El texto de hoy nos presenta el Padre nuestro como la oración por excelencia del cristiano. Podréis encontrar un amplio comentario al mismo en los posts de julio y agosto de 2008. Por eso, me voy a detener más bien en lo que introduce esta oración: "Cuando recéis no uséis muchas palabras como los paganos, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes que se lo pidáis".
Jesús se refiere al modo de orar de los paganos, es decir, de los que realmente no conocen a Dios. Es curioso, se dirigen a Él, incluso se podrían considerar personas "religiosas", pero en realidad no saben cómo orar, cómo cultivar la relación con Dios. Y eso nos pasa muchas veces a nosotros, que buscamos a Dios de corazón, pero no siempre sabemos cómo estar ante Él, qué decir...
Jesús sale al paso de este deseo, y lo primero que nos va a recordar es que nuestro Padre sabe lo que nos hace falta antes de que se lo pidamos. La primera llamada, por tanto, es a vivir con la confianza de quien se sabe en buenas manos... Mi Padre sabe lo que me hace falta, antes de que yo se lo pida; y me atrevería a añadir, antes incluso de que yo lo formule o, incluso, lo sepa, porque, qué cierto es que muchas veces no sabemos qué es lo que verdaderamente necesitamos o nos conviene...
La oración, por tanto, no es cuestión de muchas palabras. La oración es una cuestión de confianza... Cuando estoy angustiado, cuando hay una preocupación que corroe mi alma, como le pasó a Jesús en su oración en Getsemaní, la mejor oración es abandonarnos confiados en los brazos del Padre, depositar en El nuestra angustia... Él sabe lo que me pasa..., Él sabe lo que necesito...
Fijaros, el fruto de la oración no es que las cosas sucedan como yo quiero. Muchos se decepcionan porque no obtienen lo que piden, un trabajo, la curación de una enfermedad... Orar no es ir a una ventanilla para presentar una solicitud... Orar es sabernos en manos de un Padre que nos quiere, nos acompaña, nos sostiene, nos cuida... Porque, en definitiva, lo que realmente necesitamos, es caminar por esta vida sabiéndonos en buenas manos; de este modo, podemos enfrentar lo que la vida trae con serenidad, fortaleza y confianza.
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