“María
conservaba todo esto en su corazón.”
Hoy la Iglesia celebra el inmaculado corazón de la Virgen María…
Precisamente el día después de que hemos celebrado el Corazón de Jesús… Con
ello, pone de manifiesto la enorme unión entre María y su Hijo, hasta el punto
de que María llegó a tener su mismo corazón… Así, de esta manera tan sencilla,
se nos muestra a nosotros el verdadero camino del seguimiento: estamos llamados
a tener el mismo corazón, los mismos sentimientos que Jesús, igual que María.
El corazón habla de profundidad, de interioridad, de sensibilidad, de
afecto. Cuando una persona es bondadosa, limpia, solemos decir: qué corazón más
bueno tiene. Lo que realmente llega al corazón no son las ideas, son los gestos
de cercanía y ternura.
La lectura de hoy termina diciendo: “Su madre conservaba todo esto en
su corazón”. No dice que le daba vueltas en la cabeza para intentar “comprender”
o sacar conclusiones lógicas… Las “guardaba en el corazón” para dar tiempo a
que Dios le desvelara el sentido de los acontecimientos, para que le ayudara a
comprender, desde dentro, muchas cosas que ella, en un primer momento, no
entendía…
En este caso, después de haber estado buscando a Jesús durante tres
días (alusión a los días que permanecerá en el sepulcro antes de la
resurrección); después de su angustia y preocupación, escucha de su hijo: ¿Por
qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa (o en las cosas) de
mi Padre? En un primer momento esto puede sonar casi a desprecio, a
desconsideración… María podría haberse sentido ofendida, despreciada… Sin
embargo, calla y guarda todas esas palabras en el corazón… Está convencida de
que, lo que no entiende ahora, tiene un sentido que le será revelado si se da
tiempo, si le da tiempo a Dios…
Que el contemplar el corazón de María, nos anime a pedirle al Señor
tener un corazón como el suyo…
No hay comentarios:
Publicar un comentario