sábado, 26 de junio de 2010

Parábola de la cizaña (Mt 13, 24-30)

La Parábola de la cizaña es exclusiva del evangelio según san Mateo.

En tiempos de Jesús, esta parábola sale al paso del desconcierto por parte de los discípulos ante la convivencia entre el bien y el mal, y de esa aparente indiferencia de Dios ante esta situación… Pero su lectura es más amplia, pues también recoge el desconcierto ante la presencia de “buenos y malos” en la misma Iglesia… Un problema siempre actual…

¿Y qué nos dice Jesús ante todo esto?

En primer lugar, Jesús no aparece sorprendido ante esta situación. Diríamos, por tanto, que la primera llamada es una llamada al realismo y a no caer en tentaciones “maniqueas”, que nos lleva a juzgar las cosas enseguida como negras o blancas y a las personas como buenas o malas… No, la realidad es más compleja…

Recuerdo uno de los cuentos de Anthony di Mello en el que, más o menos, dice lo siguiente: “El discípulo le pregunta al maestro: Si Dios viera a los buenos blancos y a los malos negros, ¿cómo me vería a mí? Y el maestro respondió: A rayas…” Sí, así es, nada ni nadie es totalmente bueno ni nada ni nadie es totalmente malo… Estamos hechos “a rayas”… Por eso juzgar a los demás, incluso a mí mismo, es temerario… El juicio sólo pertenece a Dios…

En segundo lugar, esta parábola es una llamada a la paciencia… La paciencia no quiere decir permanecer pasivos e indiferentes ante las situaciones… La paciencia es la virtud de la espera, de la espera activa, atenta, pero no precipitada… La precipitación puede echar a perder muchas cosas… Por eso, Jesús nos hace caer en la cuenta de que existe el riesgo de equivocarnos en nuestros juicios… No pocas veces confundimos el trigo con la cizaña y viceversa… Las apariencias engañan… Por eso hay que dar tiempo al tiempo… Sólo el tiempo decanta y aclara muchas situaciones… No seamos precipitados… Es lo que quiere decir cuando indica a los siervos de esperar a que crezcan tanto el trigo como la cizaña, precisamente para no arrancar el trigo en lugar de la cizaña…

Esa aparente “indiferencia de Dios” es paciencia… Cuántas veces vemos a padres o educadores no actuar inmediatamente ante un mal comportamiento de un hijo, de un alumno… No porque les dé igual, sino porque prefieren esperar, darle tiempo, acompañarlo… Y, cuántas veces, gracias a ello, han salvado a esa persona…

La paciencia de Dios está orientada a darnos la oportunidad de cambiar, es una prueba de su confianza en nosotros… Pero no nos equivoquemos, la paciencia no quiere decir que todo da igual… Jesús deja claro al final de la parábola que, llegado el tiempo de la siega, la cizaña será arrancada y quemada… El trigo y la cizaña no serán tratados igual… Por eso, no abusemos de la paciencia de Dios… pero tampoco seamos intolerantes con los demás… Dejemos el juicio al Señor…

