miércoles, 30 de marzo de 2011

El libro "Jesús de Nazaret" (Vol. II)

El viernes 11 de marzo ha llegado a las librerías de todo el mundo el segundo volumen del libro “Jesús de Nazaret” sobre la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. 
El Papa teólogo lo firma con su nombre de pila, Joseph Ratzinger. En él afronta directamente el tema que más le ha apasionado a lo largo de su carrera académica: mostrar que el Jesús del que hablan los Evangelios ha existido realmente y era Dios. 
A lo largo de nueve capítulos y un epílogo sobre la Ascensión de Jesús a los Cielos, Benedicto XVI se hace preguntas claras y directas que pueden sorprender a muchos católicos.
¿Fue Jesús sólo un revolucionario? ¿Era el Mesías, el Hijo de Dios? ¿Quién lo asesinó? Quienes lo han leído aseguran que sus respuestas no dejarán a nadie indiferente. 
Del primer volumen se vendieron casi tres millones de ejemplares en todo el mundo y se han realizado 32 ediciones. Esta segunda parte se publica ahora en siete idiomas. 
Además, el Papa concluyó el verano pasado la tercera y última parte de esta obra, en la que reflexiona sobre la infancia de Jesús, que llegará a las librerías el próximo mes de noviembre.
(Tomado de Roma Reports)

sábado, 26 de marzo de 2011

III Domingo de Cuaresma (Ciclo A): “Jesús, agua viva…” (Jn 4, 5-43)

La Cuaresma en un tiempo de preparación al Misterio Pascual. Antiguamente, era el tiempo dedicado a la preparación de los catecúmenos para recibir el bautismo en la noche de Pascua. En algunos lugares, todavía se mantiene esta hermosa tradición. Sin embargo, para los que ya hemos sido bautizados, el tiempo cuaresmal nos ofrece un itinerario para profundizar en la importancia de nuestro Bautismo.
En el Ciclo A, a partir del tercer domingo, se nos propone contemplar tres textos evangélicos que ponen ante nosotros tres símbolos del sacramento del Bautismo: el agua (la Samaritana),  la luz (la curación del ciego de nacimiento) y la vida (la resurrección de Lázaro). Con ello se nos viene a recordar que estos símbolos nos remiten a Jesús que es el agua que sacia nuestra sed, la luz que ilumina nuestra oscuridad y la vida que vence la muerte.
En este tercer domingo contemplamos el encuentro de Jesús con la Samaritana. Es un relato hermoso. Jesús se detiene, cansado, al pie de un pozo. Son las cuatro de la tarde y, cosa extraña, viene una mujer a sacar agua… tal vez va a esa hora para no encontrarse con nadie, dada su mala reputación. Pero, oh sorpresa, hay un hombre. Pero no hay porqué preocuparse, es judío y, por tanto, basta ignorarlo (los samaritanos no se hablan con los judíos)… ¡Cuántos prejuicios…! ¡Cuántas veces nos encontramos con personas a las que evitamos dirigirles la palabra por tantos motivos…! Por eso, es Jesús quien toma la iniciativa… Es Jesús quien rompe nuestros prejuicios, nos dirige una palabra; más aún, nos expresa un deseo: “Dame de beber…”
Pon atención y escucha esta petición: “Dame de beber”… Estas palabras se dirigen a ti, a mí… ¿Qué espera Jesús de mí?, ¿qué me pide?...
La mujer, en vez de responder a este deseo, va a entrar en una discusión inútil… ¡Cuánta palabrería, cuántas negociaciones cuando el Señor nos pide algo…! Entonces, Jesús da un giro… El que empezaba pidiendo, ahora ofrece… “Si conocieras el don de Dios y quién es el que te está pidiendo de beber, tú le pedirías y Él te daría…!” Y aquí se nos revela un rasgo profundo de Dios… A Dios no le importa aparecer ante mí como un mendigo, como alguien que necesita de mí… ¡Increíble…! Y, al mismo tiempo, aparece como aquel que puede satisfacer mis deseos más profundos…
El agua es la imagen de algo sencillo, elemental, básico y, al mismo tiempo, fundamental… Sin agua no se puede vivir… Lo que nos ofrece Jesús es ese “algo” sin lo cual no podemos vivir: el amor, la confianza, la aceptación incondicional que sólo Dios nos puede dar…
Acerquémonos al pozo, acerquémonos a Jesús, démosle de beber, y pidámosle esa agua que sólo Él nos puede dar, esa agua que no se agota, que brota en lo profundo de nuestro ser y que puede ayudar a calmar la sed de tantos otros…

viernes, 25 de marzo de 2011

Manifiesto del Día Internacional de la Vida 2011

Hoy, 25 de marzo, Solemnidad de la Anunciación o de la Encarnación del Señor, se celebra, también, el Día Internacional por la Vida. Con este motivo, el día de mañana se celebrará en Madrid una marcha en favor de la vida, de toda vida, desde su concepción hasta su muerte... Para ello, se ha redactado un Manifiesto que empieza así:

"El día 26 de marzo, la sociedad civil festeja un día de amor a la vida. Las organizaciones defensoras de la vida y la familia se reúnen, en esta ocasión, a las 12 de la mañana, en un gran acto público, en Madrid, para celebrar juntas el Día Internacional de la Vida 2011..." (leer más)

miércoles, 23 de marzo de 2011

La Cuaresma, una oportunidad para ponernos "a punto"

La Cuaresma es el Tiempo en el que la Iglesia se prepara a la celebración de la Pascua. Durante estos cuarenta días se nos propone vivir las denominadas tres "prácticas cuaresmales": el ayuno, la limosna y la oración… Para muchos son sencillamente esto: "prácticas", cosas externas que hay que hacer para "cumplir" con la Cuaresma, sin entender su verdadero sentido.
Aunque el nombre de "prácticas" no es muy feliz que digamos, alude a cosas que hay que hacer, pero no por mero cumplimiento, sino porque nos ayudan en nuestra vida cristiana; es decir, en nuestra relación con Dios y con los demás.
Si reducimos el ayuno a no comer (aunque en realidad lo que la mayoría hacemos es la abstinencia de carne, más que no comer), no tiene mucho sentido. En cambio, si el ayuno es una oportunidad de dominar nuestras apetencias, nuestro consumo desenfrenado, ya lo creo que es una ayuda para volver a ser señores de nosotros mismos… vivido así, en sí mismo tiene ya sentido… Y si esto, además, redunda en entregar lo que hemos "ahorrado" al reducir nuestro consumo (de bebidas, tabaco, diversiones…) a Caritas, Manos Unidas, etc., mejor todavía…
La "limosna" es una oportunidad de abrirnos a las necesidades de los demás, de descentrarnos, de compartir lo que tenemos, de mirar más allá de nosotros mismos, hacia quienes pasan verdadera necesidad para sobrevivir… Si, en cambio, se convierte en dar de lo que nos sobra, también por mero cumplimiento, pierde todo lo que tiene de vivencia de la fraternidad…
Y, la "oración", no podemos reducirla a aumentar nuestros rezos o nuestra palabrería… Se trata de dedicar un tiempo de calidad a acoger el amor y la misericordia de Dios con que nos bendice cada día; dejarnos llenar por su amor para ser cauce de ese amor… Por eso en este tiempo cuaresmal se nos propone también la meditación del Via Crucis… Sólo alguien que nos ha amado tanto puede haber sufrido tanto sin devolvernos mal por mal… El amor de Dios no es palabrería vacía; Él nos ha demostrado su amor con obras, aceptando nuestros rechazos y olvidos… Contemplemos a Jesús en su "via Crucis", en su camino hacia la cruz, en su camino de entrega amorosa hasta dar la vida… y aprendamos de Él a vivir la vida así, como una entrega generosa, con la certeza de que el Padre nos acompaña en nuestro caminar, en nuestro dolor, y que hace de ellos una ofrenda que redundará en una lluvia de bendiciones para todos los que nos rodean…

sábado, 19 de marzo de 2011

II Domingo de Cuaresma (Ciclo A): "Parada y Fonda" (Mt 17, 1-9)

