sábado, 29 de enero de 2011

"Convertíos porque el Reino de los cielos está cerca" (Mt 4, 17)

Nada más empezar su vida pública, Jesús empieza a predicar. Y Mateo sintetiza el contenido de esta predicación en una frase muy concisa: "Convertíos porque el Reino de los cielos ha llegado".

Llama la atención que Mateo ponga en boca de Jesús las mismas palabras que antes había puesto en boca del bautista… Probablemente, como decíamos en el comentario anterior, porque Mateo tiene interés en presentar a Jesús en continuidad con Juan… Jesús no representa una ruptura, en sentido estricto, sino una novedad… Y, sí, las palabras son las mismas, pero Mateo dejará claro que no significaban lo mismo…

Cuando el Bautista hacía una llamada a la conversión, lo hacía desde el marco veterotestamentario… Por eso, entiende la conversión con arrepentimiento; es decir, le da una connotación moralizante… Tenemos que convertirnos porque estamos en una situación de pecado… De allí que, como muestra de arrepentimiento, haya que confesar los pecados y bautizarse… Jesús, en cambio, no habla de arrepentimiento, sino de un acontecimiento… ¡Dios se ha acercado! ¡Dios está entre nosotros! Por eso, tenemos que convertirnos, rectificar, reorientar, dirigir nuestra vida hacia Él… Por tanto, no es tanto una postura "moralizante" cuando existencial… Es como si Jesús nos dirige, ¿hacia dónde se dirige tu vida? ¡Dirígela hacia Dios! ¡Él te ama, él te busca, Él está aquí contigo, conmigo, entre nosotros…! No te preocupes si andas perdido, si has perdido el rumbo… Dios te enseña el camino…

Pero, diréis algunos, Jesús nos está hablando de que Dios está cerca; lo que dice es que ha llegado su Reino… A muchos esta expresión nos resulta extraña e, incluso, poco acertada… Sin embargo, si lo pensáis un poco, en nuestro lenguaje coloquial usamos expresiones como: aquí reina la paz…, aquí reina la confusión… Hablar de "Reino de Dios", por tanto, vendría a significar el estado de las cosas cuando quien reina es Dios… Y, ¿cómo serían las cosas si Dios reinara verdaderamente? Pues viviríamos en un clima de paz, de aceptación, de respeto, de perdón, de fraternidad…

Por eso, para Jesús, convertirse es, por una parte, reconocer y acoger una presencia y, por otra (o, mejor, en consecuencia) ajustar mi vida según Dios, convencido de que es esto lo que nos hará felices, pues nos devuelve a nuestro verdadero ser…

Los cristianos necesitamos redescubrir en las palabras de Jesús una buena noticia, una noticia maravillosa… Dios habita en nuestra tierra, está entre nosotros, habita en mí y en el mundo, en mí y en todo y todos los que me rodean… Y me invita a "convertirme", a rectificar de todo aquello que no me deja vivir como hijo y hermano… ¡Así de simple!

Pidámosle al Señor descubrir esa presencia, acogerla y alegrarnos con ella… Y dejemos que esa presencia inunde nuestro ser para que fluya a través de nosotros e inunde nuestro mundo de esa presencia que puede transformar nuestras relaciones muchas veces frías, hostiles, insolidarias e individualistas en relaciones que posibiliten un mundo según el corazón de Dios, un mundo en el que todos tengas un sitio donde vivir con dignidad, la dignidad que les corresponde como hijos de Dios…

miércoles, 26 de enero de 2011

Una pregunta al Dalai Lama

- ¿Qué le sorprende más de la humanidad?

Y él respondió:

- Los hombres…

Porque pierden la salud para ganar dinero, después pierden el dinero para recuperar la salud.

Y por pensar ansiosamente en el futuro no disfrutan el presente, por lo que no viven ni el presente ni el futuro.

Y viven como si no tuviesen que morir nunca… Y mueren como si nunca hubieran vivido.

sábado, 22 de enero de 2011

Los inicios… (Mt 4, 12-16)

Después del Bautismo de Jesús en el Jordán (Mt 3) y de las Tentaciones en el desierto (4, 1-11), que de alguna manera nos hacen una primera presentación de Jesús inmediatamente antes de empezar su vida pública, el evangelio de Mateo nos pone delante los inicios de la actividad de Jesús.

