viernes, 30 de diciembre de 2011

Oración para el Nuevo Año

Señor, Dios, dueño del tiempo y de la  eternidad,
tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el  futuro.
Al terminar este año quiero darte gracias
por todo aquello que recibí de TI.

Gracias por la vida y el amor,
por la alegría y el dolor,
por cuanto fue posible y por lo que no pudo  ser.
Te ofrezco cuanto hice en este año,
el trabajo que pude realizar
y las cosas que pasaron por mis manos
y lo que con ellas pude construir.
Te presento a las personas
que a lo largo de estos meses amé,
las amistades nuevas y los antiguos amores,
los más cercanos a mí y los que están más lejos,
los que me dieron su mano y aquellos a los que pude ayudar
con los que compartí la vida, el trabajo, el dolor y la alegría.
Al empezar este nuevo año
te presento estos días que sólo Tú sabes si llegaré a vivirlos.
Quiero vivir cada día con optimismo y bondad
llevando a todas partes un corazón lleno de  comprensión y paz.
Cierra Tú mis oídos a toda falsedad
y mis labios a palabras mentirosas, egoístas, mordaces o hirientes.
Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno,
que mi espíritu se llene sólo de  bendiciones, y las derrame a mi  paso.
Cólmame de bondad y de alegría
para que cuantos conviven conmigo y se  acerquen a mí
encuentren en mi vida un poquito de TI.
Hoy te pido para mí y los míos la paz y la  alegría,
la fuerza y la prudencia, la claridad y la  sabiduría.
Danos un año feliz y enséñanos a repartir felicidad.
Amén.

sábado, 24 de diciembre de 2011

Tiempo de Navidad

Como dice el villancico: "Alegría, alegría, alegría... Alegría, alegría y placer... ¡Esta noche nace el Niño en el portal de Belén!"

Sí, amigos... Esta noche concluirá el Tiempo del Adviento y dará inicio el Tiempo de Navidad, que durará hasta la Fiesta del Bautismo del Señor...

La Fiesta de Navidad es tan importante que tiene 3 misas especiales: La de la Medianoche (en la cual, una vez más, os invito a participar), una misa al amanecer y la misa del día, propiamente dicha; cada una de ellas con una liturgia diferente... (sin contar la que se celebra en la Víspera, el 24 por la tarde).

En la misa de medianoche aclamamos exultantes de alegría por el nacimiento de Jesús... En la eucaristía de la aurora, la alegría de la Iglesia va en aumento, poniendo el énfasis en la llegada de la salvación a todos los creyentes; y, por último, la misa del día nos invita a acoger el misterio de la encarnación, proponiéndonos la lectura del Prólogo de San Juan...

Todo el tiempo de la Navidad está marcado por la alegría... De hecho, se celebra lo que se conoce como la Octava de Navidad, que es la prolongación, durante ocho días, de la Fiesta del Nacimiento de Jesús... ¡Todas las fiestas importantes tienen octava!
Inmediatamente después del 25 de diciembre, hay varias fiestas significativas: El 26 se conmemora a San Esteban, primer testigo de Cristo, que testimonió su fe con su sangre al ser el primer mártir cristiano. El 27, la fiesta de San Juan, el apóstol y teólogo del Verbo Encarnado. El 28, los Santos Inocentes, que nos recuerdan a tantos inocentes que a lo largo de la historia han muerto a manos de tiranos...

Hay dos fiestas particularmente emblemáticas: El primer domingo después de la Navidad, celebraremos la Fiesta de la Sagrada Familia. Y el 1 de enero, 8 días después del nacimiento de Jesús, la Maternidad de María... Estas dos fiestas nos invitan a la intimidad y a la interiorización del Misterio...

A continuación, celebraremos dos momentos importantes de la vida del Señor: la Epifanía (conocida popularmente como la fiesta de los Reyes Magos), donde Jesús se revela como Dios y Señor de todos los pueblos y naciones. Y el domingo siguiente, la Fiesta del Bautismo del Señor, que es cuando el Padre hace una presentación pública de su Hijo en el Jordán... Con ello, dará inicio el Tiempo Ordinario...

