sábado, 15 de enero de 2011

Las tentaciones de Jesús (Mt 4,1-11)

Los tres sinópticos coinciden en presentar el episodio de las conocidas como "Tentaciones de Jesús en el desierto" a continuación del Bautismo en el Jordán. Esto, lógicamente, no es casual, sino que viene a remarcar la relación que existe entre ambos acontecimientos.
El Bautismo podríamos decir que es la presentación pública de Jesús, el momento en el que el Padre introduce a su Hijo en sociedad... Allí se nos dice abiertamente quién es Jesús: Mesías e Hijo de Dios... Las Tentaciones en el desierto irán dirigidas precisamente a su identidad más profunda, a su ser Hijo y Mesías. Por eso, no son simples tentaciones morales; son tentaciones que afectan a su relación con Dios, a su docilidad a la voluntad del Padre, a la realización de la misión que el Padre le ha encomendado.
Los comentaristas coinciden en que estas tentaciones están escenificadas; es decir, que en este episodio se presentan de manera sintética las tentaciones tipo que Jesús sufrió a lo largo de su vida. En este sentido, tienen un claro fundamento histórico, si bien muy probablemente las cosas no sucedieron tal cual aparecen narradas en los evangelios. Este sería un ejemplo típico en el que se ve con claridad que los evangelistas concentran en algunos episodios vivencias que Jesús tuvo a lo largo de su vida... Las cosas no siempre ocurrieron tal como las narran los evangelistas, aunque todo lo que ellos cuentan es verdad. Así por ejemplo, probablemente Jesús no estuvo esos 40 días en el desierto ni fue en ese momento cuando padeció los ataques del tentador; pero es absolutamente cierto que Jesús fue tentado a lo largo de toda su vida (40 días) para tomar caminos distintos a los que el Padre le señalaba. Por eso, es importante comprender el lenguaje que usan los evangelistas.
Tanto Lucas como Mateo nos hablan de tres tentaciones, diríamos de tres tentaciones tipo, si bien las presentan en distinto orden. Mateo, en cada una de las tentaciones, nos da una cita de la Escritura, concretamente del Deuteronomio, que hacen referencia a las tentaciones de Israel en el desierto. De este modo, Mateo nos presenta a Jesús como el nuevo Israel, aquel que salió vencedor de las pruebas en el desierto. Llama la atención que también el Tentador utiliza citas bíblicas... Con ellos se nos pone en guardia sobre el uso de la Palabra de Dios para nuestros propios fines, para justificar posturas incluso contrarias a la voluntad de Dios... ¡Y cuántas veces se h utilizado y se utiliza a Dios para justificar incluso la guerra, la opresión y la muerte...!
Como decíamos, las tentaciones son tres:
  1. Pretender identificar el Reino de Dios, un mundo como Dios quiere, con el bienestar material... Reducir nuestra misión evangelizadora a dar pan para el cuerpo y olvidarnos de dar el pan espiritual... Creer que si satisfacemos las necesidades de la gente, las atraeremos más fácilmente a la fe... (convertir las piedras en pan).
  2. Pretender que si Dios es Dios, debe responder a todas nuestras peticiones, solucionar todos nuestros problemas, como si se tratase de un talismán o una varita mágica... (tirarse de lo alto de Templo)... Creer que si presentamos a un Dios "milagrero", la gente elegirá nuestro Dios ante otros dioses que también les ofrecen fáciles soluciones...
  3. Pretender usar el poder como el medio más fácil para doblegar voluntades y hacer un mundo según la voluntad de Dios... ¡Qué contradicción! (adórame y todo será tuyo)...
Fijaros que no se trata de elegir entre Dios y el mal... Es mucho más sutil que esto... La tentación, al menos en este caso, consiste en pretender hacer compatibles las dos cosas, seguir los caminos del evangelio, utilizando caminos que, honestamente, no son evangélicos... Toda la vida de Jesús deja claro que él elige el camino de la libertad, no de la manipulación; del servicio, no del poder; de la sencillez y la humildad, no la del espectáculo... Pretender utilizar otras "armas" so capa de hacer el anuncio del evangelio más eficaz, es una tentación, nos aleja del camino de Jesús...
Pidamos al Señor que nos enseñe sus caminos, el camino de la libertad, el servicio, la sencillez; que no nos deje caer en la tentación de pretender instrumentalizar a Dios o a los demás... Pidámosle que anunciemos su evangelio con los medios que él utilizó: el amor y el servicio desinteresado, hasta dar la propia vida...

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