viernes, 16 de febrero de 2018

¿Tiene sentido hoy el ayuno?

Es curioso… Mientras en algunos sectores de la Iglesia ha perdido sentido el ejercicio (que no la mera práctica) del ayuno, en otros ámbitos –y no precisamente religiosos–, no solo tiene gran vigencia sino que se ha puesto de “moda”.
Todas las tradiciones religiosas incluyen la importancia del ayuno como una práctica ascética que nos ayuda en nuestro camino espiritual. Lamentablemente, todo lo que suena a “ascesis” despierta un cierto rechazo o se considera sencillamente anacrónico. Sin embargo, la ascesis alude a la necesidad de ejercitarnos, y quién puede dudar que todos necesitamos hacer ejercicio si queremos llegar a dominar una habilidad y, además, se requiere constancia, disciplina.
Muchos estudios han puesto de relieve los beneficios del ayuno. Hay quienes lo practican de manera habitual al menos una vez por semana –y esto sin una motivación religiosa sino meramente por salud–; privarnos de algunos alimentos purifica el organismo. Sin embargo, cuando las tradiciones espirituales han introducido el ayuno, lo que pretenden es algo mucho más profundo. Sin duda hay un tema de salud, de necesidad de purificar nuestro cuerpo, de cuidarlo (no de mortificarlo). Pero también tiene otros sentidos. Tiene un sentido solidario: muchos se privan de algo para compartirlo con otro (el dinero que no me gasto en tomar un café o fumarme un cigarrillo, lo dono a una buena causa o lo doy como limosna a alguien que lo necesite). Puede ser también un intento de empatizar –aunque no lo consigamos del todo– con la situación a la que están sometidas tantas personas en nuestro mundo y que pasan hambre (para nosotros es muy difícil tener verdaderamente esa experiencia), no por sentimentalismo, sino como una toma de consciencia que nos mueva a hacer algo. Y, en tercer lugar (que no en último), nos puede ayudar a recuperar el verdadero sentido de las cosas. Volver a tomar consciencia de que no solo de pan vive el hombre, sino que necesitamos alimentarnos de la Palabra de Dios, de la eucaristía, alimentar el espíritu; que las cosas son un regalo, no un mero objeto de consumo; que soy yo quien debo tener el control sobre ellas, no ellas sobre mí (aprender a dominar nuestros apetitos, nuestros deseos compulsivos, nuestras dependencias y adicciones a objetos, personas, emociones)…
Hoy es viernes de #Cuaresma; por tanto, día de ayuno. Por eso viene bien preguntarnos:
  • ¿De qué debería ayunar hoy?, ¿de qué debería privarme?...
  • ¿Qué sentido le quiero dar? ¿Un sentido solidario? ¿Un sentido religioso? ¿Ambos…?
Y, recuerda. Ayunamos no para mortificarnos, sino para recuperar la libertad, para dejar espacio a Dios, a los demás…

No hay comentarios: