El jueves siguiente a la celebración de la Solemnidad de la Santísima Trinidad, la Iglesia nos invita a celebrar la fiesta del Corpus Christi.
La fiesta del Corpus Christi tiene hondas raíces populares… En muchos pueblos y ciudades ese día se celebran grandes procesiones presididas por una gran Custodia en la que Jesús sale “a la calle” y se “pasea” entre la gente…
Sin embargo, como todas las fiestas religiosas que tienen un fuerte raigambre popular, es importante conocer su sentido teológico.
Esta fiesta conmemora la institución de la Eucaristía el Jueves Santo con el fin de tributarle a Jesús sacramentado un culto público y solemne de adoración, amor y gratitud. En la Iglesia Latina se celebra el jueves después del domingo de la Santísima Trinidad, si bien en muchos países se ha trasladado al domingo después del domingo de la Santísima Trinidad.
Corpus Christi significa, literalmente, Cuerpo de Cristo. Todas las fiestas religiosas hacen hincapié en un rasgo del misterio de Cristo o de Dios. Así, por ejemplo, la Trinidad ponía de relieve la imagen de Dios como comunidad. La fiesta del Corpus Christi resalta la presencia real del Señor en la Eucaristía… Una presencia que está como alimento que se entrega a nosotros en cada Eucaristía y como presencia que permanece después de la consagración y que se conserva en el Sagrario. Por eso, la espiritualidad cristiana pone énfasis no sólo en la participación en la misa sino en recuperar la Adoración eucarística, es decir, pasar ratos ante el Señor en su forma consagrada, en los sagrarios…
Hoy más que nunca es importante la expresión pública de nuestra fe. Por eso, si tienes la oportunidad, participa en la procesión del Corpus Christi, asiste con especial conciencia a la eucaristía del día de hoy y, si puedes, pásate algún tiempo sencillamente ante el Sagrario…
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