viernes, 11 de noviembre de 2022

XXXIII Domingo (Ciclo C): No se dejen engañar por quienes anuncian el fin del mundo (Lc 21, 5-19)

1. LEE: LUCAS 21, 5-19

En todas las épocas hay personas y grupos que hablan del fin del mundo con un lenguaje catastrofista, sembrando miedo y desesperanza y, en no pocos casos, lo que buscan es adeptos a sus sectas o movimientos. ¿Quién de nosotros no recuerda todo lo que se vaticinó de cara a la entrada en el año 2000 o las “profecías” de destrucción que se cumplirían en 2012? El evangelio de este domingo utiliza un lenguaje similar pero con una finalidad muy diferente. Para entenderlo, una vez más es necesario situarlo en su contexto.

Jesús está ya en Jerusalén. Allí ha tenido una serie de enfrentamientos con las autoridades judías, representantes de distintos grupos religiosos fariseos, escribas, saduceos… Él es consciente de que todo esto lo conducirá a la muerte, de que se acerca a su fin.

En Jerusalén, la Ciudad santa, se encontraba el Templo. El Templo, para el pueblo judío, era el lugar donde Dios habita, era signo de la presencia de Yahveh en medio de su pueblo. Todo él estaba adornado con gran majestuosidad y despertaba la admiración de quienes lo contemplaban. De hecho nuestro texto empieza así, hablándonos de la admiración de algunos al verlo «adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas». Ante esto, Jesús les va a decir que de todo aquello al final no quedará nada. Con ello se nos da un primer mensaje, no quedarnos en lo exterior, en lo material pues, al final, todo aquello pasará. No dejarnos seducir por el lujo y la majestuosidad de muchas estructuras pues todo aquello es temporal.

Esto lleva a quienes lo escuchan a preguntarle cuándo sucederá eso y cuáles serán los signos que nos alerten. Y, una vez más, Jesús no va a responder por el cuándo. ¡Cuántas veces andamos pendientes del futuro, de los horóscopos, de alguien que nos diga qué va a pasar! Y he aquí el segundo mensaje, de lo que se trata es de vivir como cristianos aquí y ahora, siendo fieles a Jesús y al evangelio, y nos alerta para que no nos dejemos engañar por quienes andan pregonando catástrofes y anunciando el fin del mundo.

A continuación, nos advierte de que, vivir ed acuerdo al evangelio nos traerá problemas e incomprensiones, pues muchas veces seremos criticados por vivir así y, muchos, incluso se jugarán la vida. Pero, ante esto, la invitación es a no claudicar, a ser fieles, a vivir con la confianza de que, en medio de las dificultades, siempre contaremos con la asistencia del Espíritu Santo que, en cada momento, nos dirá lo que tenemos que decir y cómo tenemos que actuar.

Por tanto, este evangelio es una invitación a no oír esos “mensajes de sirena” que se centran en catástrofes y malos augurios. Vivamos nuestro hoy siendo fieles al Señor, colaborando en la construcción de un mundo más justo y solidario y, cuando esto nos cause dificultades, confiemos en que nunca nos faltará la ayuda del Señor. A nosotros solo se nos pide perseverar.

2. MEDITA
  • ¿Más que el “fin del mundo”, me preocupa vivir el momento presente siendo fiel al evangelio?
  • ¿He sufrido alguna vez las dificultades y “persecuciones” que conlleva seguir a Jesús? Recuerda algún episodio.
  • ¿He experimentado la asistencia del Espíritu Santo en momentos críticos de mi vida?
3. ORA
  • Dialoga con el Señor...
  • Pídele… Dale gracias…
  • Haz silencio en tu interior…
4. COMPROMÉTETE
  • ¿A qué te invita su Palabra?
  • ¿Qué podrías mejorar o cambiar?

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