domingo, 11 de diciembre de 2011

III Domingo de Adviento (Ciclo B): “¡Estad siempre alegres en el Señor!”

Seguimos nuestro camino de preparación al nacimiento de Jesús… Cada vez estamos más cerca…
Este tercer domingo de Adviento se llama Domingo “Gaudete”, pues toda la liturgia es una invitación a la alegría
A algunos, la Navidad los sumerge en una profunda tristeza… Habitualmente porque en estas fechas se experimenta de manera más profunda la soledad… Sea porque se echa de menos a un ser querido… O porque se está lejos de la familia… Por eso es tan importante comprender el sentido de lo que estamos celebrando y, sobre todo, recuperar la alegría… La alegría de sentir que no estamos solos… La alegría de saber que Dios se hizo uno de nosotros y de que se ha quedado ya para siempre a nuestro lado… Como Padre, como hermano, como compañero, como amigo…
Toda la liturgia de hoy está llena de mensajes gozosos. Nada más empezar, en la antífona de entrada se nos dice: “Estad siempre alegres en el Señor, os lo repito, estad siempre alegres. El Señor está cerca” (Flp 4, 4.5)… Por tanto, no es que no haya muchas veces motivos para el abatimiento, sino que la experiencia de la cercanía de Dios nos puede ayudar a superar y salir de la tristeza…
La I lectura, tomada del profeta Isaías, el profeta de la consolación, nos habla de que el Señor enviará un mensajero que será portador de buenas noticias a los que sufren, a los que tienen el corazón desgarrado… Y este mensajero, que es el mismo Dios hecho hombre, vendará nuestras heridas y nos liberará de todo lo que nos tiene oprimidos… Por tanto, no son promesas como las de los políticos, que muchas veces se lleva el viento, sino realidades que producen un efecto profundamente sanador y liberador en quienes la reciben…
Por eso, haciéndose eco de esta promesa, el salmo recoge las palabras del Magníficat de María… El Magníficat es una explosión de alegría… La alegría de quien se ha sentido mirada por Dios… La alegría de quien ha experimentado que Dios interviene en la historia para traer paz, dignidad, libertad… No la alegría del iluso, sino la alegría de quien sabe que el mundo no está abandonado a su suerte sino que Dios habita en medio de su pueblo con un amor y una fidelidad inquebrantables…
La II lectura sigue profundizando en el tema… En ella, Pablo nos invita a dar gracias… El agradecimiento es la actitud de la persona que tiene el corazón sano y, por tanto, la mirada limpia… Y por eso puede ver a su alrededor la presencia de Dios que lo rodea de detalles y beneficios… Y no es que no tenga dificultades o contratiempos en la vida, no, sino que, en medio de las contrariedades que trae toda existencia, siente la presencia y la compañía del Señor… Sí…, ¡tenemos tantos motivos para dar gracias…! Que muchas de las pérdidas que tenemos que sufrir a lo largo de la vida no nos roben la alegría de haber amado, de haber sido amados… de estar en el corazón de Dios…
Y, por último, os invito a leer el evangelio… En él se nos presenta la figura de Juan el Bautista… Muchos, al verlo actuar, lo confunden con el Mesías… Pero él dice claramente que él es sólo una voz que grita en el desierto y que anuncia la venida del Esperado de todos los tiempos, diciendo: está en medio de vosotros… Y porque está en medio de nosotros, estamos alegres…
Estamos ya en la III semana de preparación a la Navidad… Si hemos ido siguiendo el itinerario propuesto, estamos intentando vivir despiertos y hemos ido preparando el camino al Señor… Por eso, esta semana estamos mejor dispuestos para experimentar en nosotros la verdadera alegría…
Te invito, por tanto, a vivir en acción de gracias, a tener los ojos abiertos y descubrir el paso de Dios por tu vida… Y, si estás escribiendo en tu libreta, anota en ella todos esos detalles en los que has descubierto a Dios que está ya entre nosotros… Y, sí, permítete estar alegre y contagia a quienes te rodean esa alegría… ¡Será tu mejor regalo de Navidad!

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