En primer lugar se nos dice que Jesús empieza su ministerio público después de saber que Juan había sido encarcelado… Esto no es un mero enmarque cronológico… Con esta alusión se nos pretende presentar a Jesús en continuidad con Juan (con el Bautista se cierra una etapa y Jesús toma el testigo) y, al mismo tiempo, se nos hace una alusión velada a toda la historia de los profetas en Israel: Al igual que sus antecesores, Juan morirá mártir y, esto, es un "anuncio para navegantes"… Al Jesús tomar el testigo de Juan, se está jugando la vida…

Lo curioso es que Jesús elige Galilea para empezar su misión entre la gente… Esto debió resultar escandaloso para los primeros cristianos… Lo lógico habría sido que eligiera Jerusalén, el centro de la religión judía, el lugar del Templo, no Galilea, una región despreciada, marginal, considerada casi pagana… Por eso, Mateo justifica esta decisión apelando a las Escrituras, citando un pasaje de Isaías, hermoso, por cierto: en Galilea, el pueblo que caminaba en las tinieblas vio una gran luz, sobre aquellos que habitaban entre sombras de muerte una luz despuntó… Y, esto, ¿no os recuerda el episodio de los reyes venidos de oriente? En aquel pasaje, también unos paganos ven aparecer una luz en el cielo… Y esa luz los conduce hacia Jesús… Y llegados a Jesús, la luz de la estrella desaparece, pues están ante la Luz, con mayúsculas…

Sí, Jesús es la Luz… Y esa Luz ha querido brillas allí donde hay oscuridad, donde hay sombras; allí en esos lugares considerados marginales, irrelevantes… porque para Dios no hay nada ni nadie irrelevante…

Jesús es la Luz, como más tarde dirá san Juan en el prólogo de su evangelio… Y una luz que brilla no sólo para los judíos, para los creyentes, sino una luz con vocación universal, que desea brillar entre todos los hombres, entre todos los pueblos…

Dejemos que Jesús nos inunde con su luz… Llevemos su luz hasta los rincones más apartados, donde su luz no ha penetrado aún… Y, precisamente en esta semana en la que estamos orando por la unidad de los cristianos, superemos todo particularismo y abrámonos a un amor universal, en el que Dios es realmente Padre de todos y nosotros, hermanos de la humanidad…

miércoles, 19 de enero de 2011

Homilía de SS. Benedicto XVI en la Epifanía 2011

Aunque ya hemos concluido el Tiempo de Navidad y estamos ya en el Tiempo Ordinario, os recomiendo la lectura de la homilía del Papa Benedicto XVI el día de la Epifanía; es realmente hermosa.

Queridos hermanos y hermanas:
En la solemnidad de la Epifanía la Iglesia sigue contemplando y celebrando el misterio del nacimiento de Jesús salvador. En particular, la fiesta de hoy subraya el destino y el significado universales de este nacimiento. Al hacerse hombre en el seno de María, el Hijo de Dios vino no sólo para el pueblo de Israel, representado por los pastores de Belén, sino también para toda la humanidad, representada por los Magos. Y la Iglesia nos invita hoy a meditar y orar precisamente sobre los Magos y sobre su camino en busca del Mesías (cf. Mt 2, 1-12). En el Evangelio hemos escuchado que los Magos, habiendo llegado a Jerusalén desde el Oriente, preguntan: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Hemos visto su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarlo» (v. 2). ¿Qué clase de personas eran y qué tipo de estrella era esa? Probablemente eran sabios que escrutaban el cielo, pero no para tratar de «leer» en los astros el futuro, quizá para obtener así algún beneficio; más bien, eran hombres «en busca» de algo más, en busca de la verdadera luz, una luz capaz de indicar el camino que es preciso recorrer en la vida. Eran personas que tenían la certeza de que en la creación existe lo que podríamos definir la «firma» de Dios, una firma que el hombre puede y debe intentar descubrir y descifrar. Tal vez el modo para conocer mejor a estos Magos y entender su deseo de dejarse guiar por los signos de Dios es detenernos a considerar lo que encontraron, en su camino, en la gran ciudad de Jerusalén. (leer la homilía completa)

lunes, 17 de enero de 2011

Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos (2011)

El próximo martes 18 de enero empezará el denominado "Octavario por la Unidad de los cristianos". Dura hasta el 25, que es la fiesta del apóstol San Pablo. A lo largo de esos días, los cristianos nos dedicamos de manera más intensa a pedir por la unidad de todos aquellos que creemos en Jesús y que, lamentablemente, estamos separados.

sábado, 15 de enero de 2011

Las tentaciones de Jesús (Mt 4,1-11)