lunes, 21 de junio de 2010

Fiesta del Corpus Christi

El jueves siguiente a la celebración de la Solemnidad de la Santísima Trinidad, la Iglesia nos invita a celebrar la fiesta del Corpus Christi.
La fiesta del Corpus Christi tiene hondas raíces populares… En muchos pueblos y ciudades ese día se celebran grandes procesiones presididas por una gran Custodia en la que Jesús sale “a la calle” y se “pasea” entre la gente…
Sin embargo, como todas las fiestas religiosas que tienen un fuerte raigambre popular, es importante conocer su sentido teológico.
Esta fiesta conmemora la institución de la Eucaristía el Jueves Santo con el fin de tributarle a Jesús sacramentado un culto público y solemne de adoración, amor y gratitud. En la Iglesia Latina se celebra el jueves después del domingo de la Santísima Trinidad, si bien en muchos países se ha trasladado al domingo después del domingo de la Santísima Trinidad.
Corpus Christi significa, literalmente, Cuerpo de Cristo. Todas las fiestas religiosas hacen hincapié en un rasgo del misterio de Cristo o de Dios. Así, por ejemplo, la Trinidad ponía de relieve la imagen de Dios como comunidad. La fiesta del Corpus Christi resalta la presencia real del Señor en la Eucaristía… Una presencia que está como alimento que se entrega a nosotros en cada Eucaristía y como presencia que permanece después de la consagración y que se conserva en el Sagrario. Por eso, la espiritualidad cristiana pone énfasis no sólo en la participación en la misa sino en recuperar la Adoración eucarística, es decir, pasar ratos ante el Señor en su forma consagrada, en los sagrarios…
Hoy más que nunca es importante la expresión pública de nuestra fe. Por eso, si tienes la oportunidad, participa en la procesión del Corpus Christi, asiste con especial conciencia a la eucaristía del día de hoy y, si puedes, pásate algún tiempo sencillamente ante el Sagrario…

sábado, 19 de junio de 2010

Los diferentes tipos de terreno: Explicación de la Parábola del sembrador (Mt 13, 18-23)

Las parábolas agrupadas por Mateo en su discurso parabólico, pretenden dar respuesta al desconcierto que siempre ha suscitado la incredulidad, el rechazo a Jesús…

En concreto, la Parábola del Sembrador, diríamos que “disculpa” a Dios… No es que Dios se revele a unos y no a otros; por tanto, el problema es suyo… No, el problema somos nosotros, cada uno de nosotros… Todo se juega en nuestra disposición interior… En el fondo, es lo que nos decía pocos versículos antes… El problema es que muchas veces tenemos cerrado el corazón y, por eso, aunque Dios llama a nuestra puerta, no le abrimos… y, a veces, ni siquiera lo escuchamos…

El sembrador de la parábola echa semilla en todo tipo de terreno, en todo tipo de personas. Y es el tipo de terreno diríamos la disposición personal, la que facilita o dificulta que la semilla germine, crezca y dé fruto. En concreto, Jesús habla de cuatro tipos de terreno o, más bien de cuatro tipos de personas:

  • Las personas totalmente cerradas ante lo espiritual, lo trascendente. Allí ni siquiera resuena la palabra del Señor… Allí casi diríamos que no hay nada que hacer, están totalmente impermeabilizadas y todos les resbala. Por tanto, lo primero será abrir alguna pequeña grieta o fisura en la que Dios se pueda colar. Son las representadas en la parábola por el camino…
  • Las personas con una religiosidad periférica… Se mueven por sentimientos, impactos, emociones…, pero que cuando llega el momento de la dificultad, de vivir con coherencia el seguimiento de Jesús, de sequedad espiritual, lo tiran todo por la borda, no perseveran… Son personas a quienes les falta profundidad en su experiencia religiosa y, por tanto, Dios no llega a cambiar lo profundo de su vida, de sus criterios, de sus motivaciones… Es la semilla que cae entre piedras…
  • Las personas demasiado dispersas, ocupadas, divididas, agobiadas… No es que Dios no les interese, es que no tienen tiempo para Él… Y, así, sus ocupaciones, sus trabajos, sus inquietudes, sus propios proyectos personales, van ahogando esa voz de Dios que muchas veces resuena en su interior… Es la semilla ahogada por los espinos…
  • Las personas que intentan vivir lo que creen… Mateo lo resume con esta expresión: “Oyen, entienden y hacen”. Es decir, dedican tiempo a escuchar, a acoger las inspiraciones del Señor, a conocerlo; dedican tiempo a entender lo que realmente Dios les quiere decir, a conocer su voluntad concreta en el día adía de nuestra vida; y, lo ponen en práctica, viven en consecuencia…

Esta parábola también nos invita a una especie de examen de conciencia. Pregúntate, ¿qué tipo de persona eres tú?, ¿cómo es tu tierra?, ¿qué piedras o espinos no dejan que la palabra del Señor germine con toda su fuerza?

miércoles, 16 de junio de 2010

"Cinco sentidos tenemos, los cuales debemos saber usar sabiamente". (Colaboración)

1. Usa tu vista para ver la belleza de la vida, para ver el interior de las personas. No los uses para criticar maliciosamente cómo se ven o se visten los demás, o para juzgar a las personas, sólo por sus apariencias.

