Vivimos en una sociedad hiperajetreada, con un ritmo acelerado, en la que la actividad, la acción, el estar en permanente movimiento, marca el compás de nuestra vida...
Estamos permanentemente, como dicen los estudios del funcionamiento de nuestro cerebro, produciendo ondas beta. Estas ondas son adecuadas cuando necesitamos estar en alerta, atentos, despiertos, activos. Pero también necesitamos momentos de calma, de reposo, de juego, de no hacer nada, de mantener relaciones humanas de calidad... Estar siempre en medio de un sinfín de actividades, la multitarea (atender muchos frentes a la vez), genera estrés y deteriora nuestra calidad de vida, nuestro entorno, nuestras relaciones.
Hoy el evangelio nos habla de esto. Jesús sabía cuidar sus relaciones, se daba tiempo para compartir, para descansar, para orar... No todo era actividad hacia fuera... De hecho, su actividad exterior, movida por el motor de la compasión, estaba sostenida por esa profunda actividad interna.
Jesús está en casa de unos amigos, Lázaro, Marta y María. Betania era el lugar de su descanso, el lugar de la intimidad, de la confianza... Ese lugar que todos necesitamos, donde nos sentimos en casa, amados y acogidos...
Marta se desvive por atenderlo, mientras María está sentada a sus pies. Lo curioso es que Marta está tan ajetreada, que no tiene tiempo de escucharlo, de estar sencillamente con Jesús... Está tan ajetreada, que al final se queja... Su servicio empieza a ser una carga... Este es un indicador clarísimo... Cuando empezamos a lamentarnos y quejarnos por todo..., cuando lo que hacemos se vuelve una carga..., cuando vivimos cansados..., cuando esto afecta nuestras relaciones y ya no tenemos tiempo o no nos damos tiempo para sentarnos, descansar, escuchar, compartir con las personas que queremos..., atentos, es una señal de alarma...
Jesús dice a Marta: "Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; solo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán."
No se trata de no hacer nada; eso es obvio. Se trata de llevar una vida equilibrada, de cuidar esos momentos de intimidad con las personas que queremos, de tener tiempos de escucha e interioridad... Eso nos alimenta y nos nutre por dentro, renovará nuestras energías y dará sentido a lo que hacemos y vivimos...
Preguntémonos cuánto tiempo dedico a las personas que quiero; cuánto a descansar, a estar en silencio, a meditar, a realizar un hobby... ¿Quieres saber si algo o alguien es importante para ti? Mira cuánto tiempo le dedicas...
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