El domingo pasado celebramos la fiesta de Pentecostés, con lo que hemos dado por concluido el Tiempo Pascual y hemos reiniciado el Tiempo Ordinario. Y digo “reiniciado” porque, si os acordáis, el Tiempo Ordinario inicia a continuación del Tiempo de Navidad, se interrumpe al empezar la Cuaresma y se retoma al concluir el Tiempo Pascual.
El Tiempo Ordinario no es un periodo sin importancia o irrelevante. Precisamente a lo largo delas próximas dos semanas, celebraremos fiestas muy significativas:
- El jueves, después de Pentecostés, la fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote.
- El domingo, la Santísima Trinidad.
- El jueves siguiente, el Corpus Christi (El Cuerpo y la Sangre de Cristo), aunque en muchos lugares, la celebración se traslada al domingo.
- A la semana siguiente, el viernes, celebraremos el Sagrado Corazón de Jesús y,
- Al día siguiente, el Inmaculado Corazón de María.
Como veréis, vamos de fiesta en fiesta…
Mañana, en concreto, celebraremos a Jesús como Sumo y Eterno Sacerdote… Pero, en concreto, ¿qué es lo que celebramos?
A Jesús se le dan diversos “títulos”: Pastor, Puerta, Hijo, Mesías, Hijo del Hombre… Con estos títulos se intenta expresar algún rasgo de su identidad… Uno de estos títulos es el de Sacerdote que, de manera particular, encontramos desarrollado en la carta a los Hebreos.
En pocas palabras, el sacerdote es considerado en todas las religiones como un mediador autorizado entre los seres humanos y la divinidad… Todas las religiones tienen sus sacerdotes… Estos interceden ante Dios por sus hermanos y, a su vez, bendicen a sus hermanos en nombre de Dios… Es decir, el sacerdote es un puente de comunicación… Al celebrar a Jesús cono Sumo y Eterno Sacerdote lo que estamos expresando es una de las más profundas convicciones del cristianismo, la de que Jesús es el Mediador por excelencia, el único a quien realmente podemos considerar puente, canal entre Dios y nosotros… Jesús Resucitado es el que está continuamente intercediendo por nosotros, presentando nuestras intenciones al Padre y, a su vez, en Jesús somos continuamente bendecidos por el Padre… Por eso, el sacerdocio ministerial, tal como lo concibe la Iglesia Católica, es expresión visible, sacramento de Jesús, único y supremo sacerdote… Y, por extensión, cada uno de los cristianos somos también sacerdotes, en el sentido de que estamos llamados a pedir también por la humanidad y a ser canal de bendición para los que se encuentran con nosotros…
Que esta fiesta nos ayude a tomar conciencia de que en Jesús tenemos el mejor canal de comunicación con Dios pues Jesús es Dios mismo hecho hombre y que, en Él, recibimos todo tipo de bendiciones… Así mismo, que esta fiesta nos ayude a recuperar nuestra llamada a ser canales y puente que ayude a quienes nos rodeen a encontrarse con Dios y a recibir su bendición… Por eso, te invito a que derrames bendiciones a tu alrededor... Que en tu interior bendigas a quienes te encuentres en tu camino... Y que, a su vez, sientas la bendición de Dios sobre toda tu vida...
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