viernes, 30 de diciembre de 2011

Oración para el Nuevo Año

Señor, Dios, dueño del tiempo y de la  eternidad,
tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el  futuro.
Al terminar este año quiero darte gracias
por todo aquello que recibí de TI.

Gracias por la vida y el amor,
por la alegría y el dolor,
por cuanto fue posible y por lo que no pudo  ser.
Te ofrezco cuanto hice en este año,
el trabajo que pude realizar
y las cosas que pasaron por mis manos
y lo que con ellas pude construir.
Te presento a las personas
que a lo largo de estos meses amé,
las amistades nuevas y los antiguos amores,
los más cercanos a mí y los que están más lejos,
los que me dieron su mano y aquellos a los que pude ayudar
con los que compartí la vida, el trabajo, el dolor y la alegría.
Al empezar este nuevo año
te presento estos días que sólo Tú sabes si llegaré a vivirlos.
Quiero vivir cada día con optimismo y bondad
llevando a todas partes un corazón lleno de  comprensión y paz.
Cierra Tú mis oídos a toda falsedad
y mis labios a palabras mentirosas, egoístas, mordaces o hirientes.
Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno,
que mi espíritu se llene sólo de  bendiciones, y las derrame a mi  paso.
Cólmame de bondad y de alegría
para que cuantos conviven conmigo y se  acerquen a mí
encuentren en mi vida un poquito de TI.
Hoy te pido para mí y los míos la paz y la  alegría,
la fuerza y la prudencia, la claridad y la  sabiduría.
Danos un año feliz y enséñanos a repartir felicidad.
Amén.

sábado, 24 de diciembre de 2011

Tiempo de Navidad

Como dice el villancico: "Alegría, alegría, alegría... Alegría, alegría y placer... ¡Esta noche nace el Niño en el portal de Belén!"

Sí, amigos... Esta noche concluirá el Tiempo del Adviento y dará inicio el Tiempo de Navidad, que durará hasta la Fiesta del Bautismo del Señor...

La Fiesta de Navidad es tan importante que tiene 3 misas especiales: La de la Medianoche (en la cual, una vez más, os invito a participar), una misa al amanecer y la misa del día, propiamente dicha; cada una de ellas con una liturgia diferente... (sin contar la que se celebra en la Víspera, el 24 por la tarde).

En la misa de medianoche aclamamos exultantes de alegría por el nacimiento de Jesús... En la eucaristía de la aurora, la alegría de la Iglesia va en aumento, poniendo el énfasis en la llegada de la salvación a todos los creyentes; y, por último, la misa del día nos invita a acoger el misterio de la encarnación, proponiéndonos la lectura del Prólogo de San Juan...

Todo el tiempo de la Navidad está marcado por la alegría... De hecho, se celebra lo que se conoce como la Octava de Navidad, que es la prolongación, durante ocho días, de la Fiesta del Nacimiento de Jesús... ¡Todas las fiestas importantes tienen octava!
Inmediatamente después del 25 de diciembre, hay varias fiestas significativas: El 26 se conmemora a San Esteban, primer testigo de Cristo, que testimonió su fe con su sangre al ser el primer mártir cristiano. El 27, la fiesta de San Juan, el apóstol y teólogo del Verbo Encarnado. El 28, los Santos Inocentes, que nos recuerdan a tantos inocentes que a lo largo de la historia han muerto a manos de tiranos...

Hay dos fiestas particularmente emblemáticas: El primer domingo después de la Navidad, celebraremos la Fiesta de la Sagrada Familia. Y el 1 de enero, 8 días después del nacimiento de Jesús, la Maternidad de María... Estas dos fiestas nos invitan a la intimidad y a la interiorización del Misterio...

A continuación, celebraremos dos momentos importantes de la vida del Señor: la Epifanía (conocida popularmente como la fiesta de los Reyes Magos), donde Jesús se revela como Dios y Señor de todos los pueblos y naciones. Y el domingo siguiente, la Fiesta del Bautismo del Señor, que es cuando el Padre hace una presentación pública de su Hijo en el Jordán... Con ello, dará inicio el Tiempo Ordinario...

En algunos lugares se conserva la tradición de dejar los belenes expuestos hasta el 2 de febrero, fiesta de la Candelaria o de la Presentación del Señor... Justo a los 40 días del nacimiento... tiempo requerido para la purificación de las mujeres, después de dar a luz...

Que este tiempo de Navidad todos experimentemos la alegría de ser amados por Dios con locura, hasta el punto de haber querido venir a compartir nuestra carne, nuestra suerte, nuestra historia... para hacernos partícipes de su espíritu, de su amor y de su vida...

sábado, 17 de diciembre de 2011

IV Domingo de Adviento (Ciclo B): “Ven, Señor, no tardes más”

Ahora sí que estamos a las puertas de la Navidad… Todo el ambiente nos habla de fiesta… Las luces, los regalos, las cenas, los belenes que aún pueden contemplarse en nuestros pueblos y ciudades… Recuerdo una amiga que por esta fechas decía que el ambiente le “olía” a Navidad… Y, sí…, a pesar de vivir en una sociedad que quiere eliminar toda referencia a lo religioso, en estos días la presencia del Dios que se hizo hombre lo invade todo… Ayudemos también nosotros a resaltar el sentido de esta fiesta...  Deseémos con alegría a cuantos encontremos en nuestro camino ¡Feliz Navidad!... 
Esta cuarta semana de Adviento se fija de manera particular en María… Ella es la figura, central… Ella nos enseña a acoger a Jesús, como ella lo acogió en su vientre y en su vida… Ella, a punto de dar a luz la Vida, nos enseña que la realidad está preñada de vida porque Dios está en medio de nosotros… Ella, la mujer de la espera, es modelo y estímulo de nuestra espera.
Una vez más, las diversas lecturas de la liturgia de hoy están íntimamente relacionadas…
En la I lectura, David expresa su deseo de construirle a Dios una casa (2Sm 7,1-16)… Los seres humanos siempre hemos tenido la pretensión de construir lugares donde Dios habite… Y se nos olvida que Dios habita en todas partes… El mundo entero es un templo; cada persona es un templo vivo, habitado por el Espíritu… Por eso, Dios no acepta ese ofrecimiento…
En la II lectura, Pablo nos dice que Jesús es la revelación del misterio mantenido en secreto durante siglos (Rm 16,25-27)… Sí, Jesús es el rostro de Dios, aquel rostro que tantos han querido contemplar y que en Él, en ese niño pequeño, se hará visible…
Y el evangelio nos narra la Anunciación (Lc 1,26-38)… Un mensajero de Dios es enviado a un lugar recóndito del planeta, una aldea pequeña llamada Nazaret… Sí, amigos, Dios tiene puestos sus ojos en lo pequeño… Para Él no hay nada que escape a su mirada… Más aún, parece sentir predilección por lo que para la gran mayoría pasa desapercibido… Y se dirige a una joven apenas desposada… Entra de puntillas, casi pidiéndole permiso, para poder anidar en su vientre y correr la aventura de hacerse hombre… Y aquella sencilla mujer judía, casi una niña, lo acoge… ¡Ésa era la casa que Dios buscaba…! ¡Ésa es la casa que sigue buscando…! No la casa hecha de mármol o materiales preciosos, sino nuestra casa, nuestra vida…
En estos pocos días que nos quedan para volver a hacer presente este milagro de un Dios que se hace Niño, pongamos especial énfasis en la acogida… Acojamos a Dios que quiere habitar en mi vida, y acojamos a tantos hombres y mujeres que vagan en el mundo buscando alguien que los mire, que los escuche, que los acoja, que los haga sentirse personas y que les recuerde que ellos son los predilectos de Dios… Y animémonos y animemos a nuestros familiares y amigos a participar en la Misa de Medianoche...

jueves, 15 de diciembre de 2011

Novena de Navidad

Mañana, 16 de diciembre, empezará la Novena de Navidad... Esta tradición es muy hermosa y nos ayuda a prepararnos más intensamente para el nacimiento de Jesús...
Al igual que en años anteriores, os invito a reuniros en familia o con algunos amigos para rezarla juntos...
Podréis encontrar muchas propuestas en Internet o en librerías religiosas... En esta ocasión, yo os propongo este enlace: http://www.villacaritas.edu.pe/novenanavidad.html

domingo, 11 de diciembre de 2011

III Domingo de Adviento (Ciclo B): “¡Estad siempre alegres en el Señor!”

