Da a los demás lo que esperas recibir,
da sin medida,
da sin ver lo que el otro hace,
da, da, da.
Toma la iniciativa,
no esperes respuesta;
incluso aunque el otro no reaccione, da,
sigue dando,
como hace el Padre.
No te fijes en el otro,
en lo que hace o deja de hacer,
sencillamente da...
De Jesús salía una fuerza…
Jesús cuando salió a la Vida Pública era sólo don para los demás,
pan que se parte, se reparte, se da como comida.
Da igual que lo acojan o no,
que lo critiquen o no,
que lo juzguen o no.
Él ha entendido que el Padre hace salir el sol sobre buenos y malos
y ya está…
Eso es ser hijo de Dios:
actuar como el Padre…
Tú sonríe aunque el otro no sonría;
tú ayuda, aunque el otro no lo aprecie.
Da sencillamente porque te brota de dentro,
independientemente de la reacción del otro positiva o negativa,
sin buscar nada,
sin pretender nada,
sin exigir nada,
por el mero gusto de ser como el Padre.
¡Créeme!
A partir de la próxima semana seguiremos con la lectura continuada del evangelio de Mateo en el punto donde nos quedamos antes de empezar el Adviento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario