lunes, 22 de septiembre de 2008

Nadie puede estar al servicio de dos señores (Mt 6,24)

Esta corta sentencia de Jesús hay que entenderla en el contexto de aprender a hacer buen uso de los bienes. De hecho concreta diciendo: “No puedes servir al mismo tiempo a Dios y al Dinero”.

Muchos dirán, ¿y por qué no?

Jesús no se opone al uso de los bienes. Al contario, los bienes son dones de Dios de los que hay que aprender a disfrutar y que nos han sido dados para servir a los demás. Una vez más, el problema es dónde pongo mi seguridad, en qué está apoyada mi vida, en Dios o en el dinero… Con ello nos viene a decir, también, que quien vive obsesionado por el tener, es difícil que entre en la dinámica del evangelio que es compartir…

Todos en esta vida estamos centrados, “obsesionados” por algo… Unos por la imagen; otros por el bienestar… Y en torno a eso gira nuestra existencia… Y hacemos lo que sea por conseguirlo…o por no perderlo... Jesús nos dice que nuestra vida sólo puede estar focalizada por una sola cosa, de lo contario, andamos divididos... Y nos propone que lo pongamos a El en el centro… Él es el único que merece estar en el centro de nuestra vida, Él único al que realmente podemos servir sin terminar siendo esclavos…

Pregúntate: ¿A quién sirves? ¿Qué o quién es el centro de tu vida? ¿De qué eres esclavo? Y pídele al Señor estar a su servicio, empeñar tu vida en la misión que Él te ha encomendado, haciendo presentes los valores del evangelio en tu entorno, allí donde Él ha querido que lo sirvas...

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