En algunos lugares se conserva la tradición de dejar los belenes expuestos hasta el 2 de febrero, fiesta de la Candelaria o de la Presentación del Señor... Justo a los 40 días del nacimiento... tiempo requerido para la purificación de las mujeres, después de dar a luz...

Que este tiempo de Navidad todos experimentemos la alegría de ser amados por Dios con locura, hasta el punto de haber querido venir a compartir nuestra carne, nuestra suerte, nuestra historia... para hacernos partícipes de su espíritu, de su amor y de su vida...

sábado, 17 de diciembre de 2011

IV Domingo de Adviento (Ciclo B): “Ven, Señor, no tardes más”

Ahora sí que estamos a las puertas de la Navidad… Todo el ambiente nos habla de fiesta… Las luces, los regalos, las cenas, los belenes que aún pueden contemplarse en nuestros pueblos y ciudades… Recuerdo una amiga que por esta fechas decía que el ambiente le “olía” a Navidad… Y, sí…, a pesar de vivir en una sociedad que quiere eliminar toda referencia a lo religioso, en estos días la presencia del Dios que se hizo hombre lo invade todo… Ayudemos también nosotros a resaltar el sentido de esta fiesta...  Deseémos con alegría a cuantos encontremos en nuestro camino ¡Feliz Navidad!... 
Esta cuarta semana de Adviento se fija de manera particular en María… Ella es la figura, central… Ella nos enseña a acoger a Jesús, como ella lo acogió en su vientre y en su vida… Ella, a punto de dar a luz la Vida, nos enseña que la realidad está preñada de vida porque Dios está en medio de nosotros… Ella, la mujer de la espera, es modelo y estímulo de nuestra espera.
Una vez más, las diversas lecturas de la liturgia de hoy están íntimamente relacionadas…
En la I lectura, David expresa su deseo de construirle a Dios una casa (2Sm 7,1-16)… Los seres humanos siempre hemos tenido la pretensión de construir lugares donde Dios habite… Y se nos olvida que Dios habita en todas partes… El mundo entero es un templo; cada persona es un templo vivo, habitado por el Espíritu… Por eso, Dios no acepta ese ofrecimiento…
En la II lectura, Pablo nos dice que Jesús es la revelación del misterio mantenido en secreto durante siglos (Rm 16,25-27)… Sí, Jesús es el rostro de Dios, aquel rostro que tantos han querido contemplar y que en Él, en ese niño pequeño, se hará visible…
Y el evangelio nos narra la Anunciación (Lc 1,26-38)… Un mensajero de Dios es enviado a un lugar recóndito del planeta, una aldea pequeña llamada Nazaret… Sí, amigos, Dios tiene puestos sus ojos en lo pequeño… Para Él no hay nada que escape a su mirada… Más aún, parece sentir predilección por lo que para la gran mayoría pasa desapercibido… Y se dirige a una joven apenas desposada… Entra de puntillas, casi pidiéndole permiso, para poder anidar en su vientre y correr la aventura de hacerse hombre… Y aquella sencilla mujer judía, casi una niña, lo acoge… ¡Ésa era la casa que Dios buscaba…! ¡Ésa es la casa que sigue buscando…! No la casa hecha de mármol o materiales preciosos, sino nuestra casa, nuestra vida…
En estos pocos días que nos quedan para volver a hacer presente este milagro de un Dios que se hace Niño, pongamos especial énfasis en la acogida… Acojamos a Dios que quiere habitar en mi vida, y acojamos a tantos hombres y mujeres que vagan en el mundo buscando alguien que los mire, que los escuche, que los acoja, que los haga sentirse personas y que les recuerde que ellos son los predilectos de Dios… Y animémonos y animemos a nuestros familiares y amigos a participar en la Misa de Medianoche...

