jueves, 26 de mayo de 2016

El ciego Bartimeo (Mc 10, 46-53)

"Señor, que vuelva a ver". Esta es la petición que dirige el ciego de Jericó a Jesús.
Meditar este texto, después de los anteriores, hace que resuene de manera especial...
No hace mucho, se le había acercado uno para preguntarle cómo tener la vida eterna...(Mc 10,17-27). Poco después, Santiago y Juan le piden sentarse uno a su derecha y el otro a su izquierda (Mc 10, 32-45)... Unos piden seguridad, garantía de ser buenos, perfectos, dignos de recompensa; otros, poder, prestigio... Qué distinta la petición del ciego...! El lo que pide es volver a ver... Volver a ver porque, antes, había visto...
En la Biblia, la ceguera alude a la falta de fe; es decir, a la dificultad de ver a Dios presente y actuando en mi vida, en el mundo, en los acontecimientos...
Esta ceguera había llevado a Timeo a sentarse, a instalarse al borde del camino, al margen de la vida... Lo había colocado en una situación de desánimo, desesperanza, desaliento... Lo había convertido en un mendigo, esperando que alguien le diera lo que le hacía falta, con ese vacío que solo Dios puede llenar... Pero no ha perdido la esperanza... Por eso, cuando oye pasar a Jesús, le dirige una oración desgarradora y humilde...: "Jesús, ten compasión de mí"... Conoce el corazón tierno y humano de Jesús, y apela a él... Y pese a que intentan hacerlo callar, Jesús lo escucha y lo llama... Sí, Jesús escucha su grito, su oración, igual que escucha nuestros gritos y oraciones... Y cuál sería la emoción de Bartimeo al escuchar: "Ánimo, levántate, te llama"... Y, efectivamente, pega un salto y va corriendo donde Jesús... Y Jesús le dice lo mismo que a Santiago y Juan: "qué quieres que haga por ti?"... Y qué distinta petición..., "que vuelva a ver..." Y le fue concedido...
Será que es esta el tipo de oración que Dios escucha? Será que es esto lo que realmente necesitamos? Y, recobrada la vista, aquel hombre sigue a Jesús por el camino..., recobra su condición de seguidor de Jesús...
Y me vuelvo a preguntar, qué pido yo al Señor? Y le digo con confianza y humildad: que vea, pues solo así podré levantarme de mis postraciones y retomar el camino, que no es sin más mi camino sino el suyo...

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