Estaba preparándome para escribir el comentario al evangelio de este segundo domingo de Cuaresma cuando ha llegado a mí el comentario realizado por Fr. Jesús Sanz Montes, ofm, Arzobispo de Oviedo. La verdad, me ha resultado tan sugerente, que sencillamente os lo comparto:

Es un refrán andarín del que se sabe peregrino: que hay que parar la andadura para llegar a feliz término en el camino, y solemos decirlo con esa expresión castiza: “parada y fonda”.
Algo así resulta el monte Tabor como símbolo de algo muy querido en la vida de todo hombre.
Todos tenemos en la vida un momento, una situación en que realmente las cosas van bien, van según las intuye y las sueña nuestro corazón.
Por fugaces que sean estas situaciones, son reales, gratificantes, verdaderas.
En el camino hacia Jerusalén, Jesús escoge a aquellos tres discípulos y les permite entrever y gozar por unos momentos la gloria de Dios, esa sensación de estar ante alguien que desdramatiza tus dramas, y con sola su presencia pone paz, una extraña pero verdadera paz en medio de todos los contrastes, dudas, cansancios y dificultades con los que la vida nos convida con demasiada frecuencia.
Por unos momentos, estos tres hombres han hecho como parada y fonda en su fatiga cotidiana, han tenido la experiencia de lo extraordinario, de lo que es más grande que sus mezquindades y tropiezos, de la luz que es mayor que todas sus oscuridades juntas.
Ha sido un intervalo en el camino, pero ahora hay que seguir caminando a Jerusalén.
Por importantes que sean este tipo de momentos, la vida no se reduce a éstos.
El fin de la vida, de toda vida -incluida la cristiana-, no es encontrar un nido agradable, ni hallar un paraíso libre de impuestos y pesares.
El fin de la vida es realizar el plan que Dios nos confió a todos y a cada uno, encontrarse con Jesús, y con Él caminar hacia su Pascua, entrar en ella, acogerla y vivirla.
Aquellos tres discípulos no habrían podido llegar a la Pascua si no hubieran bajado de la montaña.
Si se hubieran apropiado del don de la gloria de Dios, si hubieran amado más los consuelos de Dios que al Dios de los consuelos, si se hubieran encerrado en sus tiendas agradables, no habrían podido seguir a Jesús que haciendo el plan que el Padre le trazó, seguía adelante, bajaba de la Transfiguración de su tabor y subía al Jerusalén de su calvario.
Nuestra condición de cristianos no nos exime de ningún dolor,  no nos evita ninguna fatiga, no nos desgrava ante ningún impuesto.
Hemos de redescubrir siempre, y la cuaresma es un tiempo propicio, que ser cristiano es seguir a Jesús, en el Tabor o en el Calvario; cuando todos le buscan para oír su voz y como cuando le buscan para acallársela; cuando todos le aclaman ¡hosannas!, como cuando le gritan ¡crucifixión!
En el Evangelio de este domingo volvemos a escuchar también nosotros: no tengáis miedo... pero levantaos, bajad de la montaña y emprended el camino.

jueves, 17 de marzo de 2011

Oración por Japón (Colaboración)

Señor, quiero decirte GRACIAS,
porque hoy me desperté y sabía dónde estaban mis seres queridos.
Porque esta mañana  mi casa estaba en pie,
porque esta mañana  no estoy llorando a mis hijos, mi esposo,
mis padres, mi hermano o hermana que necesitan ser rescatados,
porque esta mañana pude tomar un vaso de agua,
porque esta mañana no estoy planificando un funeral,
y ante nada te agradezco Señor que todavía estoy vivo
y tengo voz para rezar por la gente de Japón.
Señor, te ruego a ti, el único que hace posible lo imposible,
el único que transforma la oscuridad en luz,
te ruego que les des fuerza a esas madres,
que les des la paz que supera cualquier entendimiento,
que abras las calles para que la ayuda llegue,
que proveas doctores, enfermeras, comida, agua
y todo lo que ellos necesiten en un abrir y cerrar de ojos.
Para los que perdieron a sus familias,
dales paz, esperanza y coraje para seguir adelante.
Protege a los niños con tu poder.
Te lo ruego en el nombre de Jesús...

