martes, 2 de agosto de 2016

Sal de tu zona de confort. (Mt 14, 26-36)

Todos hemos conocido a lo largo de nuestra vida momentos difíciles. Todos hemos tenido que atravesar episodios tormentosos... Situaciones en las que sentíamos el agua hasta el cuello... El evangelio de hoy tiene un profundo contenido simbólico y nos dice cómo superar esos tiempos en los que sentimos que nos hundimos...
Después de dar de comer a la multitud, a Jesús quieren proclamarlo rey. No porque hayan sido seducidos por su mensaje, sino porque ven a alguien que les puede resolver la vida. Como cuando nosotros estamos a bien con Dios mientras responde a nuestras expectativas. 
Los discípulos están encantados. Ya se ven como ministros... Y Jesús despide a la gente y obliga a sus discípulos a subir a la barca e ir a la otra orilla... "Ir a la otra orilla" es salir de nuestra zona de confort, allí donde estamos cómodos, instalados, seguros... Es salir, ir más allá de lo ya conocido... Jesús siempre nos lleva más  allá...
Suben a la barca y se adentran en el mar. En la Biblia, el mar representa las fuerzas del mal..., por su inestabilidad, porque es impredecible, porque puede llegar a tener una fuerza brutal, incontrolable... 
Es curioso que, cuando abandonan su zona de confort y se deciden a ir a la otra orilla, cuando están en medio del lago, se desata una tormenta... Precisamente ahí... Es curioso que, siendo algunos de ellos pescadores, acostumbrados a estas experiencias, tengan miedo... Lo que nos indica que es una tormenta más peligrosa que las habituales... El dejar nuestra zona de confort, el atrevernos a hacer cosas nuevas, nos da miedo, inseguridad y genera resistencias internas y externas... Por eso, muchos nunca salen de la comodidad de su orilla y no se atreven a incursionar en experiencias nuevas... Y de cuántas cosas nos hemos perdido por no intentarlo...
Y he aquí que, en medio de la tormenta, cuando sienten que se hunden, aparece Jesús caminando sobre las aguas... Muchas veces nos quedamos en lo extraordinario de caminar sobre el mar... Pero lo verdaderamente extraordinario es el poder de Jesús para caminar con seguridad en medio de las tormentas y dificultades... La vida no es solo bonanza... 
Pedro, al verlo, le dice: "Si eres Tú, mándame ir hacia Ti caminando sobre el agua". Qué petición más hermosa...! "Mándame ir a ti..." Porque a veces nos sentimos lejos de Jesús y no sabemos cómo ir hacia Él... Y Jesús le dice: "ven".
La escena es impresionante. Pedro, fiado de la Palabra de Jesús, contra toda razón y lógica humanas, empieza a caminar sobre las aguas... Es decir, si nos fiamos de verdad de Jesús, si ponemos los ojos en Él, podemos también nosotros seguir adelante en medio de las dificultades... No porque nos las sabemos todas o somos superhombres, sino porque nos sabemos mirados y sostenidos por el Señor... Seguro que todos lo hemos experimentado alguna vez...
Pero, en un momento dado, Pedro duda... Y se hunde... Como nosotros... Todo va bien hasta que nos dejamos llevar por la duda y sucumbimos a la desconfianza... Esto es lo que realmente nos hunde, no la tormenta... Por eso Jesús le dice: "Por qué has dudado...?" 
El evangelio de hoy es una invitación a no tener miedo a abandonar nuestras zonas de confort, a atrevernos a intentar cosas nuevas, aunque nos genere inseguridad, a no perder la confianza en momentos de crisis, a poner nuestros ojos en Jesús...
Muchos piden que no hayan tormentas... Y eso es imposible... Pidamos, más bien, atravesarlas con decisión, confiadamente, sabiendo que contamos con el apoyo y la fuerza de Jesús.

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