2. Usa tus
oídos para escuchar a tu prójimo y poder ofrecerle una palabra de aliento, para escuchar los sonidos agradables que te ayudan a olvidar las dificultades y edifican tu interior. No los uses como un arma, o para escuchar cuando se habla mal de los demás.

3. Usa tu
olfato para percibir el olor de las flores, del perfume, del amor. No lo impregnes con los malos olores como lo son el odio, el egoísmo, la traición.

4. Usa tu
gusto para saborear el triunfo de tus metas alcanzadas, de los logros obtenidos con esfuerzo y dedicación. No lo uses para saborear las derrotas de otros.

5. Usa tu
tacto para sentir y dar amor, para tocar a las personas con tus deseos positivos, con tu caridad. No lo uses para pedir injustificadamente.

El
sexto sentido, el más importante, es el que nos da la sabiduría para distinguir la deferencia entre los otros sentidos, entre el bien y el mal, entre dar y recibir, entre construir y desmoronar.

A veces miramos sin ver, oímos sin escuchar, olemos sin percibir, probamos sin saborear, tocamos superficialmente.


Usa tus sentidos sabiamente, no se trata de cuántos tengas, sino de cómo los utilizas.

sábado, 12 de junio de 2010

“Salió un sembrador a sembrar…” (Mt 13, 1-9)

El evangelio de Mateo está organizado en cinco discursos. Es un modo de decir que Jesús es el nuevo Moisés (Moisés es considerado el autor del Pentateuco, los cinco libros de la Torá). Este tercer discurso de Jesús, el llamado “Discurso Parabólico”, empieza también de una manera muy bella… Dice así: “Salió Jesús de casa y se sentó a orillas del mar. Y se reunió tanta gente junto a él, que hubo de sentarse en una barca y toda la gente quedaba en la orilla. Y les habló muchas cosas en parábolas.” (vv. 1-3)
En el Sermón del Monte veíamos a Jesús subir a la montaña, lugar del encuentro con Dios, y, desde allí, dirigirse a la gente… Ahora, en cambio, lo vemos “salir de casa” y dirigirse al mar…
Podríamos pensar que va al mar para descansar, para tomar distancia… Es hermoso contemplar el mar… Pero no, ir al mar es ir al encuentro de la gente… La vida de aquellos pobladores se hacía en torno al lago, conocido como el mar de Galilea… Allí estaba el mercado, los comerciantes… Y, la gente al ver a Jesús se aglutina en torno a él y es cuando sube a la barca, se sienta y empieza a enseñarles… Sentarse significa adoptar la figura de Maestro… Pero no necesita sentarse en una gran cátedra; le basta una barca…
Entonces, empieza la primera parábola que, curiosamente, comienza del mismo modo que este capítulo: “Salió un sembrador a sembrar…
La parábola del sembrador es de las más conocidas. Por ello, se corre el riesgo de darla por “sabida”. Para mí, es de las parábolas más ricas en matices y contenidos pues prácticamente todos sus elementos tienen un significado, por eso es considera por muchos más bien una alegoría.
Hago un paréntesis. La parábola lo que pretende es, a partir de una comparación, de una imagen, darnos una enseñanza. La alegoría también utiliza imágenes para dar una enseñanza, pero en ella, cada uno de sus elementos tiene un significado; en cambio, la parábola, hay que tomarla más en general.
Hay muchos tipos de parábolas. Éstas que vamos a presentar se refieren al Reino… Nos dicen mucho sobre quién es Dios, cómo actúa, así como, cómo solemos nosotros posicionarnos ante él.
A partir de esta parábola lo primero que podríamos decir de Dios es que es alguien que “sale”… No se queda en su “cielo” o en “su trono real”, alejado de los hombres, sino que viene a nuestro encuentro… Y a nosotros lo que nos corresponde es “dejarnos encontrar”… Hermoso…
Y sale no a “pasear”, sino a sembrar… Nuestro Dios es el Dios de la vida…
Y es un Dios “mani-roto”, generoso, espléndido… Desde el inicio de su salida, empieza a derramar semilla por todas partes… No le importa el terreno, no mide, no calcula, lo que le interesa es sembrar, derramar su amor, su vida, su gracia, sus inspiraciones…
Si lo pensamos bien, esto es escandaloso o, al menos, sorprendente… Lo “lógico”, sería calibrar el tipo de terreno y sembrar únicamente en la tierra que nos dará garantía de dar buen fruto… La semilla cuesta dinero y no sería inteligente desperdiciarla… Pero Dios no… No mira si tenemos el corazón abierto o cerrado, si estamos en buena o mala disposición hacia Él, sencillamente siembra… Una idea, un pensamiento, una buena acción, un sentimiento, un deseo, un… Tantas cosas buenas que de pronto vienen a nuestra mente y a nuestro corazón…, la palabra de un amigo, una frase en una tarjeta, una persona que nos suscita algo en nuestro interior…
Sí, Dios sale a sembrar todos los días, sin discriminar a nadie…
Te invito a hacer un pequeño ejercicio… Dedica algún momento del día a caer en la cuenta de alguna semilla que el Señor ha plantado en tu corazón a lo largo del día…. acógela y dale gracias…

