La Cuaresma es el tiempo que dedicamos a prepararnos para vivir la Pascua, a acoger en nuestra vida toda la VIDA que brota de Jesús Resucitado.
Como preparación se nos invita a recorrer un camino de conversión que dura 40 días. Una conversión que consiste, fundamentalmente, en reorientar nuestra vida hacia Dios. Para ello se nos propone como medios que nos ayudan a vivir ese proceso de conversión la limosna, la oración y el ayuno.
Por tanto, la limosna, la oración y el ayuno, son medios, no meras prácticas o ritos externos, sino actuaciones concretas que pretenden y expresan algo. Si no lo entendemos y vivimos así, no tienen ningún sentido.
La limosna, la oración y el ayuno en realidad son una triada que expresan una totalidad, como si fueran las tres notas de un único acorde:
- Limosna: Relación con el prójimo basada en la justicia y la misericordia (lo que hoy llamaríamos Solidaridad).
- Oración: Relación con Dios basada en el diálogo interpersonal, la escucha y el abandono confiado a su voluntad.
- Ayuno: Relación con las cosas desde la no apropiación o el abuso, devolviéndoles el carácter de medios y reconociéndolas como don de Dios al servicio de todos.
Entendidas así, se ve con claridad su carácter de medios que nos ayudan a reorientar nuestra vida a Dios, creciendo en nuestra identidad de hijos de Dios, hermanos y administradores de los bienes que nos han sido dados por nuestro Padre y que deben estar al servicio de todos.
A lo largo de estos días iremos profundizando en cada uno de estos medios para animarnos a utilizarlos en su verdadero sentido y como ayudas eficaces.
Os sugiero leer el Mensaje de Papa Benedicto XVI para la Cuaresma 2009. Lo encontraréis en: http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/messages/lent/documents/hf_ben-xvi_mes_20081211_lent-2009_sp.html
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