Crea toda la felicidad que puedas,
suprime toda la infelicidad que puedas.
Cada día te dará oportunidad de añadir algo al bienestar de los demás
o de mitigar en algo sus dolores.
Y cada grano de felicidad que siembres en pecho ajeno
germinará en tu propio pecho,
mientra que cada dolor que arranques
de los pensamientos y los sentimientos de tus semejantes
quedará sustituido por la paz y la alegría
más hermosas en el santuario de tu alma.
(Citado en "La Ética Cristiana", de José Mª Castillo, p. 149).
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