Es curioso… Mientras en algunos
sectores de la Iglesia ha perdido sentido el ejercicio (que no la mera
práctica) del ayuno, en otros ámbitos –y no precisamente religiosos–, no solo
tiene gran vigencia sino que se ha puesto de “moda”.
Todas las tradiciones religiosas
incluyen la importancia del ayuno como una práctica ascética que nos ayuda en
nuestro camino espiritual. Lamentablemente, todo lo que suena a “ascesis” despierta
un cierto rechazo o se considera sencillamente anacrónico. Sin embargo, la ascesis
alude a la necesidad de ejercitarnos, y quién puede dudar que todos necesitamos
hacer ejercicio si queremos llegar a dominar una habilidad y, además, se
requiere constancia, disciplina.
Muchos estudios han puesto de
relieve los beneficios del ayuno. Hay quienes lo practican de manera habitual
al menos una vez por semana –y esto sin una motivación religiosa sino meramente
por salud–; privarnos de algunos alimentos purifica el organismo. Sin embargo,
cuando las tradiciones espirituales han introducido el ayuno, lo que pretenden
es algo mucho más profundo. Sin duda hay un tema de salud, de necesidad de
purificar nuestro cuerpo, de cuidarlo (no de mortificarlo). Pero también tiene
otros sentidos. Tiene un sentido solidario: muchos se privan de algo para
compartirlo con otro (el dinero que no me gasto en tomar un café o fumarme un
cigarrillo, lo dono a una buena causa o lo doy como limosna a alguien que lo
necesite). Puede ser también un intento de empatizar –aunque no lo consigamos
del todo– con la situación a la que están sometidas tantas personas en nuestro
mundo y que pasan hambre (para nosotros es muy difícil tener verdaderamente esa
experiencia), no por sentimentalismo, sino como una toma de consciencia que nos
mueva a hacer algo. Y, en tercer lugar (que no en último), nos puede ayudar a
recuperar el verdadero sentido de las cosas. Volver a tomar consciencia de que
no solo de pan vive el hombre, sino que necesitamos alimentarnos de la Palabra
de Dios, de la eucaristía, alimentar el espíritu; que las cosas son un regalo,
no un mero objeto de consumo; que soy yo quien debo tener el control sobre
ellas, no ellas sobre mí (aprender a dominar nuestros apetitos, nuestros deseos
compulsivos, nuestras dependencias y adicciones a objetos, personas, emociones)…
Hoy es viernes de #Cuaresma; por
tanto, día de ayuno. Por eso viene bien preguntarnos:
- ¿De qué debería ayunar hoy?, ¿de qué debería privarme?...
- ¿Qué sentido le quiero dar? ¿Un sentido solidario? ¿Un sentido religioso? ¿Ambos…?
No hay comentarios:
Publicar un comentario