Todo nacimiento es fuente de alegría... Si, además, somos conscientes de que la vida es un regalo que recibimos de Dios, el corazón se llena de agradecimiento. Dios nos llama a la vida, con el sueño de hacernos participar de su misma vida, hasta disfrutar de ella eternamente...
Si esto es así en cualquier nacimiento, la Iglesia celebra de manera especial la fiesta de la Natividad de la Virgen Maria.
María, a quien el ángel llama "llena de gracia"; es decir, llena del amor de Dios, es el espejo en el que nos podemos ver todos... Todos estamos llenos de Dios, de su amor, de su gracia...
En María vemos claramente cómo todos venimos a este mundo con una misión... Ella, la de ser la madre de Jesús... Misión muy delicada... Aceptar llevarlo en su seno, corriendo el riesgo de ser apedreada... La responsabilidad de educarlo, de enseñarle las pequeñas y grandes cosas de la vida... Una misión llevada siempre en segundo plano, de manera oculta... Y, sin embargo, de cuánta trascendencia... Su "mérito", poner toda su vida al servicio de Dios, escuchar sus llamadas, seguir su voz..., muchas veces sin entender lo que estaba pasando... María, la que guardaba todo en su corazón..., con la confianza de saberse en manos Dios, que es quien conduce la historia... Aprendamos de su sí, de su entrega, de su confianza... Hagamos de nuestra vida un sí...
Celebremos nuestros cumpleaños con esta consciencia y agradecimiento.. La consciencia de haber sido llamados a la vida para una misión..., colaborar con Dios en la felicidad de sus hijos queridos...
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