- Buscar a Dios consiste en dejarse amar por Él, permitir que Él posea tu vida, que Él sea el dueño de tu historia.
- Buscar a Dios consiste en penetrar plenamente y sin miedo en su misterio y dejar que Él penetre todo nuestro ser sin ponerle, por nuestra parte, ninguna clase de condición.
- Quien busca a Dios de verdad comienza por olvidarse de sí mismo.
- Vive dejándose llevar por Dios, en una actitud de disponibilidad total y de servicio a los hermanos.
- El que desea encontrar a Dios lo busca por el camino del silencio, necesita tiempos, espacios de silencio.
- No se hace notar, no quiere hacerse ver en nada. Camina, trabaja, lucha. Vive sin ostentaciones. Sin embargo, siempre tiene una palabra humilde de aliento para el hermano.
- El tener en tu vida espacios de silencio y de oración para buscar a Dios explícitamente se convertirá en una necesidad para ti. Pero no olvides que no podrás callar ni hacer silencio para buscar a Dios si no has aprendido en la escuela del silencio a escuchar a tus hermanos.
- Buscar a Dios es estar dispuesto a dejarte encontrar por Él, a permitir que su luz invada todos los rincones de oscuridad que haya en tu vida y que su amor siembre de comprensión, misericordia, bondad tu vida de relación y de servicio a los hermanos.
- Buscar a Dios consiste en recordar que la Iglesia necesita de tu servicio, de tu trabajo apostólico, pero que también necesita de tu vida consagrada y centrada en Dios.
- Si tu vida es una búsqueda de Dios, cuando hables de Él en tu servicio apostólico, no lo harás "de memoria". Hablarás, en cambio, de alguien a quien conoces, con quien hablas, convives... y a quien amas de verdad.
Jaume Boada, O.P.
En "Por el camino del silencio"
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