viernes, 23 de mayo de 2008

Hay que estar ante Dios como un niño… (Mc 10,13-16)

En aquel tiempo, le acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban. Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: "Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él." Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos. (Mc 10,13-16)

Muchos hemos escuchado decir que para entrar en el Reino de los cielos tenemos que ser como niños. Pero, ¿qué quiere decir esto exactamente? ¿Acaso sólo las personas infantiles se relacionan con Dios? Esto no puede ser, pues la relación con Dios nos va ayudando a madurar como personas. ¿O es que se nos propone a los niños como modelo de ingenuidad? Tampoco parece lo más probable, pues los niños, la verdad, no siempre suelen ser tan ingenuos como se los representan; más aún, pueden llegar a ser crueles con sus compañeros… ¿Entonces…? ¿Qué nos ha querido enseñar Jesús?
Un niño es sencillamente alguien que no se entiende a sí mismo de manera autónoma y, menos aún, independiente… Lo propio de un niño es vivir en referencia a su madre… Un niño se siente seguro sencillamente porque ella está cerca… Un niño crece con confianza básica porque tiene la convicción de que su padre lo va a proteger… Y, sí, esta es la actitud espiritual que necesitamos para relacionarnos con Dios, la del niño que se siente seguro en manos de su padre, como el niño que descansa sereno en el regazo de su madre… Dios es nuestro Padre, es nuestra Madre, por eso, quien vive con esa actitud de apertura, de confianza en Él, puede mantener con Él una relación cercana, vital, afectiva…
Haz hoy tu oración intentando mantener esa actitud… Imagínate por un instante como un niño en el regazo de su madre… como una niña, agarrada segura de la mano de su padre… Experimenta esa paz, esa seguridad, esa confianza… y deja que esa paz y esa confianza te inunden por dentro y vaya luego impregnando tu vida… Deja tus problemas, tus preocupaciones en él… como un niño se abandona seguro y confiado en quien, para él, todo lo puede…

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