Seguimos nuestro camino de preparación al nacimiento de Jesús… Cada vez estamos más cerca…
Este tercer domingo de Adviento se llama Domingo “Gaudete”, pues toda la liturgia es una invitación a la alegría
A algunos, la Navidad los sumerge en una profunda tristeza… Habitualmente porque en estas fechas se experimenta de manera más profunda la soledad… Sea porque se echa de menos a un ser querido… O porque se está lejos de la familia… Por eso es tan importante comprender el sentido de lo que estamos celebrando y, sobre todo, recuperar la alegría… La alegría de sentir que no estamos solos… La alegría de saber que Dios se hizo uno de nosotros y de que se ha quedado ya para siempre a nuestro lado… Como Padre, como hermano, como compañero, como amigo…
Toda la liturgia de hoy está llena de mensajes gozosos. Nada más empezar, en la antífona de entrada se nos dice: “Estad siempre alegres en el Señor, os lo repito, estad siempre alegres. El Señor está cerca” (Flp 4, 4.5)… Por tanto, no es que no haya muchas veces motivos para el abatimiento, sino que la experiencia de la cercanía de Dios nos puede ayudar a superar y salir de la tristeza…
La I lectura, tomada del profeta Isaías, el profeta de la consolación, nos habla de que el Señor enviará un mensajero que será portador de buenas noticias a los que sufren, a los que tienen el corazón desgarrado… Y este mensajero, que es el mismo Dios hecho hombre, vendará nuestras heridas y nos liberará de todo lo que nos tiene oprimidos… Por tanto, no son promesas como las de los políticos, que muchas veces se lleva el viento, sino realidades que producen un efecto profundamente sanador y liberador en quienes la reciben…
Por eso, haciéndose eco de esta promesa, el salmo recoge las palabras del Magníficat de María… El Magníficat es una explosión de alegría… La alegría de quien se ha sentido mirada por Dios… La alegría de quien ha experimentado que Dios interviene en la historia para traer paz, dignidad, libertad… No la alegría del iluso, sino la alegría de quien sabe que el mundo no está abandonado a su suerte sino que Dios habita en medio de su pueblo con un amor y una fidelidad inquebrantables…
La II lectura sigue profundizando en el tema… En ella, Pablo nos invita a dar gracias… El agradecimiento es la actitud de la persona que tiene el corazón sano y, por tanto, la mirada limpia… Y por eso puede ver a su alrededor la presencia de Dios que lo rodea de detalles y beneficios… Y no es que no tenga dificultades o contratiempos en la vida, no, sino que, en medio de las contrariedades que trae toda existencia, siente la presencia y la compañía del Señor… Sí…, ¡tenemos tantos motivos para dar gracias…! Que muchas de las pérdidas que tenemos que sufrir a lo largo de la vida no nos roben la alegría de haber amado, de haber sido amados… de estar en el corazón de Dios…
Y, por último, os invito a leer el evangelio… En él se nos presenta la figura de Juan el Bautista… Muchos, al verlo actuar, lo confunden con el Mesías… Pero él dice claramente que él es sólo una voz que grita en el desierto y que anuncia la venida del Esperado de todos los tiempos, diciendo: está en medio de vosotros… Y porque está en medio de nosotros, estamos alegres…
Estamos ya en la III semana de preparación a la Navidad… Si hemos ido siguiendo el itinerario propuesto, estamos intentando vivir despiertos y hemos ido preparando el camino al Señor… Por eso, esta semana estamos mejor dispuestos para experimentar en nosotros la verdadera alegría…
Te invito, por tanto, a vivir en acción de gracias, a tener los ojos abiertos y descubrir el paso de Dios por tu vida… Y, si estás escribiendo en tu libreta, anota en ella todos esos detalles en los que has descubierto a Dios que está ya entre nosotros… Y, sí, permítete estar alegre y contagia a quienes te rodean esa alegría… ¡Será tu mejor regalo de Navidad!

sábado, 3 de diciembre de 2011

II Domingo de Adviento (Ciclo B): “¡Preparemos el camino al Señor!”

Hoy iniciamos la segunda semana de Adviento
La semana pasada la liturgia nos invitaba a despertarnos, precisamente para prepararnos a la venida del Señor… Esta semana nos anima a dar un paso más y, por boca del Bautista nos dice: “preparad el camino al Señor, allanad sus senderos” (Mc 1,1-8)…
Detrás de esta expresión hay una imagen muy bonita… Imaginémonos que nos anuncian la visita de alguien importante, alguien a quien llevamos esperando mucho tiempo… ¡Qué menos que preparar el camino para que esta persona pueda llegar a nuestro encuentro sin dificultad…!
Si vivimos en una zona aislada, mal comunicada, tal vez habría que asfaltar la carretera, o al menos limpiar el camino de piedras, no sea que esta persona no pueda llegar a nuestra casa… O tal vez vivimos al otro lado del río, o alrededor de nuestra casa hay una zanja, entonces habría que construir un puente… No sé… En todo caso, la imagen nos invita a despejar todo obstáculo que pueda dificultar la venida del Señor…
No sé si conocéis el relato “En el país de los pozos”… En resumidas cuentas nos venía a decir que había muchos pozos que no tenían agua en su interior porque se habían ido llenando de cosas que impedían que el agua del manantial (Dios), los llenara por dentro… En este caso, preparar el camino al Señor sería sacar de nosotros todo aquello que nos impida entrar en contacto con Dios… Nuestros miedos, nuestras comodidades, nuestra indiferencia, nuestra falta de esperanza, nuestros rencores…
Tal vez preparar el camino es avivar en nosotros el deseo de que el Señor venga… Preparar el camino puede ser construir puentes que nos acerquen a los demás… O quitar esas alambradas que a veces mantienen a los demás y a Dios mismo distantes de nuestra casa, de nuestra vida…
Preparar el camino es allanar asperezas, es cultivar la cercanía… Preparar el camino puede ser una llamada a la reconciliación con alguna persona con la que tenemos alguna desavenencia, a reconciliarnos con nosotros mismos, a acoger el perdón amoroso de Dios… Preparar el camino es… Tú mismo/a podrías continuar a lista…
Preparar el camino es una llamada a la espera activa… Ya no se trata sólo de estar despiertos; se trata de “hacer algo” para que el Señor pueda acercarse, para dejarnos tocar por Él; de hacer algo para, como el Bautista, allanar el camino que permita que el Señor pueda hacerse presente en nuestro mundo, en la vida de los que nos rodean…
Un modo de ayudar a preparar la Navidad en esta sociedad que intenta desvirtuar el sentido de la fiesta que celebramos, es felicitando la Navidad con tarjetas navideñas… ¡Circula cada tarjeta por ahí…! Vosotros me diréis que tiene que ver el muñeco de nieve o aquel regordete vestido de rojo… La Navidad no son los regalos, es JESÚS… Y, por supuesto, pongamos el Belén… 
Esta segunda semana te invito a cultivar esta actitud… Y, si te animaste a tener aquel pequeño diario que te proponía la semana anterior, escribe alguna cosa que hayas hecho ese día para preparar el camino al Señor.

domingo, 27 de noviembre de 2011

I Domingo de Adviento (Ciclo B): “¡Estemos despiertos!”

¡Hoy la Iglesia empieza un nuevo Año Litúrgico! Los cristianos podríamos decirnos: ¡Feliz Año nuevo…! Y el nuevo año empieza siempre con una llamada a la esperanza, a la espera atenta de Dios que se acerca…
El tiempo de Adviento tiene una duración de cuatro semanas. Inicia con las vísperas del domingo más cercano al 30 de noviembre y termina antes de las vísperas de la Navidad. En él podemos distinguir dos periodos. En el primero de ellos, que se extiende desde el primer domingo de Adviento hasta el 16 de diciembre, aparece con mayor relieve el aspecto escatológico y se nos orienta hacia la espera de la venida gloriosa de Cristo (la segunda venida o Parusía). Las lecturas de la misa invitan a vivir la esperanza en la venida del Señor en todos sus aspectos: su venida al final de los tiempos, su venida ahora, cada día, y su venida hace dos mil años.
Los días del 16 al 24 de diciembre (la Novena de Navidad) tienden a preparar más intensamente las fiestas de la Navidad. Se nos invita a vivir con más alegría, porque estamos cerca del cumplimiento de lo que Dios había prometido. Los evangelios de estos días nos preparan ya directamente para el nacimiento de Jesús.
Esta primera semana de adviento es una llamada a estar despiertos… Más bien yo me atrevería a decir que es una llamada a despertarnos… Y, sí, porque muchas veces vivimos como si estuviéramos dormidos… Ausentes de la vida, de la realidad, de nosotros mismos, de los que nos rodean… Y, al vivir dormidos, no nos damos cuenta de las maravillas que ocurren a nuestro alrededor y, por supuesto, no nos apercibimos de la presencia de Dios en quien vivimos, nos movemos y existimos… ¡aunque no seamos conscientes de ello!
Anthony de Mello se dio cuenta de esta realidad… Él decía que el hombre y la mujer de hoy estaban “dormidos” y que era necesario ayudarles a despertarse. Mucha de su literatura y de sus talleres tenían ese único objetivo: despertar nuestra conciencia para encontrarnos con nosotros mismos, con la vida y con Dios… Como escribía él mismo en su conocido libro “Autoliberación interior”: “Despertarse es la espiritualidad, porque solo despiertos podemos entrar en la verdad y la libertad.”
Por eso, el evangelio de hoy nos llama a estar despiertos, a vivir abiertos a la sorpresa… (Mc 13,33-37)
Vivimos una vida monótona en la que parece que nada nuevo puede ocurrir. Y, sin embargo, Jesús nos dice: “¡Estad en vela, despiertos y preparados, pues en el momento menos pensado, llegará el Señor!”
Sí, creámonoslo… En los momentos menos pensados viene el Señor… En un gesto, en un acontecimiento, en una persona que necesita de nuestra ayuda, en una palabra oportuna que damos o que recibimos, en el deseo de Dios que sentimos en nuestro corazón, en la llamada a una mayor entrega, en esa presencia de amor que nos envuelve… ¡Abramos los ojos, estemos atent@s al Señor que pasa…!
Esta semana te invito a vivir con esta actitud… A estar despiert@, a estar atent@ para percibir la presencia del Señor en tu vida
Así mismo, te invito a poner también este año en tu casa, con tus amigos, incluso en tu lugar de trabajo, la Corona de Adviento... Esta sencilla celebración, no puede ayudar a vivir con más conciencia este tiempo...
Y, si te animas, este Adviento lleva un pequeño diario en el que puedas ir anotando tus descubrimientos cotidianos…

miércoles, 22 de junio de 2011

Un toque de vida

La verdadera ciencia de la vida consiste en aprovechar al máximo el día presente, el día de hoy, olvidando el pasado y dejando en paz el futuro.
Hay personas que cargan sobre sus débiles hombros tres sacos a la vez: un saco pequeño, fácil de llevar: es el saco de penas, trabajos y alegrías de un solo día, el día de hoy.
Un segundo saco pesado, abrumador, el del pasado: son esas gentes que vuelven y vuelven a recordar las penas pasadas, los fracasos que tuvieron, las heridas que sufrieron. Se empeñan en rascar las heridas y así siempre están sangrando y nunca se curan.
Y todavía se empeñan en llevar un tercer saco muy pesado, el del futuro.  Son los que miran al mañana con miedo, esperando siempre lo peor.
Llevar hoy la carga de mañana unida a la de ayer, hace vacilar y tambalearse al más fuerte, pero nadie nos manda vivir así. Nadie nos manda llevar al mismo tiempo los tres sacos.
El Señor de la vida hizo las cosas más sencillas y nos dijo: "Bástale a  cada día su afán". El creó el día para trabajar, luchar y esforzarnos y creó la noche para dormir, descansar y olvidar.
Así en realidad la vida consta de un solo día. Cada noche podríamos decir que nos morimos por unas horas cuando dormimos, para resucitar nuevamente al despertar por la mañana.
¿Porqué no vivir un solo día por vez? El pasado ya pasó, no volverá; déjalo en paz. Si puedo sacar de mi pasado alguna buena lección, está bien, la saco, pero si no, lo dejo, lo olvido. Nada gano recordando mis problemas y amarguras de ayer.
El futuro, por otra parte, aún no llega, y no sé si llegará, entonces, ¿por qué me preocupo?
Lo único que tengo, lo único de lo que soy dueño, es de este día de hoy, por tanto lo voy a vivir y disfrutar como si fuera el único día que voy a tener. Un día es una vida entera en miniatura.
Tenía razón aquel poeta cuando decía: “Mira a este día porque es la vida, la mismísima vida de la vida.”
En su breve curso están todas las verdades y realidades de tu existencia: la bendición del desarrollo, la gloria de la acción, el esplendor de las realizaciones.
Porque el ayer es solo un sueño y el mañana solo una visión, pero el hoy bien vivido hace de todo ayer un sueño de felicidad y de cada mañana una visión de esperanza, mira pues bien a este día.
Ante una ardua tarea solemos pensar en toda la vida. ¿Por qué no conformarnos con llevar nuestra carga de un día?
Todo el mundo puede soportar su carga, por pesada que sea, hasta la noche; todo el mundo puede realizar su trabajo, por duro que sea, durante un día.
Todos pueden vivir, pacientemente, de modo amable y sano hasta que el sol se ponga y esto es realmente lo que la vida significa.
Tengo un día de vida y nada más. Con él puedo hacer maravillas o destruirlo. Lo que no puedo es vivir una semana, un mes, un año a la vez. Se vive HOY.
No corras por la vida tan rápido que olvides, no solamente donde has estado sino hacia dónde vas.
Libertad es salir al mundo a buscar lo que creo que necesito, en lugar de vivir esperando que los demás me den el permiso para conseguirlo...
Si no puedes encontrar la verdad en el lugar donde estás, ¿dónde más esperas encontrarla?
Si las semillas sembradas en la tierra negra pueden llegar a convertirse en rosas tan bellas, ¿qué no puede  llegar a ser el corazón del hombre en su largo camino hacia las estrellas?...
El amor, es el eje que mueve el mundo... es la razón de la cordura, y el hilo que te ata a la locura... Si has de perderlo o ganarlo “TODO” que sea por AMOR.
Y recuerda siempre, "La vida no se mide por los descansos que tomamos sino por los momentos que te roban el aliento".

sábado, 18 de junio de 2011

Fiesta de la Santísima Trinidad

Este domingo celebramos la Fiesta de la Santísima Trinidad, una de las realidades más hermosas que nos ha dado a conocer Jesús… Sin embargo, si a ti te preguntaran, ¿qué es eso de la Trinidad?… ¿qué responderías…?
Lamentablemente para muchos cristianos, la Trinidad se asocia a un problema de álgebra o sencillamente a una especie de axioma que sólo se puede aceptar, aunque no se entienda… Eso de que tres son uno o de que uno son tres sencillamente nos deja perplejos y hemos optado por prescindir del tema… Y todo sencillamente porque no siempre se ha conseguido explicarnos qué hay detrás de esa presentación de Dios como Uno y Trino…
Hace ya algunos años -¡más de 10!-, cayó en mis manos un libro de Leonardo Boff: “La Santísima Trinidad, la mejor comunidad”. Reconozco que su lectura marcó mi modo de entender y de vivir mi fe… pues, definitivamente, según entendamos las cosas, así las vivimos.
Os compartiré sencillamente aquellos “hallazgos” que hice y que habitan en mí como en un pozo.
En resumidas cuentas venía a decir que, según fuera nuestra imagen de Dios, así sería no sólo nuestra práctica religiosa sino nuestra convivencia civil… Y, esto, porque al ser imágenes de Dios, en nuestra vida reproduciríamos aquella imagen que tuviéramos interiorizada… Me explico…
Aquellas personas –o sociedades– que tengan la idea de que Dios es alguien solitario, que vive en las alturas, lejos de nosotros, sus criaturas, justificará un modo de ser individualista y descomprometido… Quien, en cambio, haya descubierto que Dios es familia, es comunidad (y eso es la Santísima Trinidad), adoptará un modelo que propicie la convivencia, la pluralidad, la participación…
Cuando decimos que Dios es Uno y Trino, lo que estamos diciendo es que el ideal de convivencia, el modelo de persona, es aquella en la que se acepta como bueno la diversidad… En el mismo seno de Dios habita la diversidad… por eso son tres, y tres diferentes… Y, al mismo tiempo, la diversidad no tiene por qué ser fuente de conflicto ni de competitividad, sino de enriquecimiento mutuo… La Trinidad nos dice que el ideal es la unidad en la diversidad… El modelo no es la uniformidad ni el individualismo anárquico… ¡No! El modelo es aquel en el que todos podamos ser nosotros mismos, con lo que tenemos de únicos e irrepetibles y, al mismo tiempo, es precisamente esa diversidad la que se convierte en fuente de enriquecimiento mutuo… Por eso Pablo utiliza la imagen del cuerpo, formado por muchos miembros diversos y, sin embargo, uno… O podemos utilizar la imagen de la orquesta, donde es posible interpretar una hermosa sinfonía porque hay instrumentos diversos que tocan en perfecta armonía…
Por eso, celebrar esta fiesta es celebrar la grandiosa creatividad de Dios que nos hace diversos, distintos, únicos, pero que nos invita a formar una única familia humana, donde todos pongamos en común lo que somos y tenemos… 
En estos momentos históricos, donde la interculturalidad es una realidad, seamos nosotros, los cristianos, artífices de unión y de convivencia fraterna entre todos los pueblos, personas y culturas…

miércoles, 15 de junio de 2011

"Quédate conmigo"

Señor, quédate conmigo durante este día,
y guía mis pensamientos y deseos,
mis acciones y mis proyectos.

Guía mis pasos
para que caminen ligeros
al encuentro de los cansados y desanimados.

Guía mis manos
para que acompañen
 a aquéllos que  se perdieron en el camino.

Abre mis brazos,
para que pueda abrazar
a los que se sienten solos y sin esperanza.

Ilumina mis ojos
y vuelve atentos mis oídos
al clamor de mis hermanos.

Ofréceme un corazón tierno,
capaz de amar sin distinción.

Padre nuestro,
deposito en tu protección mi descanso
y el de todos mis amigos y seres queridos.

Coloco en tus manos nuestra tierra,
nuestras ciudades,
nuestro mundo tan azotado por la violencia,
por las catástrofes, por las guerras y por las injusticias...

Ilumina, Señor, la mente y el corazón
de los poderosos de la tierra.

Que siempre pueda, por tu gracia,
abrir las manos para compartir
lo que soy y lo que tengo
y con tu ayuda pueda ver aparecer la aurora de un mundo nuevo.

GRACIAS, SEÑOR.
AMÉN.

sábado, 11 de junio de 2011

Fiesta de Pentecostés

“Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar.
De pronto vino del cielo un ruido, como el de una violenta ráfaga de viento, que llenó toda la casa donde estaban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego, las que, separándose, se fueron posando sobre cada uno de ellos; y quedaron llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar idiomas distintos, en los cuales el Espíritu les concedía expresarse”
 (Hch 2, 1-4).
De este modo nos narra el libro de los Hechos de los Apóstoles lo que conocemos como la venida del Espíritu Santo sobre la primera comunidad cristiana; es decir, sobre la Iglesia.
La palabra Pentecostés viene del griego y significa el día quincuagésimo. El origen de la fiesta es judío. A los 50 días de la Pascua, los israelitas celebraban la fiesta de las siete semanas (Ex 34,22). Esta fiesta en un principio fue agrícola, pero se convirtió después en recuerdo de la Alianza del Sinaí. Al principio los cristianos no celebraban esta fiesta. Con el tiempo se le fue dando mayor importancia a este día, teniendo presente el acontecimiento histórico de la venida del Espíritu Santo sobre María y los Apóstoles (cf. Hch 2). Gradualmente, se fue formando una fiesta, para la que se preparaban con una vigilia solemne, algo parecido a la Pascua, tradición que aún se conserva hoy. Litúrgicamente se utiliza el color rojo para el altar y las vestiduras del sacerdote para simbolizar el fuego del Espíritu Santo.
Los cincuenta días del Tiempo Pascual y las fiestas de la Ascensión y Pentecostés, forman una unidad. En realidad, nos presentan distintos aspectos de un único misterio. El Tiempo de Pascua, hasta la Ascensión, es la etapa en la que Jesús se deja ver por sus discípulos; es el tiempo de la experiencia personal y, de algún modo, sensible. Desde entonces, los discípulos se preparan para un “nuevo tipo de presencia”, una presencia más “espiritual”. Esto viene representado por los nueve días (una novena) entre la Ascensión y Pentecostés.
Pentecostés es fiesta pascual y fiesta del Espíritu Santo. La Iglesia sabe que nace en la Resurrección de Cristo, pero se confirma con la venida del Espíritu Santo. Es hasta entonces, que los Apóstoles acaban de comprender para qué fueron convocados por Jesús; para qué fueron preparados durante esos tres años de convivencia íntima con Él. Por eso, la Fiesta de Pentecostés es como el "aniversario" de la Iglesia. El Espíritu Santo desciende sobre aquella comunidad naciente y temerosa, infundiendo sobre ella sus siete dones, dándoles el valor necesario para anunciar la Buena Nueva de Jesús; para preservarlos en la verdad, como Jesús lo había prometido (Jn 14.15); para disponerlos a ser sus testigos; para ir, bautizar y enseñar a todas las naciones. 
Este Espíritu es el mismo que guió a Jesús durante su vida histórica y es el mismo que, desde hace dos mil años hasta ahora, sigue descendiendo sobre quienes creemos que Cristo vino, murió y resucitó por nosotros; sobre quienes sabemos que somos parte y continuación de aquella pequeña comunidad ahora extendida por tantos lugares; sobre quienes sabemos que somos responsables de seguir extendiendo su Reino de Amor, Justicia, Verdad y Paz entre los hombres.
Los cristianos hemos recibido el Espíritu en el Bautismo, Espíritu que nos hace hijos; y en la Confirmación hemos recibido su fuerza que nos constituye en testigos.
Los cristianos somos templos del Espíritu Santo; por eso, somos llamados a vivir una vida “espiritual”, que no quiere decir vivir en “otro mundo”, sino vivir dejándonos guiar por el Espíritu de Jesús, siguiendo sus inspiraciones, para vivir al estilo de Jesús.
Que esta Fiesta renueve en nosotros la experiencia de estar habitados por el Espíritu y nos haga dóciles a sus inspiraciones.

martes, 7 de junio de 2011

Dones del Espíritu Santo

Este domingo celebraremos la Fiesta de Pentecostés. En ella hay una tradición muy bonita de repartir los "dones del Espíritu Santo". El significado de estos dones es:
Sabiduría: Es el más comentado y testificado en la Escritura. En pocas palabras podríamos decir que es el don que nos proporciona el gusto por lo espiritual.
Mediante este don, el Espíritu nos permite sintonizar con la sabiduría de Dios de forma que somos capaces de reconocer como sabiduría la sabiduría manifestada en Jesús y valorar las cosas con los ojos de Dios.
La sabiduría no es un mero conocimiento intelectual sino que se funda en el amor y desemboca en el amor.
Inteligencia o entendimiento: Es una gracia del Espíritu Santo que nos permite comprender con la mente y con el corazón la Palabra de Dios y profundizar en los contenidos y en el sentido de nuestra fe cristiana.
Consejo: Este don nos capacita para oír la voz de Dios en las opciones que la vida diaria nos impone, iluminando así nuestra conciencia para encontrar la decisión más acertada, pronunciar la palabra justa y obrar rectamente. Este don nos ayuda a decidir con acierto, aconsejar a los otros fácilmente y en el momento necesario conforme a la voluntad de Dios.
Fortaleza: Por medio de este don, el Espíritu Santo nos ayuda a hacer lo que Dios quiere de nosotros con perseverancia, superando todas las dificultades, y a sobrellevar las contrariedades de la vida. El don de fortaleza nos da fuerza para resistir y vencer nuestras debilidades y resistencia internas, así como las presiones del ambiente. Nos ayuda a superar la timidez y la agresividad. Proporciona tal valor, que hace que el hombre se mantenga en las mayores dificultades y horrores y que esté incluso dispuesto a dar su vida por Dios y por sus hermanos (martirio).
Ciencia: Este don nos capacita para ver las cosas en su relación a Dios, de manera que tengamos la visión auténtica de ellas, de modo que reconozcamos en ellas su valor “relativo”, reconociendo que Dios es su fundamento y que todas las demás cosas son medios que Dios nos da para le amemos y sirvamos a Él y a nuestros hermanos. Implica el don del discernimiento de espíritus.
Piedad: Con el don de piedad, el Espíritu Santo sana nuestro corazón de todo tipo de dureza y lo abre a la ternura para con Dios, llamándolo en nuestro corazón ¡Abba, Padre! Gracias a este don nos es posible amar y respetar a Dios como padre, incluso en los dolores y tribulaciones que nos trae la vida, con la confianza firme en su amor. A la vez, hace que abarquemos con nuestro amor a nuestros prójimos, que veamos en ellos hermanos y hermanas y que superemos rápidamente cualquier aversión a nuestros semejantes.
Temor de Dios: El Temor de Dios es el don más incomprendido pues se asocia el temor al miedo. Sin embargo, este don es el que nos capacita para vivir en actitud de respeto, es decir, en la actitud del amor temeroso y del temor amoroso a Dios. Lo que el hombre teme en este don no es tanto a Dios, en quien ha puesto su esperanza, cuanto su propia debilidad. De allí la petición en la conocida oración “Anima Christi” que dice: “No permitas que me separe de Ti”… ¡Esto es lo único que realmente debemos temer”.
Preparémonos para acogerlos en nuestro corazón...

