Las parábolas agrupadas por Mateo en su discurso parabólico, pretenden dar respuesta al desconcierto que siempre ha suscitado la incredulidad, el rechazo a Jesús…
En concreto, la Parábola del Sembrador, diríamos que “disculpa” a Dios… No es que Dios se revele a unos y no a otros; por tanto, el problema es suyo… No, el problema somos nosotros, cada uno de nosotros… Todo se juega en nuestra disposición interior… En el fondo, es lo que nos decía pocos versículos antes… El problema es que muchas veces tenemos cerrado el corazón y, por eso, aunque Dios llama a nuestra puerta, no le abrimos… y, a veces, ni siquiera lo escuchamos…
El sembrador de la parábola echa semilla en todo tipo de terreno, en todo tipo de personas. Y es el tipo de terreno diríamos la disposición personal, la que facilita o dificulta que la semilla germine, crezca y dé fruto. En concreto, Jesús habla de cuatro tipos de terreno o, más bien de cuatro tipos de personas:
- Las personas totalmente cerradas ante lo espiritual, lo trascendente. Allí ni siquiera resuena la palabra del Señor… Allí casi diríamos que no hay nada que hacer, están totalmente impermeabilizadas y todos les resbala. Por tanto, lo primero será abrir alguna pequeña grieta o fisura en la que Dios se pueda colar. Son las representadas en la parábola por el camino…
- Las personas con una religiosidad periférica… Se mueven por sentimientos, impactos, emociones…, pero que cuando llega el momento de la dificultad, de vivir con coherencia el seguimiento de Jesús, de sequedad espiritual, lo tiran todo por la borda, no perseveran… Son personas a quienes les falta profundidad en su experiencia religiosa y, por tanto, Dios no llega a cambiar lo profundo de su vida, de sus criterios, de sus motivaciones… Es la semilla que cae entre piedras…
- Las personas demasiado dispersas, ocupadas, divididas, agobiadas… No es que Dios no les interese, es que no tienen tiempo para Él… Y, así, sus ocupaciones, sus trabajos, sus inquietudes, sus propios proyectos personales, van ahogando esa voz de Dios que muchas veces resuena en su interior… Es la semilla ahogada por los espinos…
- Las personas que intentan vivir lo que creen… Mateo lo resume con esta expresión: “Oyen, entienden y hacen”. Es decir, dedican tiempo a escuchar, a acoger las inspiraciones del Señor, a conocerlo; dedican tiempo a entender lo que realmente Dios les quiere decir, a conocer su voluntad concreta en el día adía de nuestra vida; y, lo ponen en práctica, viven en consecuencia…
Esta parábola también nos invita a una especie de examen de conciencia. Pregúntate, ¿qué tipo de persona eres tú?, ¿cómo es tu tierra?, ¿qué piedras o espinos no dejan que la palabra del Señor germine con toda su fuerza?
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