miércoles, 2 de febrero de 2011

Bendíceme, Señor

Señor, bendice mis manos
para que sepan acariciar sin aprisionar;
para que sepan recibir sin poseer,
dar sin calcular
y sostener sin condicionar.

Bendice mis ojos
para que vean detrás de la superficie;
para que no se cierren por el miedo,
pero nunca miren con ira;
para que todos se sientan seguros
por mi modo de mirarles.
Bendice mis ojos para que miren y vean.

Señor, bendice mis oídos
para que sepan oír tu voz
y perciban claramente el grito de los afligidos;
que sepan cerrarse al ruido inútil de la palabrería,
y escuchen sin cansancio el silencio de los enmudecidos;
Bendice mis oídos
para que siempre estén abiertos
al que necesita publicar
su memoria, su alegría o su dolor

Señor, bendice mi boca
para que dé testimonio de Ti
y no diga nada que hiera o destruya;
que sólo pronuncie palabras que siembren y alivien,
y no calle nunca los nombres heridos.
Bendice mi boca
para que siempre bendiga
y nunca traicione mi propia verdad.

Señor, bendice mi corazón
para que sea templo vivo de tu Espíritu;
que sepa dar calor y refugio;
que sea generoso en perdonar,
alegre en compartir,
pronto en comprender,
y compasivo.
Llénalo de nombres de personas queridas,
de personas sin nombre
y también de otros nombres.

Bendice, Señor, mis pies
para que busquen la Paz y corran tras ella.
Que construyan caminos para anunciarte,
y eviten los senderos tortuosos
que desembocan en la ostentación y la injusticia.
Que reconozcan tus pisadas
en el caminar de los humildes
y respeten las huellas de todo caminante
Bendice mis pies para que me los deje lavar
y tener parte contigo.

Bendíceme, Dios mío, para que puedas disponer de mí
con todo lo que soy,
con todo lo que tengo,
con todo lo que de Ti he recibido.

Bendíceme, Señor,
en toda tu gente
y en todos mis amigos.

Amén

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