domingo, 13 de septiembre de 2009

Palabras de Jesús a los misioneros V: “Cuando os persigan, no os preocupéis” (Mt 10, 16-25)

Como veréis, este texto que hemos oído un millón de veces no deja de sugerirnos cosas muy importantes… Aunque hago la intención de pasar a los versículos siguientes, al releerlo veo que quedan muchas cosas por decir… Realmente el Evangelio es inagotable.

Jesús dice: “Cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué vais a decir…” (v. 19). Es un modo de decirnos: Cuando te ataquen injustamente, no pienses rápidamente en cómo defenderte… ¡Qué difícil es esto…! Tendemos enseguida a las justificaciones o sencillamente a defendernos de lo que nos parece injusto… Y el Señor nos dice: “No os preocupéis…” Pero, con ello no nos dice que estemos impávidos ante lo que sucede a nuestro alrededor. Poco antes nos ha dicho: “por mi causa seréis entregados... para que deis testimonio de mí” (v. 19). Es decir, Jesús nos llama a aprovechar esa ocasión para dar testimonio del Evangelio, para vivir las circunstancias adversas con la confianza puesta en Él. Por eso también, acto seguido, añade: “Lo que tengáis que decir se os comunicará en aquel momento. Porque no seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros…” (v. 20)

Jesús no nos deja abandonados a nuestra suerte, ni pide que callemos estoicamente ante las injusticias que nos infringen, lo que nos pide es no vivir centrados en nosotros mismos, obsesionados con nuestra autodefensa, sino abandonados en sus manos, confiando en que Él mismo saldrá por nosotros diciéndonos qué es lo que tenemos que decir para que no sean palabras nuestras, las que brotan de nuestros miedos o justificaciones, sino palabras suyas, palabras cargadas de amor, de verdad, de vida, aunque sean palabras de denuncia…

Una vez más, Jesús nos invita a la confianza, a no tener miedo a los conflictos, a sobrellevar las dificultades y contrariedades de la vida, intentándolas vivir desde los valores del Evangelio… No una confianza “bobalicona”, sino la de quien sabe que Dios viene a nuestro lado, no para evitarnos los conflictos, sino para ayudarnos a vivirlos de manera que no nos dañen internamente ni dañemos a los demás, sino que, incluso, sean ocasión de dar a conocer al amor y misericordia del Padre.

Continúa...

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