viernes, 3 de junio de 2011

Novena al Espíritu Santo

La novena del Espíritu Santo es de suma importancia para todo cristiano ya que fue la primera que celebraron los Apóstoles con la Virgen María en el Cenáculo. Allí aguardaron con recogimiento y oración su venida y recibieron sus abundantes y maravillosos dones.
Por si os animáis a hacer la Novena al Espíritu Santo como preparación a la Fiesta de Pentecostés, os propongo la siguiente:
Oraciones para todos los días
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego sagrado de tu amor. Envía, Señor, tu Espíritu y serán creados, y renovarás la faz de la tierra. Oh, Dios, que has instruido los corazones de tus fieles con las luces de tu Santo Espíritu, danos el saber rectamente, según el mismo Espíritu, y gozar siempre de sus consuelos. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
Día 1º: Ven, Espíritu Santo, llena nuestros corazones con tu amor y con tu presencia, y enséñanos a llamar a Dios, con ternura filial: ¡Abbá, Padre!
Día 2º: Ven, Espíritu Santo, por tu don Sabiduría, concédenos la gracia de apreciar y estimar los bienes espirituales y muéstranos los medios para alcanzarlos. Gloria...
Día 3º: Ven, Espíritu Santo, por tu don de Entendimiento, ilumina nuestras mentes y nuestro corazón para entender tu Palabra y los misterios de nuestra fe, para vivirlos plenamente. Gloria...
Día 4º: Ven, Espíritu Santo, por tu don de Consejo, ilumina nuestra conciencia con tu luz para actuar con rectitud y justicia para beneficio de nosotros mismos y de nuestros semejantes. Gloria...
Día 5º: Ven, Espíritu Santo, por tu don de Fortaleza, danos la perseverancia suficiente para cumplir tu voluntad y vencer todas las dificultades del camino. Gloria...
Día 6º: Ven, Espíritu Santo, por tu don de Ciencia, enséñanos a ver las cosas como dones tuyos y a ponerlos a tu servicio y al de nuestros hermanos. Gloria…
Día 7º: Ven, Espíritu Santo, por tu don de Piedad, aumenta en nosotros la confianza de saber que nuestra vida está en manos del Padre y a sentirnos realmente como sus hijos. Gloria...
Día 8º: Ven, Espíritu Santo, por tu don de Temor de Dios, graba en nosotros que lo único que debemos temer en esta vida es alejarnos de Ti. Gloria...
Día 9º: Ven, Espíritu Santo, y concédenos tus frutos: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza, para que redunden en nuestro propio bien y en el de nuestros hermanos. Gloria…
Oración final: Te suplicamos, Oh Padre, que tu Santo Espíritu encienda en nuestros corazones esa llama que Cristo trajo a la tierra y deseó ardientemente fuera encendida y que, según la promesa de tu Hijo, el Espíritu Santo nos lleve al conocimiento pleno de toda la verdad que nos ha sido revelada en Jesús.
Inflama nuestros corazones con el fuego de tu Espíritu para que te sirvamos con todo el corazón. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.

miércoles, 1 de junio de 2011

Fiesta de la Ascensión del Señor

Aunque parezca mentira, han pasado ya 40 días desde que celebramos la resurrección de Jesús, el Domingo de Pascua... Por eso, este jueves correspondería celebrar litúrgicamente la Fiesta de la Ascención, si bien en la mayoría de lugares esta celebración se ha trasladado al domingo para facilitar la participación de los cristianos en la eucaristía.
En el libro de los Hechos de los Apóstoles, san Lucas nos dice que, después de su muerte, Jesús se dejó ver a sus discípulos durante 4o días, dándoles pruebas de que estaba vivo; y les habló una vez más del Reino de Dios y les dio instrucciones (cf. Hech 1, 1-11). Todos sabemos que en la Biblia el número 40 tiene un sentido simbólico. "40" representa un periodo prolongado de tiempo, una etapa... Al usar el número "40", san Lucas lo que quiere trasmitir no es una cronología (de hecho ninguno de los evangelistas habla de 40 días ni señalan el tiempo preciso de duración de las apariciones); lo que nos quiere decir es que la experiencia de las "apariciones" no fueron pasajeras sino que Jesús se dejo ver a ellos durante bastante tiempo, el necesario para afianzar en cada uno la conviccioón de que estaba vivo, en medio de ellos, acompañándolos y enviándolos a prolongar su misión.
El sentido de esta fiesta lo podemos encontrar en la Oración Colecta de la misa que dice así: "Llena, Señor, nuestro corazón de gratitud y de alegría por la gloriosa ascención de tu Hijo, ya que su triunfo es también nuestra victoria, pues a donde llegó Él, nuestra Cabeza, tenemos la esperanza cierta de llegar nosotros, que somos su cuerpo."
La ascensión es presentada como "victoria", como llegada a la meta... Sí, Jesús, después de haberse mantenido fiel al Padre y a sus hermanos, regresa a casa del Padre, ya no sólo como Dios sino también como hombre y, con él, nos lleva a todos. Por eso se nos dice que, donde Él llegó, llegaremos también nosotros...
Y, sí, esa es nuestra esperanza... la fidelidad al Padre y a los hermanos en esta vida, nos conducirá a gozar eternamente en la casa del Padre... Por eso, hoy también se nos dice a nosotros: "Qué hacéis mirando al cielo..." No se trata de mirar hacia "arriba" sino de comprometernos con este mundo de aquí "abajo" para hacerlo "como Dios quiere"... un mundo de hijos y de hermanos, donde reine el amor, la paz y la justicia...
A partir de mañana también da inicio la novena al Espiritu Santo pues, dentro de 9 días, celebraremos la Fiesta de Pentecostés.

domingo, 29 de mayo de 2011

VI Domingo de Pascua (Ciclo A): “Yo estoy en mi Padre, vosotros en mí y yo en vosotros” (Jn 14, 15-21)

El texto que hoy nos propone la liturgia es prácticamente continuación del que leíamos el pasado domingo… No es un texto más bien corto pero denso, como suele ser los discursos elaborados por Juan… Por os, antes que nada, os recomendaría una lectura reposada del mismo, dejando que resuene en vuestro interior cada una de sus expresiones…
En el comentario de hoy, querría centrarme fundamentalmente en tres ideas fuertes que atraviesan el texto…
En primer lugar, estos discursos tienen la función de preparar a los discípulos (en realidad a la Iglesia naciente y a nosotros) al modo de vivir la “partida” de Jesús… Es verdad que el tiempo del Jesús terreno se termina, que Jesús vuelve a la casa del Padre, pero esto no quiere decir que nos abandona… Con su “partida”, Jesús inaugura un nuevo tipo de presencia, una presencia que le permite estar siempre entre nosotros, en nosotros, con una cercanía tal, que llega a la identificación: así como Él está en el Padre y el Padre está en Él, así Él estará en nosotros y nosotros en Él… Por eso, el cristiano es, ante todo, alguien que ha experimentado esa presencia, esa cercanía, esa unión con el Señor… Y es esa presencia la que nos conforta, nos sostiene, nos ilumina, nos guía en nuestro camino… No seguimos una idea, no veneramos un recuerdo… Jesús está vivo, presente y actuando en nuestro mundo… ¿Lo sientes así? ¿Lo vive así? ¿Qué es la oración, si no, la conciencia de esa presencia, el alimentarla, el cuidarla…? ¿Qué es la vida espiritual si no dejarse guiar por lo que dicha presencia nos dice, nos insinúa, nos indica…? No seguimos una ley, una norma, seguimos a Jesús…
Es aquí donde entra la figura del Espíritu… Jesús está presente entre nosotros a través de su Espíritu… Sería interesante que leyerais estos capítulos de despedida fijándoos en aquellas cualidades que se le aplican al Espíritu… Una de ellas es la de Maestro: Él nos ayudará a entender poco a poco el mensaje de Jesús… Él es quien nos recuerda (nos trae al corazón) y nos “sopla” al oído lo que tenemos que hacer para vivir fieles al mensaje de Jesús…
Y, por último, una tercera “idea”… El mensaje de Jesús, sus “mandamientos”, se reducen a uno solo: El amor… Como dirá S. Agustín: “Ama y haz lo que quieras…” No se trata de mandamientos a modo del Antigua Testamentos… No son obligaciones, exigencias… No, el amor sólo puede brotar del corazón… Porque amo a Jesús, amo lo que Él dice, amo como Él me ha amado…
La profunda renovación del cristianismo vendrá por aquí, por renovar nuestra conciencia de la presencia de Dios en nuestra vida, por seguir las indicaciones de su Espíritu, por vivir el amor como “regla de vida”…

miércoles, 25 de mayo de 2011

Oración: "En busca de Dios"

¡Te necesito, Señor Dios!,
porque sin ti mi vida se seca.

Quiero encontrarte en la oración,
en tu presencia inconfundible,
durante esos momentos en los que el silencio
se sitúa de frente a mí, ante ti.
¡Quiero buscarte!