Los tres sinópticos coinciden en presentar el episodio de las conocidas como "Tentaciones de Jesús en el desierto" a continuación del Bautismo en el Jordán. Esto, lógicamente, no es casual, sino que viene a remarcar la relación que existe entre ambos acontecimientos.
El Bautismo podríamos decir que es la presentación pública de Jesús, el momento en el que el Padre introduce a su Hijo en sociedad... Allí se nos dice abiertamente quién es Jesús: Mesías e Hijo de Dios... Las Tentaciones en el desierto irán dirigidas precisamente a su identidad más profunda, a su ser Hijo y Mesías. Por eso, no son simples tentaciones morales; son tentaciones que afectan a su relación con Dios, a su docilidad a la voluntad del Padre, a la realización de la misión que el Padre le ha encomendado.
Los comentaristas coinciden en que estas tentaciones están escenificadas; es decir, que en este episodio se presentan de manera sintética las tentaciones tipo que Jesús sufrió a lo largo de su vida. En este sentido, tienen un claro fundamento histórico, si bien muy probablemente las cosas no sucedieron tal cual aparecen narradas en los evangelios. Este sería un ejemplo típico en el que se ve con claridad que los evangelistas concentran en algunos episodios vivencias que Jesús tuvo a lo largo de su vida... Las cosas no siempre ocurrieron tal como las narran los evangelistas, aunque todo lo que ellos cuentan es verdad. Así por ejemplo, probablemente Jesús no estuvo esos 40 días en el desierto ni fue en ese momento cuando padeció los ataques del tentador; pero es absolutamente cierto que Jesús fue tentado a lo largo de toda su vida (40 días) para tomar caminos distintos a los que el Padre le señalaba. Por eso, es importante comprender el lenguaje que usan los evangelistas.
Tanto Lucas como Mateo nos hablan de tres tentaciones, diríamos de tres tentaciones tipo, si bien las presentan en distinto orden. Mateo, en cada una de las tentaciones, nos da una cita de la Escritura, concretamente del Deuteronomio, que hacen referencia a las tentaciones de Israel en el desierto. De este modo, Mateo nos presenta a Jesús como el nuevo Israel, aquel que salió vencedor de las pruebas en el desierto. Llama la atención que también el Tentador utiliza citas bíblicas... Con ellos se nos pone en guardia sobre el uso de la Palabra de Dios para nuestros propios fines, para justificar posturas incluso contrarias a la voluntad de Dios... ¡Y cuántas veces se h utilizado y se utiliza a Dios para justificar incluso la guerra, la opresión y la muerte...!
Como decíamos, las tentaciones son tres:
  1. Pretender identificar el Reino de Dios, un mundo como Dios quiere, con el bienestar material... Reducir nuestra misión evangelizadora a dar pan para el cuerpo y olvidarnos de dar el pan espiritual... Creer que si satisfacemos las necesidades de la gente, las atraeremos más fácilmente a la fe... (convertir las piedras en pan).
  2. Pretender que si Dios es Dios, debe responder a todas nuestras peticiones, solucionar todos nuestros problemas, como si se tratase de un talismán o una varita mágica... (tirarse de lo alto de Templo)... Creer que si presentamos a un Dios "milagrero", la gente elegirá nuestro Dios ante otros dioses que también les ofrecen fáciles soluciones...
  3. Pretender usar el poder como el medio más fácil para doblegar voluntades y hacer un mundo según la voluntad de Dios... ¡Qué contradicción! (adórame y todo será tuyo)...
Fijaros que no se trata de elegir entre Dios y el mal... Es mucho más sutil que esto... La tentación, al menos en este caso, consiste en pretender hacer compatibles las dos cosas, seguir los caminos del evangelio, utilizando caminos que, honestamente, no son evangélicos... Toda la vida de Jesús deja claro que él elige el camino de la libertad, no de la manipulación; del servicio, no del poder; de la sencillez y la humildad, no la del espectáculo... Pretender utilizar otras "armas" so capa de hacer el anuncio del evangelio más eficaz, es una tentación, nos aleja del camino de Jesús...
Pidamos al Señor que nos enseñe sus caminos, el camino de la libertad, el servicio, la sencillez; que no nos deje caer en la tentación de pretender instrumentalizar a Dios o a los demás... Pidámosle que anunciemos su evangelio con los medios que él utilizó: el amor y el servicio desinteresado, hasta dar la propia vida...