miércoles, 9 de junio de 2010

Oración de Ofrecimiento

Este viernes celebraremos la fiesta del Corazón de Jesús. Precisamente el otro día me regalaron una hojita con las intenciones del Apostolado de la Oración para el mes de junio. Allí venía también la oración de ofrecimiento que distribuye el Apostolado de la Oración. Es una plegaria trinitaria muy bonita que comparto con vosotros. Dice así:

Dios, Padre nuestro,
yo te ofrezco toda mi jornada,
mis oraciones, pensamientos, afectos y deseos,
palabras, obras, alegrías y sufrimientos
en unión con el Corazón de tu Hijo Jesucristo
que sigue ofreciéndose a Ti en la Eucaristía
para la salvación del mundo.

Que el Espíritu Santo, que guió a Jesús,
sea mi guía y mi fuerza en este día
para que pueda ser testigo de tu amor.

Con María, la madre del Señor y de la Iglesia,
pido especialmente por las intenciones del Papa
y de nuestros obispos para este mes.

Espero que también os guste a vosotros.

sábado, 5 de junio de 2010

¿Por qué Jesús habla en parábolas? (Mt 13, 10-16)

Empezamos la sección de Mateo dedicada a recopilar distintas parábolas de Jesús. Este evangelista ha reunido muchos de estos textos (no todos), precisamente a continuación de los relatos sobre el rechazo del que Jesús fue objeto durante su vida pública. Si os acordáis, en otro momento ya hemos dicho que los discursos de Jesús en el evangelio de Mateo, vienen a ampliar o dar continuidad a lo dicho en los relatos anteriores. Así, por ejemplo, el discurso misionero del cap. 10, está a continuación de las intervenciones milagrosas de Jesús y, en ese discurso, lo que se nos dice es que todos estamos llamados a continuar la acción liberadora del Maestro.

Recordemos, también, que Mateo organiza su evangelio en torno a 5 discursos, evocando así el Pentateuco. Ahora empezaremos a comentar el tercer discurso, dedicado a explicar la dinámica del Reino que propone Jesús.

Todos los comentaristas están de acuerdo en que las Parábolas son originales de Jesús; es él quien “inventa” este género literario. Jesús tenía el arte de hablar a la gente sencilla de manera sencilla. Jesús no era amante de los grandes discursos filosóficos ni de grandes teorías teológicas. Jesús habla de Dios de manera experiencial, plástica, a través de ejemplos e imágenes que suelen ser más elocuentes que muchas palabras. Sin embargo, parece ser que no todos entendían este lenguaje. De allí la pregunta recogida en el evangelio: “¿Por qué razón les hablas en parábolas?” (v. 10). Y, como respuesta a esta pregunta, se cita un texto misterioso del profeta Isaías que dice: “Para que con ello se cumpla lo que decía el profeta Isaías: oiréis, pero no entenderéis; miraréis, pero no veréis”. (v. 14).