miércoles, 16 de marzo de 2011

Dios nunca nos abandona

Cuando sientas que los problemas te acosan
y que las presiones son tantas
que estás a punto de rendirte,
piensa en Dios,
eleva una oración
y confía en que muy pronto
y con su ayuda
todo se solucionará.

...Recuerda que Dios nos ama
y que siempre está a tu lado...

sábado, 12 de marzo de 2011

I Domingo de Cuaresma: “Jesús fue conducido por el Espíritu al desierto” (Ciclo A). Mt 4, 1-11

Este primer domingo de Cuaresma, como es habitual, se nos propone la lectura de las Tentaciones de Jesús, este año, según la versión del evangelista Mateo (4, 1-11). Precisamente hace poco hemos comentado este evangelio, por lo que me ceñiré a algunas pequeñas anotaciones que pueden ayudarnos a empezar este Tiempo de preparación a la Pascua.
Al igual que Jesús, durante la Cuaresma nosotros somos conducidos al desierto y a permanecer allí durante cuarenta días… El desierto, sin duda, es un lugar inhóspito, duro… Pero es también un lugar que, precisamente por eso, nos permite volver a lo esencial… En el desierto nos bastaría encontrar un poco de agua, no bebidas exóticas; y nos bastaría encontrar un poco de pan, no banquetes suculentos… Sí, el desierto es el lugar que nos permite distinguir entre lo esencial y lo accesorio… ¡Cuánta importancia le damos a tantas cosas que, en realidad, son superfluas…! En el desierto no hay Blackberrys, ni Internet (¡no hay cobertura), ni cafeterías donde estar de tertulia…  No… En el desierto sólo hay silencio, un silencio en muchas ocasiones ensordecedor, aplastante… pero un silencio que nos permite escuchar cosas que normalmente no escuchamos dado que estamos saturados de ruidos que nos distraen y ensordecen…
El desierto al que somos invitados no se encuentra en el Sahara… Se nos invita a penetrar en el desierto de nuestra interioridad, allí donde no hay nada más que nuestros propios ruidos internos, allí donde Dios habita y está deseando hablarnos al corazón… Por eso, ser conducidos al desierto es ser conducidos al encuentro con Dios en la desnudez, en el silencio, en la soledad,… y para ello no hay que huir de nuestros entornos citadinos… No… En medio del bullicio de la ciudad Dios nos espera, nos habla, nos invita al encuentro…, pero para ello, debemos saber entrar en nosotros mismos y escuchar su voz que nos susurra en lo profundo del alma, precisamente para luego poder escuchar su voz en todo aquello que nos rodea…
Jesús es conducido al desierto… Allí pasa 40 días y 40 noches sin comer; es decir, ayuna…, prescinde de muchas cosas no solo superfluas sino, incluso, necesarias… Y, como es natural, al final siente hambre… Durante la Cuaresma se nos invita al ayuno… A reducir nuestra dinámica de consumo, a tener la experiencia de prescindir de tantas cosas que nos parecen imprescindibles, a recuperar la simplicidad, incluso a hacer la experiencia de carecer (¡tantos no pueden hacer esta experiencia pues para muchos es su día de cada día…!)…
Sí, la Cuaresma es un tiempo de “dejar de comer” nuestros alimentos cotidianos (noticias, golosinas, caprichos…), para compartir, sí, pero también para alimentarnos de la Palabra de Dios… ¡Qué hermoso…! Sí, durante esos cuarenta días, Jesús se dedicó a alimentarse de la Palabra de Dios… Y, gracias a eso, fue capaz de enfrentar las tentaciones que asedian nuestra condición humana: la ilusión de pensar que es el bienestar material, la relevancia social y el poder lo que da la felicidad y la medida del éxito… Y digo que es una ilusión porque todo eso, tarde o temprano, pasa… Lo único que realmente permanece es aquello que hayamos cultivado en nuestra interioridad, que hayamos construido desde dentro… Lo otro no es que esté mal, no… sencillamente no es eso lo que da la felicidad…
Por eso, amigos, os invito a aprovechar estos cuarenta días para dedicar un tiempo a la oración, al encuentro con Dios, a alimentarnos de su Palabra… Para ello no necesitáis hacer muchas cosas extraordinarias… Podríais sencillamente leer el evangelio del día… rumiar a lo largo de la jornada una frase, un pensamiento… Os invito a hacer la experiencia de que “no solo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios…”