jueves, 15 de diciembre de 2011

Novena de Navidad

Mañana, 16 de diciembre, empezará la Novena de Navidad... Esta tradición es muy hermosa y nos ayuda a prepararnos más intensamente para el nacimiento de Jesús...
Al igual que en años anteriores, os invito a reuniros en familia o con algunos amigos para rezarla juntos...
Podréis encontrar muchas propuestas en Internet o en librerías religiosas... En esta ocasión, yo os propongo este enlace: http://www.villacaritas.edu.pe/novenanavidad.html

domingo, 11 de diciembre de 2011

III Domingo de Adviento (Ciclo B): “¡Estad siempre alegres en el Señor!”

Seguimos nuestro camino de preparación al nacimiento de Jesús… Cada vez estamos más cerca…
Este tercer domingo de Adviento se llama Domingo “Gaudete”, pues toda la liturgia es una invitación a la alegría
A algunos, la Navidad los sumerge en una profunda tristeza… Habitualmente porque en estas fechas se experimenta de manera más profunda la soledad… Sea porque se echa de menos a un ser querido… O porque se está lejos de la familia… Por eso es tan importante comprender el sentido de lo que estamos celebrando y, sobre todo, recuperar la alegría… La alegría de sentir que no estamos solos… La alegría de saber que Dios se hizo uno de nosotros y de que se ha quedado ya para siempre a nuestro lado… Como Padre, como hermano, como compañero, como amigo…
Toda la liturgia de hoy está llena de mensajes gozosos. Nada más empezar, en la antífona de entrada se nos dice: “Estad siempre alegres en el Señor, os lo repito, estad siempre alegres. El Señor está cerca” (Flp 4, 4.5)… Por tanto, no es que no haya muchas veces motivos para el abatimiento, sino que la experiencia de la cercanía de Dios nos puede ayudar a superar y salir de la tristeza…
La I lectura, tomada del profeta Isaías, el profeta de la consolación, nos habla de que el Señor enviará un mensajero que será portador de buenas noticias a los que sufren, a los que tienen el corazón desgarrado… Y este mensajero, que es el mismo Dios hecho hombre, vendará nuestras heridas y nos liberará de todo lo que nos tiene oprimidos… Por tanto, no son promesas como las de los políticos, que muchas veces se lleva el viento, sino realidades que producen un efecto profundamente sanador y liberador en quienes la reciben…
Por eso, haciéndose eco de esta promesa, el salmo recoge las palabras del Magníficat de María… El Magníficat es una explosión de alegría… La alegría de quien se ha sentido mirada por Dios… La alegría de quien ha experimentado que Dios interviene en la historia para traer paz, dignidad, libertad… No la alegría del iluso, sino la alegría de quien sabe que el mundo no está abandonado a su suerte sino que Dios habita en medio de su pueblo con un amor y una fidelidad inquebrantables…
La II lectura sigue profundizando en el tema… En ella, Pablo nos invita a dar gracias… El agradecimiento es la actitud de la persona que tiene el corazón sano y, por tanto, la mirada limpia… Y por eso puede ver a su alrededor la presencia de Dios que lo rodea de detalles y beneficios… Y no es que no tenga dificultades o contratiempos en la vida, no, sino que, en medio de las contrariedades que trae toda existencia, siente la presencia y la compañía del Señor… Sí…, ¡tenemos tantos motivos para dar gracias…! Que muchas de las pérdidas que tenemos que sufrir a lo largo de la vida no nos roben la alegría de haber amado, de haber sido amados… de estar en el corazón de Dios…
Y, por último, os invito a leer el evangelio… En él se nos presenta la figura de Juan el Bautista… Muchos, al verlo actuar, lo confunden con el Mesías… Pero él dice claramente que él es sólo una voz que grita en el desierto y que anuncia la venida del Esperado de todos los tiempos, diciendo: está en medio de vosotros… Y porque está en medio de nosotros, estamos alegres…
Estamos ya en la III semana de preparación a la Navidad… Si hemos ido siguiendo el itinerario propuesto, estamos intentando vivir despiertos y hemos ido preparando el camino al Señor… Por eso, esta semana estamos mejor dispuestos para experimentar en nosotros la verdadera alegría…
Te invito, por tanto, a vivir en acción de gracias, a tener los ojos abiertos y descubrir el paso de Dios por tu vida… Y, si estás escribiendo en tu libreta, anota en ella todos esos detalles en los que has descubierto a Dios que está ya entre nosotros… Y, sí, permítete estar alegre y contagia a quienes te rodean esa alegría… ¡Será tu mejor regalo de Navidad!