miércoles, 12 de enero de 2011

Abecedario Cristiano

Alaba a Dios en cada circunstancia de la vida.
Busca la excelencia, no la perfección.
Cuenta tus bendiciones en vez de sumar tus penas.
Devuelve todo lo que tomes prestado.
Encomienda a tres personas cada día.
Fíate de Dios de todo corazón.
Gózate con los que gozan y llora con los que lloran.
Haz nuevos amigos y aprecia a los que ya tienes.
Invita a Cristo a ser tu Señor y Salvador.
Jamás pierdas una oportunidad de expresar amor.
Lee tu Biblia y ora cada día.
Mantente alerta a las necesidades de tu prójimo.
No culpes a los demás por tus infortunios.
Olvida las ofensas y perdona así como Dios te perdona.
Promete todo lo que quieras; pero cumple todo lo que prometes.
Que se te conozca como una persona en quien se puede confiar.
Reconoce que no eres infalible y discúlpate por tus errores.
Sé la persona más amable y entusiasta que conoces.
Trata a todos como quisieras que te traten.
Únete al ejército de los agradecidos.
Vístete de misericordia, humildad y paciencia.
Y no te olvides de soportar a los demás como a ti te soportan.
Záfate de las garras seductoras de Satanás.

Y lo mejor, llénate del amor de Dios que todo lo puede y está dispuesto a amarte siempre.

sábado, 8 de enero de 2011

Fiesta del Bautismo de Jesús (Ciclo A). Mt 3, 13-17

A lo largo de estos días he escuchado muchas veces el comentario de que la Navidad dura demasiado poco... En este año, apenas 15 días... Y sí, es verdad...
Así como el Tiempo de Cuaresma dura 40 días y el de Pascua, 50, el de Navidad tiene una duración más "variable"... ¿Qué queremos decir con esto?
El Tiempo de Navidad consta de unas tres semanas... Para ser más exactos, de dos domingos... El primer domingo después de la Navidad está dedicado a la Sagrada Familia; el segundo, en todos aquellos lugares donde la Fiesta de la Epifanía o de los Reyes no se celebra el día 6, está dedicado precisamente a dicha fiesta; y, el tercero, celebramos la Fiesta del Bautismo del Señor que, en realidad, da inicio al denominado Tiempo Ordinario. Y, claro, como en este año 2010, la Navidad cayó en sábado, el primer domingo, es decir, la Fiesta de la Sagrada Familia, se celebró al día siguiente, resultando todo muy "rápido"... Pero, bueno, lo importante es vivir cada uno de estos momentos que nos propone la Iglesia con profundidad, intentando penetrar aunque sea un poquito en este Misterio: ¡lo increíble de que Dios ha querido hacerse hombre y habitar entre nosotros como uno de nosotros...! Pero no como "turista", sino para quedarse para siempre... Para "residir" en nuestra tierra...
Pero volvamos a la fiesta que celebramos este domingo, el Bautismo de Jesús (Mt 3,13-17)...
Todos los evangelistas coinciden en señalar que la vida pública de Jesús inicia con este hecho... En un momento dado, Jesús sale de Galilea y se dirige al Jordán para ser bautizado por Juan... Y después de salir del agua, hay una manifestación de Dios en la que dice públicamente que Jesús es su Hijo amado... A este núcleo esencial del relato, luego cada evangelista añade unos matices... En el caso de Mateo, se insiste en la resistencia de Juan para bautizar a Jesús, acentuando el reconocimiento de que es más bien él quien debe ser bautizado... ¿Por qué?
En primer lugar, de este modo, Mateo resalta la "superioridad" de Jesús respecto a Juan... El Bautista era un personaje importante en tiempos de Jesús y, sobre todo, en tiempos de las primeras comunidades cristianas... Por eso, era preciso que estos primeros cristianos reconocieran la importancia de Juan pero, al mismo tiempo, supiera que, sin embargo, Jesús era más importante que el Bautista quien había sido sencillamente su precursor...
Pero, si vamos un poco más al fondo, lo que llama la atención es que Jesús, el Mesías, el Esperado, el que salvaría al pueblo de sus pecados, el Hijo de Dios, viniera a bautizarse pues, de este modo, se hacía uno con los pecadores. Y, sí realmente esto es hermoso... Dios se ha identificado con los más pequeños, los más humildes (viene de Galilea) y con los más débiles, frágiles y muchas veces despreciados (los pecadores). Nuestro Dios no es un "puritano"... No sólo no se aleja de nosotros cuando hemos pecado, sino que se acerca a nosotros, precisamente para ayudarnos a salir de esas situaciones que nos deshumanizan y nos alejan de Él y de los hermanos...
Y es a ese Jesús, al que se identifica con los pecadores, al que el Padre llama: Mi Hijo... Es precisamente ese modo de actuar de Jesús, el que lo identifica como Hijo de Dios, como el rostro visible de la bondad y el amor de Dios...
Por eso, cuando sintamos que tenemos algo dentro de nosotros mismos que nos cuesta aceptar, incluso, perdonar..., acerquémonos a Jesús y dejemos que nos toque, nos acoja, nos perdone... Él nunca nos rechazará pues Él mismo ha decidido hacerse uno de nosotros y acercarse a nosotros que somos pecadores...
Celebremos esta fiesta recibiendo a Jesús como nuestro hermano mayor, como nuestro Salvador... Y démosle gracias a Dios por nuestro propio bautismo, en el que hemos recibido la gracia de ser hijos adoptivos del Padre...