jueves, 10 de marzo de 2011

Audiencia del Papa el Miércoles de Ceniza 2011

Os recomiendo leer la Catequesis que el Papa ha dirigido en su tradicional audiencia de los miércoles.

Queridos hermanos y hermanas,
Hoy, marcados por el austero símbolo de las Cenizas, entramos en el Tiempo de Cuaresma, iniciando un itinerario espiritual que nos prepara a celebrar dignamente los misterios pascuales. La ceniza bendecida impuesta sobre nuestra cabeza es un signo que nos recuerda nuestra condición de criaturas, nos invita a la penitencia y a intensificar el empeño de conversión para seguir cada vez más al Señor.
La Cuaresma es un camino, es acompañar a Jesús que sube a Jerusalén, lugar del cumplimiento de su misterio de pasión, muerte y resurrección; nos recuerda que la vida cristiana es un “camino” que recorrer, que consiste no tanto en una ley que observar, sino la persona misma de Cristo, a la que hay que encontrar, acoger, seguir... (continúa)

sábado, 5 de marzo de 2011

La verdadera interpretación de la Ley (Mt 5, 17-48)

El Sermón del Monte continúa con la interpretación que Jesús hace de algunos de los mandamientos de la Torá. Jesús deja claro que no viene a abolir lo dicho por Moisés sino a darle cumplimiento; es decir, a darle su sentido más profundo,a enseñarnos a vivirlos dándoles su verdadero sentido para que cumplan su función de ayudarnos a ser personas libres y a amar al prójimo como nuestros hermanos:

  1. No matarás (Mt 5, 17-26).
  2. No cometerás adulterio (Mt 5, 31-32)
  3. No jurarás en falso (Mt 5, 33-37)
A su vez, nos da a conocer la esencia del comportamiento humano:
  1. Vencer el mal a fuerza de bien (Mt 5, 38-42).
  2. Ser como Dios (Mt 5,43)
  3. Amar a los enemigos (Mt 5, 43-48)

miércoles, 2 de marzo de 2011

Que tu mirada sea...

Que tu mirada sea,
mirada clara,
sea mirada de niño,
que transparenta el alma.
Sea como agua fresca de arroyo
que no deja ocultar nada.

Que tu sonrisa sea,
sonrisa ancha,
fuerza que surja de adentro,
ganas que se contagian,
buen humor que dé sentido
al quehacer de tu jornada.

Que tus palabras sean,
valientes palabras,
que no oculten la verdad
y no teman proclamarla.
Que sean la voz de aquellos
que ya no pueden alzarla.

Que tus manos sean,
manos entrelazadas,
manos con otras tendidas,
abiertas, no solitarias.
Manos unidas y fuertes
que hoy construyen el mañana.

Que tu caminar sea,
compartida caminata,
que busque abrir junto a otros
huellas de nueva esperanza.
Que tu camino acompañe
el caminar del pueblo en marcha.

Que tus silencios sean,
eco de tus entrañas,
crisol de anhelo y proyectos
que sólo el tiempo amalgama.
Silencio fértil, simiente
que en brotes de vida estalla.

Que tu vida entrega sea,
para que valga la pena,
ser vivida y no gastada.

(Marcelo A. Murúa)