesús a los que escuchan sus palabras -las "saben- pero no las ponen en práctica y los compara como aquellos que construyen su casa sobre arena. Es decir, de nada sirve escuchar a Jesús o saber muchas cosas que podrían cambiar nuestra vida, si luego no las practicamos... Si oímos, leemos, hacemos cursos y cursillos, etc., etc., pero no ponemos en práctica lo que allí aprendemos o descubrimos, de qué nos sirve, eso no nos cambia la vida...
Las cosas solo se aprenden cuando se practican... Por eso ahora se insiste en que, para adquirir nuevos hábitos, debemos repetir durante 21 días consecutivos, aquello que queremos conseguir o eliminar...
Mira dentro de ti y pregúntate: Qué son aquellas cosas que sabes que tendrías que cambiar, mejorar o eliminar de tu vida pero que no te has puesto decididamente a hacer?
En nuestro interior sabemos muchas veces lo que tenemos que hacer. En el evangelio, Jesús nos señala el camino a recorrer... Pero no seamos de los que sólo escuchamos... Pongamos en práctica sus enseñanzas, hagamos lo que sabemos tendríamos que hacer... El primer beneficiado seré yo y, sin duda, los demás...
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