Hoy iniciamos la segunda semana de Adviento…
La semana pasada la liturgia nos invitaba a despertarnos, precisamente para prepararnos a la venida del Señor… Esta semana nos anima a dar un paso más y, por boca del Bautista nos dice: “preparad el camino al Señor, allanad sus senderos” (Mc 1,1-8)…
Detrás de esta expresión hay una imagen muy bonita… Imaginémonos que nos anuncian la visita de alguien importante, alguien a quien llevamos esperando mucho tiempo… ¡Qué menos que preparar el camino para que esta persona pueda llegar a nuestro encuentro sin dificultad…!
Si vivimos en una zona aislada, mal comunicada, tal vez habría que asfaltar la carretera, o al menos limpiar el camino de piedras, no sea que esta persona no pueda llegar a nuestra casa… O tal vez vivimos al otro lado del río, o alrededor de nuestra casa hay una zanja, entonces habría que construir un puente… No sé… En todo caso, la imagen nos invita a despejar todo obstáculo que pueda dificultar la venida del Señor…
No sé si conocéis el relato “En el país de los pozos”… En resumidas cuentas nos venía a decir que había muchos pozos que no tenían agua en su interior porque se habían ido llenando de cosas que impedían que el agua del manantial (Dios), los llenara por dentro… En este caso, preparar el camino al Señor sería sacar de nosotros todo aquello que nos impida entrar en contacto con Dios… Nuestros miedos, nuestras comodidades, nuestra indiferencia, nuestra falta de esperanza, nuestros rencores…
Tal vez preparar el camino es avivar en nosotros el deseo de que el Señor venga… Preparar el camino puede ser construir puentes que nos acerquen a los demás… O quitar esas alambradas que a veces mantienen a los demás y a Dios mismo distantes de nuestra casa, de nuestra vida…
Preparar el camino es allanar asperezas, es cultivar la cercanía… Preparar el camino puede ser una llamada a la reconciliación con alguna persona con la que tenemos alguna desavenencia, a reconciliarnos con nosotros mismos, a acoger el perdón amoroso de Dios… Preparar el camino es… Tú mismo/a podrías continuar a lista…
Preparar el camino es una llamada a la espera activa… Ya no se trata sólo de estar despiertos; se trata de “hacer algo” para que el Señor pueda acercarse, para dejarnos tocar por Él; de hacer algo para, como el Bautista, allanar el camino que permita que el Señor pueda hacerse presente en nuestro mundo, en la vida de los que nos rodean…
Un modo de ayudar a preparar la Navidad en esta sociedad que intenta desvirtuar el sentido de la fiesta que celebramos, es felicitando la Navidad con tarjetas navideñas… ¡Circula cada tarjeta por ahí…! Vosotros me diréis que tiene que ver el muñeco de nieve o aquel regordete vestido de rojo… La Navidad no son los regalos, es JESÚS… Y, por supuesto, pongamos el Belén…
Esta segunda semana te invito a cultivar esta actitud… Y, si te animaste a tener aquel pequeño diario que te proponía la semana anterior, escribe alguna cosa que hayas hecho ese día para preparar el camino al Señor.
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