Estamos en plena cuaresma, a un paso de comenzar el Triduo Pascual. Una vez más volvemos a recordar hasta donde llegó la comunión de Jesús con la humanidad. Su muerte nos sigue resonando como un canto a la libertad, a la vida, al amor sin límites….
Nada ni nadie pudo endurecer su corazón. Hoy más que nunca debemos celebrar la Pascua optando por el proyecto de Jesús en nuestro mundo, en nuestras vidas, en el día a día, convirtiendo nuestro corazón en un corazón que sintoniza con el sufrimiento, un corazón fuerte y bondadoso donde quepan todos los hermanos.
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