miércoles, 5 de enero de 2011

Fiesta de los Reyes Magos o de la Epifanía del Señor (Mt 2, 1-12)

El día 6 de enero la Iglesia celebra la Fiesta de la Epifanía del Señor, popularmente conocida como la Fiesta de los Reyes Magos. En muchos países, esta fiesta se celebra el domingo más próximo al 6 de enero; por eso, muchos de vosotros seguramente ya la habéis celebrado el domingo pasado… por lo que el día 6 pasa “sin pena ni gloria”. En otros, tiene una particular relevancia, pues es el día en que los niños reciben sus tan deseados juguetes…

Esta fiesta no es sin más una tradición popular entre otras, pues tiene su origen en los relatos de la infancia elaborados por el evangelista san Mateo. El domingo pasado os decía que los relatos de la infancia pretenden darnos a conocer, desde el principio, la identidad de Jesús; es decir, quién es y cuál es su misión.

Mateo no narra propiamente el nacimiento de Jesús, aunque deja claro el lugar del mismo: Belén; en esto coincide con Lucas. En cambio, tiene interés en narrar la visita de unos magos venidos de Oriente… ¿Por qué?

Es curioso. En el evangelio de Lucas son unos pastores, es decir, unos pobres, quienes visitan a Jesús; en el evangelio de Mateo, en cambio, son unos sabios… La razón es sencilla y coherente con ambos evangelios… Lucas tiene especial interés en resaltar que Jesús ha venido sobre todo para los pobres, los excluidos, los marginados, los que no cuentan… ¡precisamente estos son los preferidos de Dios!… ¡Dios se fija en quienes nadie se fija!… Y son estos quienes acogen su mensaje con más facilidad... Mateo, en cambio, como escribe para judíos convertidos al cristianismo, quiere resaltar que el evangelio es para todos, es universal… Y eso porque los judíos tenían la tendencia a creer que, al ser el pueblo elegido, Dios vendría exclusivamente para ellos… En realidad, ésta es una tentación muy frecuente, pues muchas veces nos seguimos empeñando en separar a la humanidad entre creyentes e increyentes, justos y pecadores, etc., cuando Jesús se encarnó por todos y para todos, no para un pueblo, una raza o una religión, sino que, como dice el Prólogo de san Juan, “Jesús es la luz que ilumina a todo hombre que viene a este mundo” (Jn 1,9), no sólo a los cristianos.

El evangelio nos recuerda que Dios es Padre de todos… Que Él llama a todos… Y que quien lo busca con sincero corazón, como aquellos Magos de Oriente, lo encuentra… Dios está deseando ser encontrado… No juega al escondite… Pone muchas estrellas en nuestro camino que nos conducen hacia Él… el tema es dejarnos conducir, seguir las pistas que Él nos ofrece…

Que no nos ocurra como en este relato en el que, paradójicamente, quien encuentra a Jesús no es Herodes, un judío que conocía la profecía, pero a quien no le interesaba en absoluto, sino unos “paganos” que, sin haber escuchado nunca las Escrituras, “creyeron” en el mensaje de aquella estrella y la siguieron…

sábado, 1 de enero de 2011

Jornada Mundial por la Paz 2011

El 1 de enero la Iglesia celebra la Jornada Mundial por la Paz.
Os invito a leer el mensaje que, como todos los años, nos dirige el Papa Benedicto XVI: "La libertad religiosa, un camino para la paz" (enlace)... Que este día sea una oportunidad para reflexionar sobre este tema tan importante y, sobre todo, para renovar nuestro compromiso en favor de la paz.