Quiero encontrarte dando vida
a la naturaleza que tú has creado;
en la trasparencia del horizonte
lejano desde un cerro,
y en la profundidad de un bosque
que protege con sus hojas
los latidos escondidos
de todos sus inquilinos.
¡Necesito sentirte alrededor!

Quiero encontrarte en tus sacramentos,
En el reencuentro con tu perdón,
en la escucha de tu palabra,
en el misterio de tu cotidiana entrega radical.
¡Necesito sentirte dentro!

Quiero encontrarte en el rostro
de los hombres y mujeres,
en la convivencia con mis hermanos;
en la necesidad del pobre
y en el amor de mis amigos;
en la sonrisa de un niño
y en el ruido de la muchedumbre.
¡Tengo que verte!

Quiero encontrarte en la pobreza de mi ser,
en las capacidades que me has dado,
en los deseos y sentimientos que fluyen en mí,
en mi trabajo y mi descanso
y, un día, en la debilidad de mi vida,
cuando me acerque a las puertas del
encuentro cara a cara contigo.
Amén.


Teilhard de Chardin

domingo, 22 de mayo de 2011

V Domingo de Pascua (Ciclo A): “Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Jn 14, 1-12)

Estamos ya en el V Domingo de Pascua. El día de hoy y el domingo próximo, la liturgia nos propone la lectura del capítulo 14 del evangelio según san Juan. Como sabéis, este capítulo forma parte del llamado “discurso de despedida”… Con ello, la Iglesia empieza ya la preparación a la celebración de las próximas dos fiestas: La Ascensión del Señor y la venida del Espíritu Santo.
En esta parte del discurso, se nos dice cosas hermosas…
El ambiente, como es natural, es de tristeza y desconcierto. Jesús anuncia su partida; mejor, su regreso a la casa del Padre… Pero no es sin más una despedida… Jesús quiere que sus discípulos más cercanos –y también nosotros– vivamos esta “partida” entendiendo su verdadero sentido… Jesús no se va, no nos abandona; Jesús se queda pero de una manera distinta…
Jesús habla en términos de “voy a prepararos un lugar”; “en casa de mi Padre hay muchas moradas”… Es un modo de recordarnos que este mundo no es nuestra morada permanente, que nuestra casa, el verdadero sitio al que pertenecemos, es Dios… Y, no sólo eso, sino que, en la “casa de Dios”, hay sitio para todos, ¡qué hermoso!... Y, desde ya, tenemos nuestra habitación preparada, nos esperan con cariño…, y estaremos con Jesús…
En el diálogo con Tomás, Jesús tiene ocasión de explicitar: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”… Hemos escuchado esta afirmación muchas veces… Decir esto, implica desvelar la identidad de Jesús, quién es realmente… En un mundo en el que se nos proponen tantos caminos, en el que estamos continuamente ante encrucijadas, Jesús se nos presenta como el Camino; no un camino entre otros, sino el único camino que nos puede conducir a la auténtica meta de la vida: Dios… En un mundo en el que todo parece “relativo”, donde parece que ya no hay verdades absolutas, donde cada uno tiene “su verdad”, Jesús se nos presenta como la Verdad; no una verdad entre otras, sino como lo auténtico, aquello en lo que no hay engaño, de lo que nos podemos fiar… En un mundo donde se nos hacen engañosas propuestas de vida, a través del consumo, el disfrute…; Jesús se nos ofrece como la Vida, como aquellos que buscamos y anhelamos en lo más profundo del corazón… Por eso, conocer y seguir a Jesús, es conocer y seguir el Camino que es Verdadero y que conduce a la Vida…
Por último, a raíz de una intervención de Felipe: “Señor, muéstranos al Padre”, Jesús dice: “Quien me ha visto a mí ha visto al Padre”… Afirmación tremenda si nos la tomamos en serios… Y, sí… La gran novedad del cristianismo, su pretensión más profunda, es afirmar que Dios se hizo hombre, se hizo uno de nosotros, asumió la condición humana, de modo que, viendo a Jesús, conociendo a Jesús, pudiéramos conocer a Dios cara a cara… Ver a Jesús es ver a Dios, conocer a Jesús es conocer a Dios… Dios se ha hecho cercano, accesible, y se ha hecho para nosotros Camino, Verdad y Vida… Sigámoslo, escuchémoslo y dejémonos conducir, guiar y llenar por Él…

miércoles, 18 de mayo de 2011

La historia de la conversión de Gary Cooper

Hace 50 años que murió el actor, y para recordarlo, sale a la luz la historia de su conversión, donde el Papa Pío XII jugó un rol protagónico... Me ha parecido muy interesante, así que os lo comparto... (sigue)

sábado, 14 de mayo de 2011

IV Domingo de Pascua (Ciclo A): "Yo soy la puerta" (Jn 10, -10)

El evangelio de este cuarto domingo del Tiempo Pascual nos presente la figura de Jesús como pastor…
Para quienes pertenecemos a una cultura urbana, esta imagen no nos dice mucho; incluso nos resulta extraña, hasta arcaica… Sin embargo, los oyentes de Jesús pertenecían al ambiente rural y sabían muy bien lo que quería decir…
La imagen del pastor, atribuida a Dios, aparece también en diversos pasajes del Antiguo Testamento, en los que se contrapone al Señor, que cuida de sus ovejas, de sus fieles, en contraposición a los sacerdotes que se despreocupan de aquellos que les han sido encomendados…
Presentar a Jesús como pastor equivale a decir que él cuida de nosotros, que él nos conoce mejor que nadie, que con él podemos ir seguros por la vida… Basta leer el evangelio despacio para encontrar frases hermosas como: “él va llamando por su nombre a cada una”; es decir nos conoce a cada uno con nuestras peculiaridades, necesidades y circunstancias… Él, “camina delante de ellas”; es decir, es Jesús quienes nos abre el camino, quien nos muestra el sendero, quien va a la cabeza, jugándosela por nosotros…
Sin embargo, de este evangelio me ha llamado particularmente la atención lo que dice referido a las ovejas, es decir, a nosotros: “las ovejas atienden su voz… la conocen, y la siguen…” Y, esto que dice Jesús, es lo que espera de nosotros…
Ojalá él pueda decir de nosotros que escuchamos su voz, que la distinguimos entre tantas voces que asaltan nuestra conciencia, que reclaman nuestra atención, pero no sólo que oímos, escuchamos y distinguimos su voz entre mil voces, sino que la seguimos… Acordaros que en la Escritura se insiste mucho en que no basta escuchar, hay que hacer lo que el Señor nos indica… Y lo que Él quiere de nosotros es sencillamente que lo sigamos, que sigamos su estilo de vida que es una vida donada, entrega, como hemos visto en los días del Misterio Pascual…
Ojalá se pueda decir de nosotros: estos son cristianos porque viven como Cristo…

miércoles, 11 de mayo de 2011

Un mensaje de George Carlin (Colaboración)

La paradoja de nuestro tiempo es que tenemos edificios más altos y temperamentos más reducidos, carreteras más anchas y puntos de vista más estrechos. Gastamos más pero tenemos menos, compramos mas pero disfrutamos menos. Tenemos casas más grandes y familias más chicas, mayores comodidades y menos tiempo. Tenemos más grados académicos pero menos sentido común, mayor conocimiento pero menor capacidad de juicio, más expertos pero más problemas, mejor medicina pero menor bienestar.
Bebemos demasiado, fumamos demasiado, despilfarramos demasiado, reímos muy poco, manejamos muy rápido, nos enojamos demasiado, nos desvelamos demasiado, amanecemos cansados, leemos muy poco, vemos demasiado televisión y oramos muy rara vez.
Hemos multiplicado nuestras posesiones pero reducido nuestros valores. Hablamos demasiado, amamos demasiado poco y odiamos muy frecuentemente.
Hemos aprendido a ganarnos la vida, pero no a vivir. Añadimos años a nuestras vidas, no vida a nuestros años. Hemos logrado ir y volver de la luna, pero se nos dificulta cruzar la calle para conocer a un nuevo vecino. Conquistamos el espacio exterior, pero no el interior. Hemos hecho grandes cosas, pero no por ello mejores.
Hemos limpiado el aire, pero contaminamos nuestra alma. Conquistamos el átomo, pero no nuestros prejuicios. Escribimos más pero aprendemos menos. Planeamos más pero logramos menos. Hemos aprendido a apresurarnos, pero no a esperar. Producimos computadoras que pueden procesar mayor información y difundirla, pero nos comunicamos cada vez menos y menos.
Estos son tiempos de comidas rápidas y digestión lenta, de hombres de gran talla y cortedad de carácter, de enormes ganancias económicas y relaciones humanas superficiales. Hoy en día hay dos ingresos pero más divorcios, casas más lujosas pero hogares rotos. Son tiempos de viajes rápidos, pañales desechables, moral descartable, a costones de una noche, cuerpos obesos, y píldoras que hacen todo, desde alegrar y apaciguar, hasta matar. Son tiempos en que hay mucho en el escaparate y muy poco en la bodega. Tiempos en que la tecnología puede hacerte llegar esta carta, y en que tu puedes elegir compartir estas reflexiones o simplemente borrarlas.
Acuérdate de pasar algún tiempo con tus seres queridos porque ellos no estarán aquí siempre.
Acuérdate de ser amable con quien ahora te admira, porque esa personita crecerá muy pronto y se alejará de ti.
Acuérdate de abrazar a quien tienes cerca porque ese es el único tesoro que puedes dar con el corazón, sin que te cueste ni un centavo.
Acuérdate de decir te amo a tu pareja y a tus seres queridos, pero sobre todo dilo sinceramente. Un beso y un abrazo pueden reparar una herida cuando se dan con toda el alma.
Acuérdate de tomarte de la mano con tu ser querido y atesorar ese momento, porque un día esa persona ya no estará contigo.
Date tiempo para amar y para conversar, y comparte tus más preciadas ideas.
Y siempre recuerda: La vida no se mide por el número de veces que tomamos aliento, sino por los extraordinarios momentos que nos lo quitan.

