sábado, 28 de mayo de 2016

Con qué autoridad haces esto? (Mc 11, 27-33)

Hoy intento ponerme en la piel de Jesús, entrar en su corazón... Qué sentiría cuando los sacerdotes, letrados y senadores; es decir, las máximas autoridades, los representantes de Dios ante el pueblo, le preguntan sobre su "autoridad..."? Y yo me pregunto, de dónde brota a esa inquietud? De una búsqueda sincera de conocer quién es Jesús, de reconocerlo como un enviado de Dios, del único de quien podía proceder dicha autoridad?... O, como en tantas ocasiones, era una manera de ponerlo en aprietos, de cuestionar su actuación? Búsqueda de la verdad o trampa?
Jesús, profundo conocedor del corazón humano, va a intentar desvelar lo que se esconde detrás de esa interpelación, haciéndoles otra pregunta... Es una pregunta sobre Juan el bautista... La pregunta es: el bautismo de Juan, era cosa de Dios o cosa de los hombres? Con esta pregunta les obliga a posicionarse... Ellos, representantes de Dios, tendrían que ser capaces de discernir lo que viene de Dios y lo que no... 
Me impresiona ver que estos hombres no buscan la verdad... Están en permanentes componendas, en equilibrios, en respuestas calculadas... No deliberan sobre la verdad, no se atreven a hacerse preguntas de fondo; su preocupación es: si decimos esto, nos dirán..., y si decimos lo otro... Y optan por ese "no sabemos..."
Queriendo poner en evidencia a Jesús, se han puesto en evidencia ellos mismos...
Y, me pregunto, realmente busco la verdad, lo que Dios quiere, aunque esto a veces me mueva el piso? Soy capaz de reconocer lo que hay de verdad en los demás, sin sentirme amenazado? Es mi corazón limpio y sincero en mi relación con los otros?
Y vuelvo a contemplar a Jesús... Su sagacidad, su inteligencia, su conocimiento del corazón humano, pero también su dolor y tristeza al ver la cerrazón de quienes deberían ser capaces de reconocerlo...
Y me pregunto una vez más... Señor, qué ves en mi corazón, en mi interior? Y le pido, dame un corazón sin doblez, un corazon limpio y sincero para buscar la verdad y reconocerla, venga de dónde venga, pues la verdad tiene su origen en Ti.

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