miércoles, 25 de mayo de 2016

"Maestro, concédenos lo que te vamos a pedir" (Mc 10, 32-45)

"Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir", dicen Santiago y Juan, y Jesús responde con otra pregunta: "Qué queréis que haga por vosotros?"
Muchas veces nos quejamos de que nuestra oración no es escuchada; que pedimos, pero no sucede lo que solicitamos... Y eso ha hecho que la oración de petición esté devaluada...
Por eso, al leer el evangelio, he pensado... Qué es lo que solemos pedir?
Pedir lo que realmente conviene, lo que está verdaderamente alineado con el evangelio, con la esencia de las cosas, de la vida...; pedir con sabiduría, no es fácil.
El Señor elogió al rey Salomón cuando, al tener la oportunidad de que Dios le concediera lo que quisiera, no pidió ni riquezas ni poder, sino la sabiduría... (Sab 9). San Pablo nos dice que el Espíritu es el que nos ayuda a pedir lo que nos conviene... (Rm 8,26)
Todavía recuerdo una homilía que escuché  hace ya años a Dolores Aleixandre. Comentaba el Padre nuestro, y decía que está oración era como "la ortodoncia de nuestros deseos"; es decir, endereza, corrige nuestros deseos y nos dice qué es lo que debemos pedir: experimentar a Dios como Padre de todos; que sea conocido y amado; que este mundo sea realmente como Dios quiere, que se rija por los criterios del amor, la justicia, el servicio; que se haga su voluntad, que siempre es una voluntad amorosa, y no la nuestra; que nos dé lo que necesitamos hoy, sin ánimo de acumular; y la gracia del perdón...
La carta a los Hebreos, cuando habla de la oración de Jesús en Getsemaní, afirma que su oración fue escuchada (Heb 5, 7-8)... Y, sin embargo, Jesús murió en la cruz... Dios siempre escucha y actúa. Eso no quiere decir que hará exactamente lo que le pidamos... Su escucha muchas veces se expresa en la experiencia de sabernos acompañados y sostenidos en momentos en que sentimos que no podemos más... La oración no es para librarnos de vivir lo que la vida trae o para obtener privilegios. La oración es para tener la fortaleza y sabiduría necesarias para vivir la vida en toda su complejidad... 
Hoy podríamos preguntarnos... Y yo, qué le suelo pedir...?

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