sábado, 7 de mayo de 2011

En el Camino de Emaús (Lc 24, 13-35)

Todos conocemos este hermoso pasaje en el que Jesús resucitado se hace compañero de camino de dos de sus discípulos que han abandonado la comunidad... Aunque tradicionalmente se interpreta que eran dos varones, probablemente se trataba más bien de un matrimonio. Este evangelio habla de un tal Cleofás y, en otro pasaje, se nos dice que al pie de la cruz estaba María de Cleofás..., ¿su esposa? Tal vez por eso discuten... Porque, tal vez, una cree y el otro, no...
El Señor Jesús también se hace el encontradizo con nosotros... ¡Cuántas veces habrá caminado a nuestro lado a través de personas que nos han salido al encuentro y nos han llenado de amor y de esperanza...! Recuérdalo en este momento y dale gracias...

miércoles, 4 de mayo de 2011

El Via Lucis

Hay una devoción popular con tradición desde la edad media, que es el Via Crucis (el camino de la cruz). En él se recorren los momentos más sobresalientes de la Pasión y Muerte de Cristo: desde la oración en el huerto hasta la sepultura de su cuerpo (cf. "Via Crucis según los relatos evangélicos"). Pero ésta es la primera parte de una historia que no acaba en un sepulcro, ni siquiera en la mañana de la Resurrección, sino que se extiende hasta la efusión del Espíritu Santo y su actuación maravillosa.
Desde el Domingo de Pascua hasta el de Pentecostés hubo cincuenta días llenos de acontecimientos, inolvidables y trascendentales, que los cercanos a Jesús vivieron intensamente, con una gratitud y un gozo inimaginables.
De igual forma que las etapas de Jesús camino del Calvario se han convertido en oración, queremos seguir también a Jesús en su camino de gloria. Éste es el sentido último de esta propuesta una invitación a meditar la etapa final del paso de Jesús por la tierra.
El Via Lucis, "camino de la luz" es una devoción reciente que puede complementar la del Via Crucis. En ella se recorren catorce estaciones con Cristo triunfante desde la Resurrección a Pentecostés, siguiendo los relatos evangélicos. Incluimos también la venida del Espíritu Santo porque, como dice el Catecismo de la Iglesia Católica: "El día de Pentecostés, al término de las siete semanas pascuales, la Pascua de Cristo se consuma con la efusión del Espíritu Santo que se manifiesta, da y comunica como Persona divina" (n.731).
La devoción del Via Lucis se recomienda en el Tiempo Pascual y todos los domingos del año que están muy estrechamente vinculados a Cristo resucitado. (sigue)

sábado, 30 de abril de 2011

Beatificación de Juan Pablo II

Mañana, 1 de mayo de 2011, la Iglesia Universal celebrará la Beatificación de S.S. Juan Pablo II. Podremos seguir este acontecimiento en todo el mundo... Empezará con una Vigilia de oración, hoy y continuará con una Misa de Acción de Gracias al día siguiente, 2 de mayo.
Como homenaje a su persona, os comparto este vídeo:



Para leer el comentario al evangelio de mañana, podéis seguir este enlace.

miércoles, 27 de abril de 2011

Pascua 2011 (Colaboración)

Estamos a principios de la primavera, todo cambia, la luz, el perfume de lo natural nos envuelve, los árboles florecen, los campos florecen, los atardeceres nos invitan a contemplar la creación, contemplar la creación, es recordar lo que somos en el fondo de nosotros: vida, energía, amor…
Celebrar la Pascua es conectar con ese nosotros mismos, es permitir que la vida, la belleza, el amor… broten de forma espontánea de nosotros, es resucitar de nuevo, volver a crear lo que somos. Jesús resucitado es la fuente de vida que nos resucita, que nos ilusiona, que nos da la esperanza de volver a nacer.
Que la pascua nos vaya descubriendo el valor de lo concreto, de lo diario, de lo bien hecho, que nos acerque al mundo real, un mundo lleno de desigualdades y falto de amor. Que la pascua nos lleve a reinventar una convivencia más solidaria, que nos sitúe entre los más empobrecidos, que seamos capaces de sentir el dolor de tantos crucificados y lo llevemos sobre los hombros.
Recuperar cada día la luz de la resurrección, es hacer posible pensar desde lo más profundo de nosotros que otro mundo es posible, porque Dios está en cada hombre y mujer alentándonos para nuestra renovación.  

sábado, 23 de abril de 2011

"Yo creo en tu resurrección" (Video)

No dejéis de ir a la Vigilia Pascual esta noche... Es de las liturgias más bonitas y, sobre todo, es la celebración más importante del año... ¡Cristo vive, está en medio de nosotros...!

viernes, 22 de abril de 2011

"Haced esto en memoria mía".

No sé si os habéis fijado, pero toda la liturgia del Jueves Santo insiste en esta frase de Jesús: "Haced esto en memoria mía..." La utiliza al instituir la Eucaristía y en el Lavatorio de los pies... Y no es casual que la haya dicho precisamente en ambos contextos pues, ambos, vienen a decir lo mismo...
Jesús insiste en un "hacer"... Pero, ¿hacer qué? ¡Ahí está la cuestión...
Lamentablemente, muchas veces hemos reducido la eucaristía a un precepto (algo que hay que cumplir bajo pena de pecado) o en un objeto de culto (permanecer ante una presencia "sagrada" y en algunas ocasiones hasta "mágica")... Perdonadme si resulto irreverente, pues no es mi intención... Y, bueno, sí, esto tiene parte de verdad, pero no penetra en la esencia del misterio...
Jesús no nos mandó simplemente a repetir este gesto en un rito (la misa), ni tampoco pretendió insistir sólo en su presencia real como alimento en el pan y el vino... Jesús, tanto en el gesto del pan partido y del vino repartido, así como en el lavatorio de los pies, lo que viene es a poner delante de nosotros lo que ha sido toda su vida y lo que tiene que ser la nuestra: una vida que se da, que se entrega, que se parte, que se reparte, que se deshace por los demás...; una vida entendida como servicio humilde, sencillo, callado... Éste es el "hacer" al que Jesús se refiere... "Haced esto..." quiere decir, vivid como yo he vivido, ¡ésa es vuestra vocación, ésa es la voluntad de mi Padre sobre ti, sobre el mundo!... Por eso, en el lavatorio de los pies, añade: "Y seréis felices si lo hacéis..." No es un "precepto" sin más, no es algo que hay que hacer entre otras cosas, no... Estamos ante el único precepto cristiano: "amaos los unos a los otros como yo os he amado..."
Cuando esto se entiende así, entonces la eucaristía cobra todo su sentido... En la eucaristía, el Señor nos alimenta con su propio cuerpo y con su propia sangre; es decir, con su propia vida... En la eucaristía escuchamos su Palabra, que ilumina nuestro sendero y nos indica el camino a seguir, en la eucaristía partimos y compartimos el pan con los hermanos y hacemos comunidad; en la eucaristía somos enviados a prolongar este modo de entender la vida, se nos envía a vivir aquello que celebramos... Por eso "ir a misa" es un precepto..., porque es algo bueno, algo sin lo cual un cristiano no puede vivir, pues es la fuente en la que se alimenta... Y por eso es, también, un "objeto de culto"... Adorar, ponernos de rodillas ante el pan consagrado, es reconocer esa presencia humilde y oculta de Jesús, que nos invita a estar de ese mismo modo en el mundo...
Bien dijo Jesús a Pedro: "Ahora tú no entiende lo que yo hago, lo entenderás más tarde..." Y a los discípulos: "¿Entendéis lo que he hecho con vosotros?"... ¿Lo entendemos nosotros...?
La humildad, el servicio, no es algo "moral", algo que hay que hacer porque nos ha sido mandado o como una concesión... No... La humildad, el servicio, es el modo de ser de Dios, por eso es el modo en que vivió Jesús... Vivir de manera humilde y sirviendo a los demás es aprender a vivir como Dios y, por tanto, a vivir como sus hijos...
Aprendamos de este Dios que se abaja para ponerse a nuestra altura; ese Dios que lava los pies a Judas, al traidor; que sigue amándonos en medio de nuestras traiciones y olvidos... Aprendamos a acoger y a agradecer su amor y seamos canal por el que ese amor llegue a esta humanidad que necesita, más que preceptos, amor... y entender la vida al modo de Dios, una vida que se entrega por amor a todos, siempre...
Esto es lo que continuaremos celebrando el Viernes Santo, una vida entregada hasta el último suspiro, hasta la última gota de sangre... Y lo que celebraremos, finalmente, en la noche de Pascua: ¡Quien vive así, gozará de la vida en plenitud...!

