¡Hoy la Iglesia empieza un nuevo Año Litúrgico! Los cristianos podríamos decirnos: ¡Feliz Año nuevo…! Y el nuevo año empieza siempre con una llamada a la esperanza, a la espera atenta de Dios que se acerca…
El tiempo de Adviento tiene una duración de cuatro semanas. Inicia con las vísperas del domingo más cercano al 30 de noviembre y termina antes de las vísperas de la Navidad. En él podemos distinguir dos periodos. En el primero de ellos, que se extiende desde el primer domingo de Adviento hasta el 16 de diciembre, aparece con mayor relieve el aspecto escatológico y se nos orienta hacia la espera de la venida gloriosa de Cristo (la segunda venida o Parusía). Las lecturas de la misa invitan a vivir la esperanza en la venida del Señor en todos sus aspectos: su venida al final de los tiempos, su venida ahora, cada día, y su venida hace dos mil años.
Los días del 16 al 24 de diciembre (la Novena de Navidad) tienden a preparar más intensamente las fiestas de la Navidad. Se nos invita a vivir con más alegría, porque estamos cerca del cumplimiento de lo que Dios había prometido. Los evangelios de estos días nos preparan ya directamente para el nacimiento de Jesús.
Esta primera semana de adviento es una llamada a estar despiertos… Más bien yo me atrevería a decir que es una llamada a despertarnos… Y, sí, porque muchas veces vivimos como si estuviéramos dormidos… Ausentes de la vida, de la realidad, de nosotros mismos, de los que nos rodean… Y, al vivir dormidos, no nos damos cuenta de las maravillas que ocurren a nuestro alrededor y, por supuesto, no nos apercibimos de la presencia de Dios en quien vivimos, nos movemos y existimos… ¡aunque no seamos conscientes de ello!
Anthony de Mello se dio cuenta de esta realidad… Él decía que el hombre y la mujer de hoy estaban “dormidos” y que era necesario ayudarles a despertarse. Mucha de su literatura y de sus talleres tenían ese único objetivo: despertar nuestra conciencia para encontrarnos con nosotros mismos, con la vida y con Dios… Como escribía él mismo en su conocido libro “Autoliberación interior”: “Despertarse es la espiritualidad, porque solo despiertos podemos entrar en la verdad y la libertad.”
Por eso, el evangelio de hoy nos llama a estar despiertos, a vivir abiertos a la sorpresa… (Mc 13,33-37)
Vivimos una vida monótona en la que parece que nada nuevo puede ocurrir. Y, sin embargo, Jesús nos dice: “¡Estad en vela, despiertos y preparados, pues en el momento menos pensado, llegará el Señor!”
Sí, creámonoslo… En los momentos menos pensados viene el Señor… En un gesto, en un acontecimiento, en una persona que necesita de nuestra ayuda, en una palabra oportuna que damos o que recibimos, en el deseo de Dios que sentimos en nuestro corazón, en la llamada a una mayor entrega, en esa presencia de amor que nos envuelve… ¡Abramos los ojos, estemos atent@s al Señor que pasa…!
Esta semana te invito a vivir con esta actitud… A estar despiert@, a estar atent@ para percibir la presencia del Señor en tu vida…
Así mismo, te invito a poner también este año en tu casa, con tus amigos, incluso en tu lugar de trabajo, la Corona de Adviento... Esta sencilla celebración, no puede ayudar a vivir con más conciencia este tiempo...
Y, si te animas, este Adviento lleva un pequeño diario en el que puedas ir anotando tus descubrimientos cotidianos…
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