Todos tenemos una misión en la vida, aunque no todos tienen la suerte de saber conscientemente cuál es... Muchos, ni siquiera se han hecho esta pregunta, si bien tarde o temprano surge desde el fondo de nuestro ser la necesidad de dar un sentido a lo que hacemos, a lo que vivimos... Tener un "para qué" da un profundo sentido a toda la vida...
Tener una misión es tener un propósito en la vida. Tener una misión es descubrir cuál es mi contribución específica y concreta en este mundo... De este modo, las tareas y actividades que forman parte de mi día a día, se convierten en una oportunidad para realizar mi misión...
Hace poco leí un escrito de Pilar Jericó, creo que era un post... Contaba el caso de una chica que se encontraba infeliz en su trabajo. Ella era muy sociable y había tenido que aceptar trabajar como cajera en un supermercado... Terminaba el día con una enorme sensación de frustración, hasta que descubrió que podía hacer de su trabajo una oportunidad privilegiada para tener un trato cordial y agradable con las personas que atendía... A partir de entonces, su vida cambió... Su misión, su propósito, era hacer sentir bien a los demás, tener con ellos un trato amoroso, ser cauce de bondad, alegría, optimismo... Y, eso, lo podía hacer en cualquier ocasión o circunstancia; también como cajera... Esto es lo que debemos descubrir... Qué es aquello que brota de mí de manera, diríamos, natural, que repercute positivamente en los demás, en mi entorno... Seguro que, de hecho, en más de una ocasión me lo han dicho aunque, al brotarme de manera espontánea, no le he dado mayor importancia...
En el evangelio de hoy, San Lucas nos presenta el inicio de la vida pública de Jesús, y lo ambienta presentándonos la consciencia que Jesús tenía de su misión... Él se sentía enviado a ser una buena noticia para todos, a ayudarnos a ver las cosas de manera distinta, a liberarnos de todo aquello que tantas veces nos oprime por dentro, a ayudarnos a descubrir y desarrollar lo mejor de nosotros mismos, a mostrarnos que somos personas bendecidas, que Dios nos cuida, nos ama, se interesa por nosotros... Esa era su misión y, a partir de entonces, toda su vida se convirtió en oportunidades para hacer el bien, para hacer sentir a las personas que eran amadas...
Si hoy me preguntaran, cuál es mi misión en la vida, cuál es ese para qué que da sentido a todo lo que hago, ¿qué diría? Y, no lo olvides, Dios, o como cada uno lo queramos llamar, nos ha traído a este mundo para algo... Y, ese "algo", lo podemos realizar en cualquier circunstancia que estemos atravesando... ¿Para qué me ha traído a mí?
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