martes, 18 de octubre de 2016

Seamos portadores de paz. (Lc 10, 1-9)

En la actualidad, la paz es uno de los bienes más deseados... Vivimos en un mundo lacerado por la guerra, por la violencia... Hay zonas enteras afectadas por conflictos militares... El hambre, la falta de un trabajo digno, también son formas de violencia... El maltrato, las agresiones físicas y verbales, la indiferencia..., son formas sutiles de violencia... Necesitamos pacificar nuestro mundo, nuestras relaciones... Ser instrumentos, portadores de paz...
Hoy el evangelio nos presenta a Jesús enviando a 72 misioneros a prepararle el camino. Y una de las cosas que les encomienda es que, cuando entren a un lugar, lo primero que digan sea: "paz a esta casa"...
Esta es una hermosa manera de andar por la vida, deseando y dando paz a nuestro alrededor. Y, fijaros, dando, no pidiendo... Porque, paradójicamente, cuando la ofrecemos, cuando la propiciamos, los primeros beneficiados somos nosotros...
Algunos dicen, ¿y cómo dar lo que no tenemos? Esto me recuerda aquella oración de san Francisco de Asís: 
Señor, haz de mí un instrumento de tu paz.

Que allá donde hay odio, yo ponga el amor. 
Que allá donde hay ofensa, yo ponga el perdón. 
Que allá donde hay discordia, yo ponga la unión. 
Que allá donde hay error, yo ponga la verdad. 
Que allá donde hay duda, yo ponga la Fe. 
Que allá donde hay desesperación, yo ponga la esperanza. 
Que allá donde hay tinieblas, yo ponga la luz. 
Que allá donde hay tristeza, yo ponga la alegría. 
Oh Señor, que yo no busque tanto ser consolado, cuanto consolar, 
ser comprendido, cuanto comprender, 
ser amado, cuanto amar. 
Porque es dándose como se recibe, 
es olvidándose de sí mismo como uno se encuentra a sí mismo, 
es perdonando, como se es perdonado, 
es muriendo como se resucita a la vida eterna.
¿Quieres recuperar o fortalecer tu paz interior? Sal de ti, date a los demás... Eso nos ayuda a conectar con lo mejor de nosotros mismos, con la fuente de la paz que es Dios...

No hay comentarios: