jueves, 4 de septiembre de 2008

Orar con el Padrenuestro (8): “Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos…”

Padre,
todos los días, cuando rezo el Padrenuestro,
te pido que perdones mis pecados…,
pero reconozco que, en realidad,
me resulta muy difícil sentirme pecador…

Me siento como el joven rico
porque no robo, no mato, cumplo con lo que está mandado…
O como el fariseo que te oraba en el templo
y te daba gracias porque era un hombre bueno,
no como otros…
Y, sí, Padre, en el fondo no me siento pecador
y siento que hay otros peores que yo,
a quienes juzgo y con quienes me comparo…

Padre,
quisiera sentir, más bien,
como el Hijo Pródigo…
¡Cuántas veces me he alejado de tu casa,
de tu amor, de tu voluntad…!
Y cuántas veces me has acogido con los brazos abiertos…

Padre, que me sienta necesitado de tu amor,
de tu perdón, de tu misericordia…,
pues sólo así tendré un corazón misericordioso.

Padre, que aprenda a perdonar de corazón, como Tú me perdonas.
Que no anide en mí el rencor ni el deseo de venganza…
que no guarde eternamente las ofensas…
Y que tenga la humildad y el coraje de pedir perdón…

Padre, que aprenda a perdonar
como Tú me perdonas…

Inspirado en un escrito del P. Jorge de la Cueva, SJ, publicado en Magnificat del mes de agosto 2008, pp. 26-31.

No hay comentarios: