viernes, 9 de diciembre de 2022

III Domingo de Adviento (Ciclo A): Cuando Dios rompe nuestras expectativas (Mt 11, 2-11)

1. LEE: MATEO 11, 2-11

El III domingo del Adviento es llamado también el domingo de la alegría (Domingo Gaudete). Una alegría que nace de saber al Señor cerca y de constatar cómo el Señor actúa en nuestra historia, en el hoy.

Los domingos segundo y tercero ponen el foco en una de las grandes figuras del adviento: Juan Bautista. En el evangelio de hoy, se nos muestra a Juan en la cárcel. Ha sido arrestado por el rey Herodes. Allí, oye hablar de Jesús, de lo que hace y de lo que dice. Su mensaje y sus obras lo confunden, pues no responde a sus expectativas. Él, Juan, había anunciado "mano dura" y un castigo inminente; Jesús, en cambio, perdón y misericordia. De allí su duda, ¿es Jesús realmente el Mesías?

Cuántas veces nos ocurre lo mismo a nosotros. Dios no responde a nuestras expectativas, a lo que esperamos de Él y, entonces, nos entra la duda y, no pocos, hasta pierden la fe. Por eso, esta tercera semana de Adviento nos invita a preguntarnos cuál es nuestra imagen de Dios, si esta realmente responde a ese Dios Padre y bondadoso que nos presenta Jesús, y si Jesús, aquel niño que nace en Belén, que yace en un pesebre, el siervo pobre y humilde, es aquel a quien seguimos.

Lo interesante es ver cómo responde Jesús. Jesús no se escandaliza ni entra a justificarse; sencillamente se remite a sus obras: los ciegos ven, los paralíticos caminan, los leprosos son purificados, a los pobres se les anuncia la buena noticia. Dios no se manifiesta a través de fuegos artificiales o con actuaciones extraordinarias. Su modo de hacerse presente es iluminándonos (dándonos luz en momentos de oscuridad, de turbación), curándonos de nuestras parálisis (de nuestras decepciones, postraciones, desánimos), dando buenas noticias a quienes parece que solo las tienen malas (los pobres).

Este modo de actuar de Jesús, en realidad, ya había sido anunciado por el profeta Isaías, el profeta de la consolación, así que Jesús lo que expresa es que Él se identifica con ese Mesías compasivo y misericordioso. Y, añade una bienaventuranza, «dichosos aquellos que no es escandalizan de su modo de actuar», es decir, que no se decepcionan de este modo de ser de Dios.

Esta es la buena noticia que nos trae esta tercera semana de Adviento. Y esto es motivo de alegría, de gozo. Nuestro Dios es un Dios compasivo y misericordioso y viene en medio de nosotros no con el afán de castigarnos, sino de ayudarnos a volver a casa, a reconstruir la fraternidad muchas veces fracturada, a dignificar y liberar a las personas.

2. MEDITA
  • ¿Cuál es mi imagen de Dios? ¿Corresponde al Dios que se nos revela en Jesús?
  • ¿Jesús da respuesta a mis búsquedas y esperanzas o aún estoy “esperando” y/o buscando en otra parte?
  • ¿Reconozco los signos de la presencia de Dios? Los ciegos ven, los paralíticos caminan, los leprosos son purificados, los sordos oyen, los muertos resucitan, la Buena Noticia es anunciada a los pobres? ¿O qué signos espero?
  • ¿Realizo yo esos signos que hacen presente al Señor en nuestro mundo?
3. ORA
  • Dialoga con el Señor...
  • Pídele… Dale gracias…
  • Haz silencio en tu interior…
4. COMPROMÉTETE
  • ¿A qué te invita su Palabra?
  • ¿Qué podrías mejorar o cambiar?

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