Muchos se escandalizan al oír estas palabras y no las entienden… Es como si Jesús hablara en parábolas precisamente para no ser entendido… Y, claro, eso resulta chocante…

Sin embargo, Jesús continúa diciendo: “Porque se ha embotado el corazón de este pueblo, han hecho duros sus oídos, y sus ojos han cerrado” (v. 15). Con ello lo que viene a decir es que el problema no son las parábolas, sino la dureza de corazón que está en una situación de cerrazón ante el mensaje de Jesús. En realidad es todo lo que hemos visto en los dos capítulos anteriores cuando se presentaba el rechazo a la persona y al mensaje de Jesús… Es decir, el lenguaje parabólico actúa como una “criba”… Quien tiene el corazón cerrado, no entenderá nada, porque se queda en la superficie del relato y no se tomará el trabajo de intentar entender el mensaje; en cambio, para quien está en búsqueda, las parábolas siempre resultarán sugestivas, nos llevará a hacernos preguntas y, en ese proceso, el Señor nos hablará al corazón ayudándonos a comprender su mensaje…

Por tanto, Jesús nos invita una vez más a estar abiertos a la novedad de su mensaje, a disponernos a acoger sus palabras…

En este capítulo 13, Mateo recoge 7 parábolas: La parábola del sembrador, la parábola de la cizaña, la parábola del grano de mostaza, la parábola de la levadura, la parábola del tesoro, la parábola de la perla y la parábola de la red. En todas ellas se hará una reflexión sobre la incredulidad y se nos invitará a entrar en la dinámica del Reino.

miércoles, 2 de junio de 2010

Corpus Christi 2010

El jueves siguiente a la fiesta de la Santísima Trinidad, la Iglesia nos invita a celebrar la fiesta del Corpus Christi, conocida popularmente como el Corpus, sin más...
El día del Corpus se suelen realizar procesiones con el Santísimo Sacramento... El Señor sale a la calle para ser reconocido y adorado..., para salir a nuestro encuentro y bendecirnos... Pero conviene recordar que, el Cuerpo del Señor está, sobre todo, para ser comido...
Dicho así puede sonar un poco fuerte, pero si lo pensamos bien, lo realmente maravilloso es que el Señor Jesús haya querido quedarse entre nosotros como alimento... Él mismo nos alimenta con sí mismo, con su cuerpo y con su sangre, con su ser y con su vida... No sólo nos deja un proyecto de vida, ser continuadores de su misión en este mundo, sino que nos proporciona el alimento necesario para sostenernos espiritualmente en este camino, en nuestra pequeña historia...
Y, efectivamente, éste es el aspecto que se ha querido resaltar al elegir el evangelio para la eucaristía: la multiplicación de los panes, tal como nos la transmite el evangelista Lucas (9, 11-17). En este evangelio se destaca el poder de Jesús para dar de comer a la multitud que lo sigue... Con ellos demuestra una sensibilidad especial ante el ser humano entero, cuerpo, alma y espíritu... Necesitamos pan para alimentar el cuerpo, pero también necesitamos pan para alimentarnos espiritualmente y este pan es Jesús que se nos da, se nos entrega para comunicarnos su misma vida...
No se si mañana tendréis ocasión de ir a a eucaristía. De hecho en muchos lugares se ha traslado esta fiesta al domingo por la dificultad de muchos cristianos de ir a misa entre semana... En todo caso, cuando vayáis, sea mañana o el domingo, pidámosle al Señor la gracia de ser conscientes de que en esa forma tan pequeña, es el Señor mismo el que ha querido venir a habitar en nuestra pequeña casa, ser nuestro alimento, para, también nosotros, ser alimento para los demás.