Este primer versículo del capítulo 11 del evangelio de Mateo sirve de conclusión al discurso misionero de Jesús dirigido a los Doce, así como de transición hacia la sección siguiente, que empezaremos a comentar la próxima semana.
Jesús ha dirigido unas palabras a los Doce como preparación para enviarlos en misión si bien, como hemos dicho, son instrucciones dirigidas a cada uno de nosotros, pues todos estamos llamados a ser misioneros, portadores de una buena noticia…
Pero una cosa llama la atención. Al concluir estas palabras, en vez de ver a los discípulos que parten para predicar, siguiendo las indicaciones de Jesús, el evangelista nos dice: "Partió de allí para enseñar..." (Mt 11,1). De este modo se nos indica que el Misionero por excelencia es Jesús y que cuando nosotros estamos en misión, es Él quien misiona a través de cada uno…
El Señor llega a nosotros a través de múltiples mediaciones… Personas que nos dan una palabra de aliento, que nos consuelan; incluso personas que nos reprenden con el deseo de ayudarnos a volver al “buen camino”, a la senda del seguimiento a Jesús…
Nuestra vida está llena de “misioneros” que han sido para nosotros portadores de buenas noticias, pero es importante que caigamos en la cuenta de que era Jesús mismo el que se acercaba a nosotros, a través de ellos, con el deseo de alcanzarnos y convertirnos, también a nosotros, en continuadores de su misión, en instrumentos para que otros puedan encontrarse con Él…
Hoy os invito a dar gracias por esos “misioneros”, a recordar sus nombres… Y os animo a que nuestra vida sea buena noticia para quienes Dios pone en vuestro camino, pues es a ellos a quienes somos enviados…
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