miércoles, 20 de abril de 2011

"Escándalo y Locura"

Los primeros cristianos lo sabían. Su fe en un Dios crucificado sólo podía ser considerada como un escándalo y una locura. ¿A quién se le había ocurrido decir algo tan absurdo y horrendo de Dios? Nunca religión alguna se ha atrevido a confesar algo semejante.
Ciertamente, lo primero que todos descubrimos en el crucificado del Gólgota, torturado injustamente hasta la muerte por las autoridades religiosas y el poder político, es la fuerza destructora del mal, la crueldad del odio y el fanatismo de la mentira. Pero ahí precisamente, en esa víctima inocente, los seguidores de Jesús vemos a Dios identificado con todas las víctimas de todos los tiempos.
Despojado de todo poder dominador, de toda belleza estética, de todo éxito político y toda aureola religiosa, Dios se nos revela, en lo más puro e insondable de su misterio, como amor y sólo amor. No existe ni existirá nunca un Dios frío, apático e indiferente. Sólo un Dios que padece con nosotros, sufre nuestros sufrimientos y muere nuestra muerte.
Este Dios crucificado no es un Dios poderoso y controlador, que trata de someter a sus hijos e hijas buscando siempre su gloria y honor. Es un Dios humilde y paciente, que respeta hasta el final la libertad del ser humano, aunque nosotros abusemos una y otra vez de su amor. Prefiere ser víctima de sus criaturas antes que verdugo.
Este Dios crucificado no es el Dios justiciero, resentido y vengativo que todavía sigue turbando la conciencia de no pocos creyentes. Desde la cruz, Dios no responde al mal con el mal. "En Cristo está Dios, no tomando en cuenta las transgresiones de los hombres, sino reconciliando al mundo consigo" (2 Corintios 5,19). Mientras nosotros hablamos de méritos, culpas o derechos adquiridos, Dios nos está acogiendo a todos con su amor insondable y su perdón.
Este Dios crucificado se revela hoy en todas las víctimas inocentes. Está en la cruz del Calvario y está en todas las cruces donde sufren y mueren los más inocentes: los niños hambrientos y las mujeres maltratadas, los torturados por los verdugos del poder, los explotados por nuestro bienestar, los olvidados por nuestra religión.
Los cristianos seguimos celebrando al Dios crucificado, para no olvidar nunca el "amor loco" de Dios a la humanidad y para mantener vivo el recuerdo de todos los crucificados. Es un escándalo y una locura. 
Sin embargo, para quienes seguimos a Jesús y creemos en el misterio redentor que se encierra en su muerte, es la fuerza que sostiene nuestra esperanza y nuestra lucha por un mundo más humano. 

(Comentario de José Pagola al Domingo de Ramos - Ciclo A)

sábado, 16 de abril de 2011

Domingo de Ramos (Ciclo A): “¡Bendito el que viene en nombre del Señor!”

El Domingo de Ramos, como sabéis, es el pórtico, la puerta de entrada a la Semana Santa… Este día rememoramos la entrada de Jesús en Jerusalén. Esta celebración, tal como he señalado en comentarios anteriores, tiene dos partes bien diferenciadas: la procesión con los ramos, con todo lo que tiene de alegría y alabanza; y, luego, la lectura de la pasión, que en realidad completa esa primera parte pues nos recuerda que es en Jerusalén donde Jesús será crucificado…
La entrada de Jesús en Jerusalén siempre me ha dado mucho que pensar… Sobre todo, cuando se cae en la cuenta de que, el mismo que es ensalzado este domingo, será crucificado cinco días más tarde… Y no pocas veces en la vida sucede lo mismo… Podemos vivir nuestros propios momentos de gloria y, al poco, poquísimo tiempo, pasar por momentos verdaderamente trágicos…
La lectura del último libro de Benedicto XVI, referente precisamente a estos últimos días de Jesús, hace una aclaración interesante… Señala que no es exacto decir que los mismos que aclamaron a Jesús al entrar en Jerusalén, pocos días después fueron los que pidieron su muerte… Él dice que quienes aclamaban a Jesús eran aquellos que lo acompañaban en el camino durante su subida a la ciudad santa, como queda de manifiesto en el evangelio de Mateo que leeremos en este ciclo A: «Los que iban delante de Él y los que lo seguían gritaban: “¡Hosanna! ¡Viva el Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en el cielo!”» La gente de Jerusalén, en realidad, resultaba ajena a todo esto… Sin duda, algunos habían oído hablar de Jesús pero, probablemente, la mayoría lo recibió tan solo con curiosidad o, incluso, con indiferencia… En la multitud que andaba por las calles en Jerusalén durante esos días cercanos a la gran fiesta de Pascua, esto seguramente no pasó de ser una anécdota…
Esto me lleva a reflexionar sobre las diversas actitudes que podemos tener ante estas fiestas que se aproximan… Se puede ser parte de sus discípulos, de aquellos que intentan seguir a Jesús en su camino hacia Jerusalén, en su camino de entrega; o se puede ser como aquellos que viven estos días desde la curiosidad; o, incluso, se pueden vivir estos acontecimientos desde la indiferencia, ignorándolos por completo… ¿De qué grupo formamos parte nosotros…? ¿Formamos nosotros parte de estos discípulos que acompañan a Jesús en su camino hacia Jerusalén, de aquellos que desean seguirle?; ¿somos parte de esa masa que vive la Semana Santa como una fiesta folklórica, de “interés cultural”, y que incorporamos como parte de nuestro “programa” de estos días?, o ¿somos como de aquellos que viven estos días con indiferencia, sin caer en la cuenta de lo que realmente significan?
En todo caso, dispongámonos a vivir estos días con sentido, con el corazón profundamente agradecido y sobrecogido ante tanto amor… No nos quedemos en el aspecto cruel y doloroso (¡cuánto mal somos capaces de hacer los seres humanos!)… Penetremos en los sentimientos de Jesús para aprender a amar como Él nos ama…


Os puede ayudar leer algunos de los materiales que encontraréis en la Etiqueta "Semana Santa"...

miércoles, 13 de abril de 2011

Pregón de Cuaresma

Los que habéis sido bautizados,
los que habéis escuchado la voz del Espíritu,
los que habéis acogido la revelación del Dios vivo,
los que habéis descubierto que sois sus hijos,
¡adentraos en el desierto sin miedo y caminad con paso ligero!
Cuaresma es ese tiempo que viene y va,
tiempo para vivirlo en camino,
sin instalarse, sin retenerlo, sin lamento,
con la esperanza siempre a flor de piel
y la mirada fija en otro tiempo,
la Pascua, que es definitivo.
Entrad en Cuaresma convencidos,
listos para el combate, ligeros de equipaje, la mente despejada,
entrañas llenas de ternura y misericordia,
calzado apropiado,
y mucha paciencia con vosotros mismos.
Dejaos mecer por la brisa del Espíritu;
poned vuestro corazón en sintonía con los latidos de Dios
y el grito de los afligidos,
bebed en los manantiales de la vida
y no os dejéis engañar por los espejismos del desierto.
Bajad del monte a los caminos de la vida,
bajad sin miedo y llenos de misterio.
No profanéis los templos vivos,
buscad de noche como Nicodemo
y, como aquellos griegos,
preguntad a discípulos y amigos por Jesús y su reino
y cómo sembrarse en el campo del mundo
para germinar a su estilo.
Vivid la Cuaresma bien despiertos, caminando en comunidad,
con fe, esperanza y amor, fijos los ojos en Jesús.
¡Daos esa oportunidad!