sábado, 3 de diciembre de 2011

II Domingo de Adviento (Ciclo B): “¡Preparemos el camino al Señor!”

Hoy iniciamos la segunda semana de Adviento
La semana pasada la liturgia nos invitaba a despertarnos, precisamente para prepararnos a la venida del Señor… Esta semana nos anima a dar un paso más y, por boca del Bautista nos dice: “preparad el camino al Señor, allanad sus senderos” (Mc 1,1-8)…
Detrás de esta expresión hay una imagen muy bonita… Imaginémonos que nos anuncian la visita de alguien importante, alguien a quien llevamos esperando mucho tiempo… ¡Qué menos que preparar el camino para que esta persona pueda llegar a nuestro encuentro sin dificultad…!
Si vivimos en una zona aislada, mal comunicada, tal vez habría que asfaltar la carretera, o al menos limpiar el camino de piedras, no sea que esta persona no pueda llegar a nuestra casa… O tal vez vivimos al otro lado del río, o alrededor de nuestra casa hay una zanja, entonces habría que construir un puente… No sé… En todo caso, la imagen nos invita a despejar todo obstáculo que pueda dificultar la venida del Señor…
No sé si conocéis el relato “En el país de los pozos”… En resumidas cuentas nos venía a decir que había muchos pozos que no tenían agua en su interior porque se habían ido llenando de cosas que impedían que el agua del manantial (Dios), los llenara por dentro… En este caso, preparar el camino al Señor sería sacar de nosotros todo aquello que nos impida entrar en contacto con Dios… Nuestros miedos, nuestras comodidades, nuestra indiferencia, nuestra falta de esperanza, nuestros rencores…
Tal vez preparar el camino es avivar en nosotros el deseo de que el Señor venga… Preparar el camino puede ser construir puentes que nos acerquen a los demás… O quitar esas alambradas que a veces mantienen a los demás y a Dios mismo distantes de nuestra casa, de nuestra vida…
Preparar el camino es allanar asperezas, es cultivar la cercanía… Preparar el camino puede ser una llamada a la reconciliación con alguna persona con la que tenemos alguna desavenencia, a reconciliarnos con nosotros mismos, a acoger el perdón amoroso de Dios… Preparar el camino es… Tú mismo/a podrías continuar a lista…
Preparar el camino es una llamada a la espera activa… Ya no se trata sólo de estar despiertos; se trata de “hacer algo” para que el Señor pueda acercarse, para dejarnos tocar por Él; de hacer algo para, como el Bautista, allanar el camino que permita que el Señor pueda hacerse presente en nuestro mundo, en la vida de los que nos rodean…
Un modo de ayudar a preparar la Navidad en esta sociedad que intenta desvirtuar el sentido de la fiesta que celebramos, es felicitando la Navidad con tarjetas navideñas… ¡Circula cada tarjeta por ahí…! Vosotros me diréis que tiene que ver el muñeco de nieve o aquel regordete vestido de rojo… La Navidad no son los regalos, es JESÚS… Y, por supuesto, pongamos el Belén… 
Esta segunda semana te invito a cultivar esta actitud… Y, si te animaste a tener aquel pequeño diario que te proponía la semana anterior, escribe alguna cosa que hayas hecho ese día para preparar el camino al Señor.